La canciller alemana, Angela Merkel llegó el pasado 14 de julio a la capital de los Urales, a Ekaterimburgo, para reunirse con el presidente ruso, Dmitri Medvédev.
Las consultas entre los gobiernos de Rusia y Alemania son regulares y habituales, pero pocas han sido tan importantes para ambas partes como esta ronda de negociaciones, celebrada entre los días 14 y 15 de julio, a la que asistieron directivos de casi todas las grandes empresas rusas y alemanas de los sectores industrial, materias primas, comercial y bancario. La delegación de cada país estaba integrada por unas 100 personas.
Esta ocasión es especial, porque han sido los problemas políticos internos los que han impulsado a Merkel a intensificar las relaciones con Rusia en materia comercial y de inversiones, haciendo especial hincapié en el sector energético y el de I+D.
Los intereses de Moscú y Berlín coinciden en los tres últimos puntos citados. En el fondo, el tema principal de la agenda de las consultas sostenidas en Ekaterimburgo ha sido el fortalecimiento de los lazos económicos entre los dos países. Pero, ante todo, Merkel necesita acelerar el impulso de recuperación de Alemania para restablecer sus propios índices de popularidad. Los alemanes están descontentos con las duras medidas de austeridad adoptadas para superar la crisis en la eurozona que han provocado una reducción en sus ingresos y beneficios sociales. Ya no llaman a su canciller como lo hacían antes: Mutti(mamita).
Según las últimas encuestas de opinión pública, la popularidad de la coalición de Merkel, el Partido Cristiano Demócrata y la Unión Cristianosocial (CDU/CSU), ha bajado a un 35%., al más bajo de su historia. Al mismo tiempo, los socialdemócratas y el Partido Verde han visto subir su aceptación a un 45%.
La propia coalición CDU/CSU mantiene una postura negativa frente a la política de su líder. Se tenían esperanzas en la victoria de la selección alemana de fútbol en Mundial de Sudáfrica de 2010 para salvar la difícil situación política, pero no se han hecho realidad.
Merkel inició su gira asiática en la ciudad de Ekaterimburgo, considerada en Europa como la puerta a Siberia, con el objetivo de abrir (o ampliar, para ser más precisos) el camino a las exportaciones alemanas hacia Rusia y Asia, buscar oportunidades de inversión y garantizarse recursos energéticos a un precio razonable. La canciller también planea visitar China y Kazajstán.
En vísperas de su visita, los círculos más cercanos a la canciller alemana no ocultaban que este viaje le permitiría desconectar un poco de los problemas domésticos y, además, le ofrecería la oportunidad de integrar a Alemania en los programas de modernización económica que están llevando a cabo Rusia, China y Kazajstán.
Según fuentes germanas, la industria alemana recomienda un apoyo decidido para modernizar la economía e infraestructura rusas de modo que se equiparen al nivel industrial y a las normas de calidad alemanas. Esta estrategia seguramente aumentará la demanda de productos alemanes en Rusia a corto-medio plazo, cosa que impulsará todavía más el desarrollo de la economía rusa. En otras palabras, Berlín quiere que Rusia alcance un nivel de desarrollo tal que implique una necesidad de alta tecnología alemana. Es una postura egoísta, pero lógica, ya lo dice el refrán ruso "La amistad es para los amigos, los negocios son aparte".
La delegación alemana ha venía encabezada por los jefes del mayor fabricante alemán de automóviles Volkswagen, el consorcio industrial Siemens, la empresa aeronáutica Airbus, el gigante químico BASF, el consorcio comercial Metro y el principal banco alemán de importaciones y exportaciones Commerzbank, entre otros.
En un principio se planeaba la firma de más de diez acuerdos en Ekaterimburgo, incluidos contratos que estipulan la participación de Siemens en el ambicioso proyecto del nuevo centro científico-tecnológico de Skolkovo (afueras de Moscú) que se está construyendo en Rusia, y la formación de gerentes rusos en las universidades de Alemania.
Un tema clave en la agenda de las consultas fueron los proyectos ferroviarios. Moscú y Berlín han cooperado en este sector durante décadas, y hoy en día Siemens y la red de ferrocarriles rusos RZD han perfilado la firma de un nuevo contrato de suministro de 240 trenes a Rusia por un monto de 2.200 millones de euros.
Hay que señalar que la colaboración entre la sociedad ferroviaria rusa y Siemens ya se plasmó en el trayecto Moscú-San Petersburgo con los trenes de alta velocidad Sapsan. RZD, además, también ha suscrito un contrato con la empresa alemana para el suministro, a partir de 2011, de trenes de cercanías Desiro que comunicarán Moscú con sus aeropuertos, circularán en otras grandes ciudades rusas y se utilizarán durante los Juegos Olímpicos de Invierno 2014 de Sochi (ciudad rusa sobre el Mar Negro). También se firmó un acuerdo con Siemens y Synara para la compra de 220 locomotoras eléctricas de carga.
En otro orden de cosas, Alemania espera que Rusia acelere la construcción del gasoducto Nord Stream, el nuevo proyecto de trasiego de gas desde Rusia a Europa a través del Báltico. Según informaron varias fuentes, Merkel sostuvo una reunión especial con Medvédev sobre el tema.
Alemania depende en gran medida de los recursos energéticos y las materias primas importadas de Rusia. En los primeros seis meses de 2010, Berlín ha importado un 13% más de los recursos naturales rusos que en el mismo período de 2009. A su vez, las importaciones alemanas en Rusia se redujeron en un 7% . Berlín espera que la modernización de la economía rusa y el desarrollo de proyectos innovadores aumenten sus exportaciones de tecnología y otros productos de alto valor añadido. Esto ayudará a cambiar toda la estructura económica rusa, lo que contribuirá al crecimiento de la producción industrial, demanda e importaciones alemanas.
La cooperación económica entre Rusia y Alemania es bastante intensa. Según la estadística alemana, las exportaciones alemanas a Rusia aumentaron un 200% desde 2000 hasta 2009. Debido a la crisis financiera, el intercambio comercial entre los dos países se ha reducido un 40% (en 39.900 millones de dólares) el año pasado. Pero a partir del inicio de 2010 ya se ha registrado un crecimiento en el volumen de los intercambios comerciales que se ha multiplicado por 1,5 veces entre enero y abril pasados para ascender a 15.200 millones de dólares.
La agenda política ha resultado mucho más modesta en comparación con la económica. Esto es positivo y significa que Rusia y Alemania mantienen posturas afines respecto a los principales asuntos geopolíticos.
Alemania apoya la propuesta de Moscú sobre el régimen de viajes sin visado entre Rusia y la UE. Pero la respectiva decisión la deben tomar todos los países miembros de la Unión Europea.
Hoy por hoy, se podría plantear que los residentes de la provincia de Kaliningrado (enclave ruso situado entre Lituania y Polonia) fueran los primeros ciudadanos rusos en viajar sin visado a la UE. Esta iniciativa ha sido apoyada por Berlín y Varsovia.
Durante su estancia en Ekaterimburgo, Merkel y Medvédev participaron en el foro empresarial ruso-germano "Diálogo de San Petersburgo", dedicado a la cooperación bilateral en diversos ámbitos entre Moscú y Berlín, que se celebra cada año alternativamente en Rusia y en Alemania desde 2000.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Andrei Fediashin
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