Para prevenir los saqueos las autoridades neozelandesas declararon hoy el toque de queda en Christchurch, la segunda ciudad más grande del país, que fue sacudida por un terremoto el 22 de febrero.
La medida también tiene otro sentido práctico: se aprovecha con el fin de tener varias horas el silencio en la calle para localizar a los sobrevivientes que aún están atrapados bajo los escombros de los edificios. Y también se crea de este modo un perímetro de seguridad ciudadana, para evitar más víctimas por nuevos derrumbes de edificios dañados.
Mientras prosigue la búsqueda de los desaparecidos, el número de víctimas mortales asciende ya a 75. En más de una ocasión los equipos médicos se vieron obligados a realizar amputaciones para liberar a los atrapados de entre los cascotes. Según informó la agencia EFE, el jefe policial para la coordinación de los rescates, Russell Gibson advertía que las comisarías estaban recibiendo mensajes de texto de muchas víctimas vía teléfono móvil en los que pedían auxilio. El rescate avanza con la ayuda de perros adiestrados.
El director de la Policía local, Dave Cliff, señaló a la prensa este miércoles que seis personas ya habían sido detenidas en el centro de la ciudad por robo. Con el toque de queda se pretende no solo facilitar la vigilancia de los desplazamientos de los probables curiosos, sino también “mantener alejados” a los delincuentes que se quisieran aprovechar de la situación.
Prácticamente todos los barrios de Christchurch, ciudad en la que residen unos 400.000 vecinos, a partir de los primeros temblores se han quedado sin electricidad ni suministro de agua potable. El distrito central de la urbe está completamente destruido. A causa de los rieles dañados también está cortada la comunicación ferroviaria. Hasta 300 personas están desaparecidas y podrían permanecer con vida bajo los escombros.
Debido a la catástrofe la Federación Internacional de Tenis, tras consultar con la respectiva federación neozelandesa, ha decidido suspender el Mundial Individual Senior que se iba a jugar en esta misma ciudad la próxima semana. “Los organizadores ahora se centrarán en garantizar el regreso seguro de todos los participantes a sus países”, indicó la Federación en un comunicado difundido hoy.
La compañía J.P. Morgan cuantificó las pérdidas financieras de Nueva Zelanda en 12.000 millones de dólares. Otros expertos bajan ya sus previsiones sobre el crecimiento económico de la república: un 1.4%, cuando lo pronosticado era un 2% del P.I.B.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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