sábado, 31 de agosto de 2013

¿Habrá guerras por el agua en Asia Central?

¿Habrá guerras por el agua en Asia Central?
La pregunta que más se repetía en la Conferencia Internacional de Alto Nivel sobre la Cooperación en materia del Agua era: ¿Cuándo estallará la guerra por los recursos hídricos en Asia Central?
Aseguraba el escritor británico Rudyard Kipling que la bebida era más importante que la comida; y parece estar en lo cierto. En septiembre del año pasado el presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, avisó al mundo de los posibles conflictos armados en la región debido a problemas con el agua. El tema no ha tardado en convertirse en uno de los más debatidos por los expertos.
Nada tenía de extraño por lo tanto que, en vísperas del evento, todo el mundo se preguntara si acudiría la delegación uzbeka a la capital de Tayikistán, lugar de celebración de la conferencia. La expectación se mantuvo hasta el último instante: los organizadores y los asistentes estaban seguros de que el país vecino estaría representado por algún funcionario de la Embajada de Uzbekistán. Las tensiones existentes en estos momentos entre Uzbekistán y Tayikistán por sus disputas en torno a los recursos hídricos y la energía son de sobra conocidas.
Poco antes de la inauguración del foro se supo que la delegación gubernamental de Uzbekistán estaría encabezada por el viceministro de Agricultura y Recursos Hídricos Shavkat Jamraev. La noticia resultó ser una completa sorpresa para todos. Como también lo fue el hecho de que Rusia estuviera representada por el embajador en Dusambé Yuri Popov que, además, en breve acaba su mandato. Sin embargo, esta circunstancia se debió a las inundaciones que estaban azotando el Lejano Oriente ruso y obligando a los expertos del Ministerio de Recursos Hídricos de Rusia, en un principio enviados a Dusambé, a cambiar de destino.
Nunca ha recibido la capital tayika un foro internacional de semejante nivel: delegados de 70 países, vicesecretarios generales de la ONU, el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la directora general de la UNESCO y otros políticos y funcionarios de alto rango.
Para la comodidad de los invitados incluso fueron organizados vuelos chárter desde Estambul. La organización del evento también tuvo el más alto nivel: a la tradicional hospitalidad tayika se añadió el deseo de quedar a la altura en vista de las próximas elecciones presidenciales.
En la ceremonia de apertura, el presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, hizo un llamamiento a los países de la región a cooperar de manera intensa en el aprovechamiento de los recursos hídricos y en la construcción de instalaciones hidroeléctricas. Su discurso era una especie de manifiesto político nacido de la necesidad de conseguir una “tregua del agua”.
“Nos damos cuenta, señaló el presidente Rajmón, que sólo la cooperación civilizada y la voluntad política podrán abrirnos camino hacia el progreso y el desarrollo en la mencionada esfera. Tayikistán siempre está abierto a este tipo de cooperación”, apuntó. El líder tayiko anunció la intención de crear en Dusambé el Centro Internacional de la Diplomacia del Agua. Podría parecer que Tayikistán quiere seguir el ejemplo de Ashjabad, capital de Turkmenistán, donde lleva muchos años abierto un centro regional de la ONU para diplomacia preventiva.
Pero existe un detalle muy importante: Turkmenistán se ha declarado país neutral, de modo que está en su derecho de hacer de mediador en conflictos. Mientras que Tayikistán, junto con Kirguizistán, es una de las partes enfrentadas en el conflicto por el agua en la región. Por lo tanto, será difícil saber si la iniciativa tayika tendrá algún resultado.
Dusambé y el presidente Rajmón se comportaron en la conferencia con mucho tacto, sin permitirse reproches hacia los vecinos uzbekos por sus intentos de bloquear la realización de determinados proyectos en la esfera de la construcción de centrales hidroeléctricas.
“Todo el mundo necesita el agua. Nuestra demanda es que se haga un uso racional del agua que sale de Tayikistán. Y con esto no estamos haciendo una crítica a nadie: esta demanda va dirigida también a nosotros mismos”, declaró en Dusambé el representante permanente de Tayikistán ante la ONU, Sirodzhiddin Aslov.
Era evidente que las palabras del diplomático tayiko estaban dirigidas a Uzbekistán, donde se cultivan enormes extensiones de algodón en terrenos irrigados sin demasiada eficiencia hídrica. Se trata de un problema generalizado en toda la región. Los cultivos de algodón en Turkmenistán son igualmente ineficientes, según comenta el profesor Jodzhamajmad Umárov, un famoso economista tayiko que no oculta su envidia por los cultivos de riego por goteo que hay en Israel, tecnología que permite un ahorro de agua del 90%.
Este académico, sin embargo, tampoco ahorra críticas contra las autoridades de su país, que han sido incapaces de hacerse con los servicios de buenos especialistas para participar en las negociaciones con los países vecinos.
Merece la pena señalar que en Tayikistán, al revés de lo que ocurre en los otros países de la región, uno puede encontrar puntos de vista distintos de los oficiales expresados públicamente, incluso si los autores de estas críticas no gozan del favor de las autoridades, como es el caso del profesor Umárov.
Los representantes de Uzbekistán, por su parte, preferían señalar la otra cara del problema: es decir, que los países que están en el curso alto de los ríos utilizan el agua embalsada en las presas para la producción de energía eléctrica, ignorando las demandas de irrigación de los países que se hallan en el curso bajo.
Era una cosa que no ocurría hace veinte años. Así lo afirmaba en Dusambé Shujrat Mujametzhánov, uno de los miembros de la delegación uzbeka. En 1993 se tenían en cuenta los dos intereses: los de la producción de energía eléctrica y los de los cultivos de regadío. Era algo que no tenía nada de sorprendente porque, en aquella época, seguía habiendo mucha inercia de la época soviética en la que los coeficientes de reparto del agua en Asia Central se decidían de modo centralizado desde Moscú. Es una situación que reconocen en Tashkent, en Bishkek y en Dusambé…
Hoy en día, sin embargo, aspirar a que Moscú volviese a poner de acuerdo a sus antiguos satélites en la cuestión del agua en la región es una tarea similar a las   ecuaciones de los matemáticos: aquellas en las que la cantidad de incógnitas es mayor que la cantidad de igualdades entre las expresiones matemáticas.
Oligarca ruso no consiguió su central eléctrica en Tayikistán
Son de sobra conocidos los muchos intentos que ha hecho Dusambé para acelerar la construcción de la central hidroeléctrica de Rogún. Dentro de poco se cumplirán los 10 años de esta historia.
En aquel entonces, en los primeros años 2000, Moscú prometió que la central de Rogún la construiría Oleg Deripaska, dueño de la empresa Rusal. Sin embargo, cuando Dusambé impidió que Deripaska se hiciera con el control de la Fábrica Tayika de Aluminio (Talko), el empresario ruso retiró sus posiciones de la república centroasiática. Con la adquisición de Talko, el mayor consumidor de energía eléctrica de toda Asia Central, sí habría tenido sentido para Rusal la construcción de la central hidroeléctrica de Rogún.
Un argumento adicional para la salida de Deripaska de Tayikistán fue su negativa a cumplir con el deseo de las autoridades locales de batir el récord de altura de una presa en la región, llegando hasta los 335 metros. La propuesta de Rusal de limitar la altura de la presa a los 280 metros y no hacerla de hormigón armado sino con materiales sueltos, nunca fue aceptada por Dusambé.
En principio, las demandas de las autoridades locales parecían razonables, ya que cuanto más alta es la presa más barata es la producción de cada unidad de energía. No parece haber habido nada personal en la decisión de Deripaska, simplemente sin el control de Talko, la central de Rogún dejaba de tener interés.
Cuando, pasados unos años Afganistán y Pakistán prometieron pagar un precio suficientemente alto por la energía eléctrica producida en Tayikistán (entre 4 y 8 céntimos por kWh), el tema de la construcción de la central de Rogún se convirtió en una especie de asunto nacional para el país.
Ante la ausencia de un inversor extranjero que pudiese finalizar la construcción de Rogún, la presa fue declarada “obra nacional”. Familias enteras fueron obligadas a comprar unas acciones especialmente emitidas con ese fin. Así se logró reunir 280 millones de dólares.
Hoy en día la construcción está detenida, de modo que el dinero recaudado está depositado en una serie de bancos. La razón de la paralización de las obras está en la oposición de Uzbekistán al proyecto, que lo considera una amenaza a su seguridad nacional.
Desde Tashkent, el embalse de las aguas en la presa de Rogún, que podría durar unos 14 años, con consiguiente regulación del cauce del río, se ve como una amenaza para los cultivos de regadío de algodón. Además, supondría dar a Dusambé la posibilidad de ejercer presión política sobre Uzbekistán.
RusHidro paraliza la construcción de una central hidroeléctrica en Kirguizistán
Una reacción muy parecida provocan en Tashkent los planes de construcción de las centrales hidroeléctricas de Kambarata-1 y de la cascada de centrales hidroeléctricas de Narýn Alto en Kirguizistán. Uzbekistán teme que haya menos agua para aprovechar para el regadío.
Moscú se ha visto envuelta en los debates entre Tashkent por una parte y Dusambé con Bishkek por otra, sobre todo después de que las autoridades rusas prometieron a Kirguizistán participar en la construcción de Kambarata y de cuatro centrales de la cascada de Narýb Alto.
Sin embargo, entre una promesa y su cumplimiento a menudo media un abismo: bajo el pretexto de perfeccionamiento de los planos técnicos recientemente se ha suspendido la obra en la cascada de Narýn Alto. Kirguizistán insiste en que la interrupción de la obra se debe a las discrepancias entre el presupuesto anunciado por la empresa rusa RusHidro y los costes finales del proyecto. Finalmente el coste total equivalió a unos 1.100 millones de dólares. Eso significa que Bishkek tardará años en devolver a RusHidro las inversiones y convertirse en propietario de las centrales eléctricas.
El futuro de la central hidroeléctrica de Rogún también es muy incierto. Por segundo año consecutivo no se hacen públicos los resultados de la revisión internacional de la obra. El proyecto se financió con fondos del Banco Mundial y su realización se concedió a una empresa suiza y otra francesa. Dado que el concurso público para el peritaje fue convocado por Tayikistán, Tashkent muestra desconfianza por estos resultados todavía no anunciados e indica que sus requisitos técnicos no se han tenido en cuenta.
Moscú tiene otra propuesta de Dusambé
En estas condiciones Tayikistán, consciente de que más vale pájaro en mano, ha optado por concentrarse en la solución de problemas más concretos y en reducir su propia dependencia de la generación de energía eléctrica. Para ello necesitarían contar con la ayuda de Rusia.
Y recientemente a las autoridades rusas se les propuso construir cuatro centrales pequeñas y medianas en dos ríos tayikos.
Con toda seguridad Moscú esperará cobrar la deuda de unos 70 millones de dólares por la energía eléctrica suministrada al país centroasiático. En caso de no hacerlo, Dusambé -que tiene problemas con el control del consumo de la energía- Rusia podría plantear la posibilidad de adquisición de determinados activos industriales de Tayikistán.
Y en cuanto a la guerra en Asia Central, su amenaza podría ser muy convincente a la hora de negociar sobre el problema. De modo que la Conferencia de Dusambé parece haberse celebrado en el momento perfecto.

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Arkadi Dubnov
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Como en Irak, EE.UU. busca falsas razones para atacar Siria


Vicky Peláez
Iniciar una guerra de agresión es un crimen y ninguna situación política o económica puede justificarla (Robert H. Jackson, jefe de los fiscales norteamericanos en el Tribunal de Nuremberg, 1945-1946)

El cinismo del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama y de sus secuaces incondicionales: el primer ministro británico, David Cameron y su homólogo francés, Francois Hollande, al acusar al gobierno de Siria de “usar armas químicas contra la población civil” sin presentar ninguna prueba concreta, ya superó con creces la desfachatez del ex presidente George W. Bush cuando en 2003 desató una guerra contra Irak a base de pruebas falsas sobre la existencia de armas de destrucción masiva.
Al menos en aquel entonces el ex secretario de Estado Colin Powell presentó fotos, videos, grabaciones telefónicas, inclusive  un frasco con contenido desconocido, pero todo había sido fraguado por los servicios especiales como se descubrió  después.
Pero para el desesperado Barack Obama es suficiente un video  de fuentes anónimas,  presentado en YouTube el 20 de agosto pasado por el supuesto uso de armas químicas contra la población civil y utilizado por el régimen de Bashar al-Assad en el barrio Ghuta localizado en el suburbio de la capital Damasco,  para responsabilizar al gobierno sirio de este crimen.
Se calcula que en aquel ataque murieron entre 300 a 1,000 personas y más de 3,000 acudieron a los centros médicos. Pero lo curioso y para sorpresa del mundo  el video de YouTube fue divulgado un día antes del uso de las armas químicas, incluyendo el gas sarín, que tuvo lugar el 21 de agosto pasado. ¡Qué falta de coordinación e imaginación en prefabricar y presentar una prueba teniendo a su disposición 17 servicios de inteligencia nacional, más el MI6 británico y la DGSE francesa!
Para estos tres líderes de los iluminados halcones de guerra no vale nada la declaración de la presidenta de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Armas Químicas y Biológicas en Siria de las Naciones Unidas, Carla del Ponte hecha el 28 de agosto pasado indicando el uso del gas sarín  o GB por los “rebeldes de oposición” el fatídico 21 de agosto. El senador norteamericano Bob Corker, expresando la opinión de Washington ya lanzó su grito de guerra anunciando que “La respuesta de Estados Unidos por el uso de armas químicas en Siria por su gobierno es inminente, será una operación militar quirúrgica en Siria que no necesita ninguna autorización de nadie”, dijo.  Para acelerar un posible ataque contra Siria en apoyo de los mujahidines, el secretario de Estado, John Kerry llamó al secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon para que pare la investigación en Ghuta del prestigioso especialista sueco, Ake Sellstom y su equipo de la Organización para la Prevención de Armas Químicas  aduciendo  que ya era demasiado tarde para obtener pruebas.
Sorpresivamente por primera vez desde su elección como  Secretario General de las Naciones Unidas en 2007, Ban Ki-Moon se opuso y decidió  concluir la investigación sobre el uso del gas sarín, además su portavoz, Farhan Haq desmintió los argumentos de John Kerry indicando que “el gas sarín puede ser detectado meses después de su uso”. Esta desobediencia de Ban Ki Moom a Washington le podrá costar caro en el próximo futuro. Mientras tanto su equipo de investigación de la Organización de las  Naciones Unidas (ONU) prometió presentar pruebas concretas el 31 de agosto. El apuro de EE.UU. y sus aliados de iniciar acciones bélicas contra Siria lo más pronto posible y sus presiones sobre la ONU son comprensibles. Washington tiene miedo de que los investigadores no obtengan pruebas del ataque usando el gas sarín por las fuerzas armadas de sirias.
Lo mismo pasó en el 2002 y 2003 cuando Norteamérica  rechazó la conclusión de los inspectores de la ONU sobre la ausencia de las armas de destrucción masiva en Irak y les ordenó salir del país abruptamente. En aquel entonces el gobierno de George W. Bush había tomado la decisión con anterioridad de ir a la guerra y no les  importó ni la opinión pública mundial  ni las declaraciones de especialistas contrarias a su plan. Algo parecido está pasando ahora. Recientemente hubo una reunión de EE.UU. y sus aliados en Jordania, donde están estacionadas las tropas norteamericanas, para decidir próximos pasos a seguir en relación a Siria y presentar sus “propias evidencias” para justificar lo injustificable: una  agresión contra Siria.
No es la primera vez que se habla del uso de armas químicas en Siria. Tales incidentes tuvieron lugar en marzo y mayo pasados y en ambos casos fueron presentados pruebas de que las usaron tanto al-Qaeda como su brazo derecho en Siria, al-Nusra (Frente Nusra) cuyos mujahidines han ido  recibiendo entrenamiento en Turquía en los últimos dos años y se le considera uno de los más vociferantes enemigos del régimen de Assad.  Hace poco la policía turca les decomisó a sus militantes contenedores de gas sarín. A la vez Qatar y Arabia Saudita están financiando estas organizaciones terroristas. Todo esto significa que Estados Unidos, Reino Unido,  Francia e Israel están en una estrecha y abierta alianza tanto con al-Qaeda como con al-Nusra en Siria, a pesar de llamarlos oficialmente terroristas y enemigos del occidente.
Hace poco en una entrevista con el periódico ruso Izvestia, el presidente sirio Bashar al-Assad aclaró que “El principal motivo por el que continúan las acciones militares es la gran cantidad de terroristas que llegan continuamente a Siria desde el extranjero. Además, continua la financiación  de estos, desde el extranjero, así como el suministro de armamento…El terrorismo no es como una carta de naipes en el bolsillo que puedes sacar y utilizar cuando lo deseas y después volverla a guardar. El terrorismo, como el escorpión, muerde en cualquier momento. En consecuencia, no se puede estar a favor del terrorismo en Siria y en contra de él en Mali”. Respecto a la acusación por el uso de armas químicas, contestó con una pregunta: ¿”Acaso el Estado puede utilizar armas químicas o cualquier otro tipo de armas de destrucción masiva en un lugar donde están concentradas sus tropas? Por esto, este tipo de acusaciones son exclusivamente políticas”, dijo.
En realidad la decisión de sacar del poder al presidente de Siria Assad fue tomada hace siete años por Washington. De acuerdo a WikiLeaks que divulgó un informe de la embajada norteamericana en Damasco dando consejos al gobierno sobre los puntos vulnerables del gobierno sirio y las acciones para tomar para terminar con su régimen. Sin embargo, un año antes, en 2005, la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice advirtió sobre los “próximos cambios en el Medio Oriente de acuerdo a los intereses de seguridad nacional de Norteamérica”. Posteriormente apareció la declaración del ex comandante de la OTAN durante la guerra de 1999 en Yugoslavia, el general retirado Wesley Clark, anunciando que “Vamos a invadir siete países en cinco años comenzando con Irak, después Libia, Somalia, Sudán, Líbano, Siria y finalmente Irán.”
En relación a Siria, el ex líder de los Demócratas Liberales británicos, Lord Ashdown declaró que la CIA con el dinero de Arabia Saudita y Qatar (unos tres mil millones de dólares) transfirió a los grupos jihadistas en Siria 3.500 toneladas de armamento procedente de Bosnia. “Lo que quiere Estados Unidos es fomentar grupos de jihadistas suníes para que hagan la guerra contra shiitas en Siria e Irán”. Actualmente existen en el país 1.200 unidades de este tipo.  En la guerra de Irak los norteamericanos  hicieron al revés, fomentaron  la guerra de los shiitas contra los suníes para debilitar ambos lados y enfrascarlos en la enemistad que perdura hasta ahora. La organización al-Qaeda, creación de los Estados Unidos y que fue admitido públicamente por Hilary Clinton,  ha sido el instrumento principal de los norteamericanos para no permitir la unidad y la integración en el Medio Oriente.
Frente a la solidez y fortaleza del régimen de Bashar al-Assad que los mercenarios de al-Qaeda y de al-Nusra no pudieron derrocar o simplemente debilitar, Estados Unidos utilizará tarde o temprano sus “limitados ataques quirúrgicos” parecidos a los que realizó contra Yugoslavia en 1999. Para eso, como  informa el diario Marine Corps mandó a la región cuatro destructores armados con misiles de crucero  Tomahawk y dos unidades expedicionarias de marines: número 26 y número 13.
Apenas se anunció la posibilidad de un ataque contra Siria con misiles Tomahawk las acciones de la corporación Raytheon que los ensambla subieron drásticamente en el Wall Street, después que se divulgó la información que para destruir los  50 blancos vitales para la seguridad nacional de Siria se necesitarían no menos de 500 misiles Tomahawk, costando cada uno de ellos no menos de un millón de dólares. Si se confirma la tesis de que la guerra trae sufrimiento a unos y el enriquecimiento a otros.
Sin embargo, la bravura belicosa de Barack Obama y de sus aliados británicos y franceses  después de propagarse el famoso video en YouTube el 20 de agosto pasado, empezó a sentir mella el jueves 29 de agosto cuando el parlamento británico votó contra la moción del primer ministro David Cameron pidiendo autorización de acción militar contra Siria. Por primera vez este halcón británico  tuvo que reconocer que “No se puede afirmar con seguridad del 100 por ciento quién es el responsable del ataque químico”. Después de la votación del parlamento, el ministro de defensa, Philip Hammond anunció que el Reino Unido no va a participar en las acciones militares contra Siria.
Unas horas antes, el gobierno de Italia indicó que no apoyará ataque contra Siria si no existe una resolución de la Organización de las Naciones Unidas y tampoco permitirá el uso de seis bases militares que Estados Unidos tiene en el país. La canciller de Alemania, Angela Merkel se puso de acuerdo con el presidente de Rusia Vladimir Putin de no apresurarse con ninguna decisión antes de tener el informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Aprovechando este momento de debilidad en la alianza FUKUS (Francia, Reino Unido y Estados Unidos) el gobierno de Siria anunció que estaba listo para la invasión teniendo a su disposición  más de 8.000 militares dispuestos a convertirse en kamikazes en caso de intervención militar, apoyo de la mayoría del pueblo sirio, del Irán del Hezbolá libanés. El presidente Bashar al-Assad advirtió que “las amenazas de agresión contra Siria no harán sino fortalecer nuestra fidelidad a los principios de independencia de nuestro pueblo. Siria sabrá defenderse frente a cualquier agresor”.
La palabra final pertenece ahora al Premio Nobel de la Paz, Barack Obama que inesperadamente perdió un fuerte aliado en su iniciativa bélica, Gran Bretaña quedándose con Francia, la Liga de los Países Árabes, Israel, Turquía y sus nuevos seguidores lithuanos, estonianos y letuanos - pobres pero belicosos para el gusto de su amo. El 60 por ciento del pueblo norteamericano está contra el plan de Obama de efectuar un “ataque militar limitado” contra Siria.  ¿Escuchará  esta vez Barack Obama  la voluntad de su pueblo o se guiará como ha hecho el y todos sus predecesores, siempre por los intereses de las corporaciones como Raytheon y ofreciendo como de costumbre burdas mentiras a sus ciudadanos para justificar una nueva aventura bélica injustificable y rechazada por la mayoría de la población mundial?.  Solamente el tiempo dará la respuesta.
Un proverbio árabe reza: “Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente y el presente es tuyo”.  

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Ricki Pelaez
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Putin tilda de “provocación” las acusaciones de Washington contra Damasco

El presidente de Rusia, Vladímir Putin
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, tildó de “provocación” las acusaciones del uso de armas químicas lanzadas por Washington contra Damasco y exigió pruebas.
“EEUU denuncia que las tropas gubernamentales sirias usaron armas de destrucción masiva, en este caso químicas, y afirma que tiene pruebas. Que las presente a los inspectores de la ONU y al Consejo de Seguridad. Las afirmaciones de que dispone de pruebas pero son secretas y no pueden ser presentadas no resisten ninguna crítica. Son una falta de respeto hacia sus socios y la comunidad internacional. (…) Si las pruebas no se presentan significa que no existen”, declaró Putin.
A la vez, Putin recalcó que Rusia condena el supuesto uso de gases tóxicos y en caso de necesidad tomará una decisión consolidada sobre las medidas necesarias.
“En cuanto al supuesto uso de armas de destrucción masiva, incluidas las químicas, nuestra postura es coherente: nos oponemos categóricamente a esta práctica y la condenamos. En caso de que quede demostrada participaremos de manera consolidada en la elaboración de medidas para hacerla imposible”, señaló.
Según Putin, EEUU debe pensar en sus operaciones militares del pasado, como las de Afganistán e Irak, antes de elaborar el plan de una intervención en Siria que, sin duda, provocará víctimas, en particular, entre civiles.
Putin comunicó también que no trató la cuestión de Siria con su homologo estadounidense, Barack Obama, desde la cumbre del G-8 en pasado junio y expresó la esperanza de poder discutir este problema con él en el próximo encuentro del G-20 que tendrá lugar el 5 y el 6 de septiembre en San Petersburgo.
El presidente ruso reconoció que la negativa del Parlamento británico de participar en una intervención en Siria fue para él una sorpresa.
“Para mí fue una sorpresa total. Creo que todos nosotros en los últimos años nos acostumbramos a que la comunidad occidental actúa sin demasiadas discusiones. Al menos, del exterior parece que todo corresponde a los deseos y la postura del socio principal, EEUU”, indicó Putin.
Agregó que la decisión del parlamento británico señala que en el Reino Unido -que es el más cercano aliado estadounidense- “hay personas que se rigen por los intereses nacionales y el sentido común y aprecian su soberanía.

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)