Esta semana, buques cargados con ayuda humanitaria, activistas, defensores de derechos humanos y periodistas a bordo, tienen previsto viajar de nuevo rumbo a la Franja de Gaza para romper el bloqueo de este enclave palestino en Israel.
Parece que la trágica muerte de nueve ciudadanos turcos tras el operativo militar israelí contra la primera Flotilla Libertad el pasado 31 de mayo, ha impulsado a los organizadores de esta campaña a repetir ese tipo de hazañas. ¿Qué consecuencias puede traer todo esto?
Para Israel, la operación realizada para interceptar la Flotilla Libertad fue un fracaso militar, informativo y diplomático rotundo, a pesar de que la comunidad internacional hizo la vista gorda ante el hecho de que algunos tripulantes de uno de los barcos del convoy no eran precisamente activistas pacíficos.
Pero para el gobierno de Israel, la crítica de la opinión pública internacional tiene poca importancia, al fin y al cabo, esta no es la primera y tampoco será la última. Lo peligroso es que Israel deteriora sus relaciones con Turquía.
Para empezar, varios programas de cooperación turco-israelí en el ámbito de energía y suministro de agua ya fueron congelados y también es muy probable que Ankara anule acuerdos de cooperación militar y seguridad estratégicamente muy importantes suscritos con Israel.
Otro peligro es la tendencia que comentó recientemente el jefe del servicio secreto israelí, el Mossad, Meir Dagan, cuando dijo que Israel paulatinamente deja de ser un socio importante para EEUU, para convertirse en un gran problema.
Al respecto, para nadie es un secreto que Washington, además de proporcionar un considerable apoyo financiero y militar a Israel, fue el único defensor de Tel Aviv contra la aplicación de sanciones internacionales tras el asalto a la Flotilla Libertad.
Y sin embargo, todavía no se puede hablar de que ha ocurrido una catástrofe diplomática. Turquía no ha roto sus relaciones con Israel. Al mismo tiempo, entre bastidores políticos se trata de esclarecer quién, en esencia, financió la Flotilla Libertad y si estos recursos tienen algo que ver con organizaciones terroristas, según sugieren ciertos medios de prensa.
Además, en la comunidad europea, incluidos políticos influyentes, afirman que Israel tuvo y tiene el derecho de asegurarse de que las cargas humanitarias transportadas a la Franja de Gaza no supongan una amenaza para su seguridad.
El asunto es, ¿cómo se realizará el transporte de esas cargas? ¿Mediante flotillas provocadoras?
Acciones parecidas llevadas a cabo hace más de sesenta años, obligaron a la ONU a adoptar la resolución sobre la creación de dos Estados independientes: uno judío y otro árabe en el territorio de Palestina.
En aquella época, buques transportaron a los judíos que lograron sobrevivir en países europeos tras la derrota de los nazis a Palestina, un territorio bajo el mandato británico (1920-1948) asignado por la Sociedad de Naciones.
La emigración a Palestina estaba prohibida y los soldados ingleses interceptaban los buques y deportaban los refugiados de vuelta a Europa. A pesar de los esfuerzos de los militares británicas, varios buques lograron romper el bloqueo. Los fracasos tampoco pasaron desapercibidos, suscitando una gran polémica en los medios de prensa.
Uno de los casos más conocidos fue la historia del buque Exodus con 4.500 pasajeros a bordo. Los periodistas bautizaron este buque el Auschwitz Flotante.
Las fotografías de los refugiados forzados a desembarcar y transferidos después a los campos de concentración en Alemania, tuvieron una influencia tan fuerte en la opinión pública internacional que transcurridos dos meses, la ONU se vio obligada a aprobar una resolución que puso fin al mandato británico y ordenó la división de Palestina.
Es por esto que los israelíes comprenden muy bien en qué juego se pueden ver involucrados si los obligan a abordar los buques que transportan ayuda humanitaria a Gaza, pero en las actuales circunstancias, parece que no tienen otra opción.
Porque otras flotillas también se preparan para romper el bloqueo. La semana pasada, el líder del movimiento libanés Hezbollah, el jeque Hasan Nasralla, instó a enviar más flotillas Libertad a Gaza, declarando que Israel que ya vio la bandera turca (en los buques de la Flotilla Libertad) en poco tiempo también verá la bandera de Hezbollah.
La declaración del jeque Nasralla puede interpretarse de cualquier forma, pero es poco probable que este tipo de retórica obligue a los israelíes a aceptar fórmulas de compromiso.
Cada buque que se dirija a la costa de Gaza es considerado por Israel como un potencial suministrador de armas y guerrilleros, y mencionar la banderas de Hezbollah, aunque sea de forma hipotética, tiene para Israel el efecto de un capote rojo para un toro de lidia.
En este sentido vale recordar que algunas de las guerras en Oriente Medio surgieron a raíz de insinuaciones mucho menos provocativas. Hoy en día contra Tel Aviv se está lanzado un reto tras otro.
La misión para romper el bloqueo de la Franja de Gaza es seguramente altruista. Pero ¿se dan cuenta los activistas de derechos humanos, especialmente los europeos y estadounidenses, de que se convierten paulatinamente en marionetas de los movimientos de resistencia, en primer lugar, de Hamas palestino y Hezbollah libanés? Ambas organizaciones incluidas en las listas negras de EEUU y Europa.
Es posible que esto no tenga ninguna importancia para los defensores de derechos humanos que militan en los movimientos europeos de izquierda. Pero también hay que tener en cuenta la opinión de diputados del Parlamento europeo y sectores políticos influyentes en los gobiernos de países en el Viejo Continente y del mundo.
Los activistas que participan en la misión humanitaria hacia la Franja de Gaza deben comprender que el bloqueo que sufre ese enclave no sólo se debe a Israel sino también a la división interna palestina y la falta casi absoluta de contactos entre las agrupaciones Fatah y Hamas.
Es más, la Franja de Gaza está bloqueada no sólo por Israel, sino también por Egipto. El puesto de control en la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza sólo se abre temporalmente.
Por ejemplo, fue abierto tras la tragedia del pasado 31 de mayo para evitar una posible crítica de la comunidad árabe contra las autoridades de El Cairo. ¿Durante cuánto tiempo estará abierto?
A raíz de los últimos acontecimientos en Gaza, los líderes del Fatah y Hamas han emprendido pasos para mejorar sus relaciones.
¿Cuántos pasos similares se han emprendido en el pasado?
¿Existe el riesgo que las actuales iniciativas de la comunidad internacional dirigidas a normalizar la situación en la Franja de Gaza choquen con los mismos obstáculos que antes, es decir, los conflictos internos entre los palestinos?
Israel es responsable del fracaso de la misión de imposición de paz, y por consiguiente es responsable de los problemas en la Franja de Gaza y de la tragedia reciente ocurrida en el mar. Pero no puede y no debe ser el único responsable.
Viejo Condor
RIA Novosti
María Appakova
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI