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Moscú, 17 de agosto, RIA Novosti. Ya es tarde para renunciar al desarrollo del Bulavá, misil balístico que Rusia planea instalar en sus submarinos nucleares de cuarta generación clase Boreo, a pesar de que seis de las once pruebas efectuadas hasta la fecha con este proyectil fueron fallidas, opinan varios expertos citados hoy por el rotativo RBC Daily.
Una fuente del sector ruso de defensa mencionó el pasado fin de semana la posibilidad de rediseñar los submarinos Boreo (proyecto 955) para que puedan portar los misiles intercontinentales de propelente líquido Sinevá, si vuelven a fracasar los ensayos del Bulavá que es un proyectil de combustible sólido.
Los Sinevá se incorporaron al arsenal del Ejército ruso en 2007. Rusia posee vasta experiencia en lo concerniente a la producción de misiles de combustible líquido pero éstos implican mayores costes a la hora del mantenimiento y son más vulnerables ante la defensa antimisil del adversario. Además, pueden detonar a causa de un impacto, lo cual tiene mucha importancia tratándose de submarinos que se exponen a un alto riesgo de colisión con otros sumergibles.
Las potencias occidentales ya pasaron al uso de misiles de propelente sólido en sus fuerzas nucleares de emplazamiento naval. Rusia sólo cuenta con dos misiles terrestres de este tipo - Topol-M, ya incluido en los arsenales, y RS-25, en fase de ensayos - mientras que el único proyectil naval de combustible sólido, Bulavá, fracasó en más del 50% de las pruebas.
El desarrollo del Bulavá ya costó más de mil millones de dólares al fisco ruso pero la readaptación de sistemas de lanzamiento a bordo de submarinos Boreo podría resultar aún más cara. El Sinevá es casi 3 metros más largo que el Bulavá, por lo cual habría que rediseñar el casco del submarino.
"Sería mucho más barato construir un submarino nuevo que rehacer otro, que ya está prácticamente listo, para misiles diferentes", opina el experto independiente Andrei Ionin. Su colega Ígor Korotchenko, próximo al Ministerio ruso de Defensa, también piensa que es más conveniente presionar sobre los proveedores y dar los retoques necesarios al proyecto Bulavá".
Los expertos explican los recientes fracasos por "negligencia tecnológica". "Algunos productores suministran componentes defectuosos. La mala calidad del gasógeno no es un problema del Bulavá. Sólo hace falta mejorar la disciplina tecnológica", considera Korotchenko, convencido de que el Servicio Federal de Seguridad (FSB) debería participar en el proceso de recepción del producto. También opina que Rusia no tiene por qué concluir este proyecto en plazos reducidos: "Podemos trabajar en ello otros cinco u ocho años preservando las fuerzas navales de disuasión nuclear en su estado actual".
El periódico recuerda en este contexto que los servicios secretos supervisaban todas las fases de la producción durante el lanzamiento del proyecto nuclear en la Unión Soviética.
A finales de julio pasado, el viceministro ruso de Defensa, Vladímir Popovkin, dijo que "el país no tiene dinero para desarrollar cosas totalmente nuevas en el apartado de las fuerzas estratégicas nucleares de emplazamiento naval", por lo cual "es necesario dar retoques al Bulavá". También mencionó que el nuevo ensayo del Bulavá podría efectuarse este mes. La prueba anterior, que tuvo lugar el 15 de julio, terminó con la autoliquidación del proyectil. El fracaso provocó la dimisión de Yuri Solomónov, diseñador jefe del Bulavá y director del Instituto de Termotécnica de Moscú.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)