La policía de la India expulsó del país al ciudadano de Alemania Zonnteg Rainer Herman, por financiar, supuestamente, acciones de protesta por la puesta en marcha de la central atómica de “Kundakulan”, que se construye con asistencia de Rusia. Antes, las autoridades hindúes retiraron la licencia a unas cuantas organizaciones no gubernamentales, ONGs supuestamente implicadas en las protestas por la construcción de la central. Los expertos aseveran que el escándalo en torno a Kudankulam y la suspensión de su puesta en marcha favorece a los competidores de Rusia.
El primer ministro de la India, Manmohan Singh considera que, detrás de las protestas están las ONGs financiadas desde el extranjero, sobre todo desde EEUU y de algunos países europeos. A juicio del primer ministro, estas organizaciones no tienen en cuenta las necesidades de la India en el aumento de la producción de energía eléctrica. La puesta en marcha del primer generador de la central estaba planificada para fines de 2011. Sin embargo, las protestas de los habitantes del lugar que no cesan porque se oponen a la energía atómica, obligaron la suspensión de las obras por tiempo indefinido. El líder de los manifestantes y del “Movimiento popular contra la energía nuclear”, Idayakumar, amenazó incluso al presidente de la India con un tribunal, después de las declaraciones sobre la pista extranjera en el movimiento de protesta y lo instó a presentar su renuncia si no respalda sus acusaciones con pruebas.
Por lo demás, la investigación del gobierno mostró que las ONGs financian las manifestaciones de los opositores de la central nuclear, entregando sumas de dinero como ayuda a minusválidos. Y el ciudadano deportado de Alemania, según la policía, recolectaba dinero para esa actividad. Es más, los enemigos del proyecto reclutaban radicales antigubernamentales que amenazaban, incluso, con perpetrar actos terroristas contra la central atómica.
El movimiento contra la construcción de la central nuclear es respaldado, indirectamente, por países occidentales, señaló en entrevista a nuestra emisora Andrei Volodin, director del Centro de Investigaciones Orientales de la Academia Diplomática de la Cancillería de Rusia.
− Las motivaciones de este movimiento son bastante complejas. Por una parte, los pescadores y otros trabajadores del sector agrícola están inquietos por su vida y futuro después de lo de Fukushima. Por otra parte, el gobierno del Estado de Tamilnadu ha explicado hasta el cansancio a los manifestantes que, la central no supone ninguna amenaza ni para su vida, ni su salud ni para sus actividades económicas. Simultáneamente vemos que, representantes de EEUU, de Francia y de otros países respaldan, indirectamente, ese movimiento.
Tatiana Shaumyan, dirigente del Centro de investigaciones hindúes del Instituto de estudios orientales explica que el escándalo en torno a la central atómica de Kudankulan es una respuesta de los países occidentales al éxito de Rusia en el mercado indio.
− El mercado de la India es amplísimo. EEUU, que ha firmado varios acuerdos de cooperación con la India en materia de empleo pacífico de la energía atómica, así como organizaciones europeas se oponen hipotéticamente a la construcción de la central atómica. No directamente, sino con la ayuda de ciertas organizaciones que operan en el territorio de la India. Por el mercado atómico de la India se ha desplegado una lucha competitiva entre distintas fuerzas.
El primer ministro de la India, Manmohan Singh respaldó al embajador de Rusia en la India, Alexander Kadakin. Declaró que la parte rusa tiene también sospechas con respecto a la intromisión foránea en la construcción de la central. En tanto, la India está sumamente interesada en la energía atómica. En esencia, no hay alternativa a ella. Las estaciones eléctricas de carbón, ampliamente propagadas en el país, causan un daño patente a la ecología. Para resolver ese problema, las autoridades hindúes han trazado un plan de desarrollo de la energía atómica, en el que se proponen invertir hasta cien mil millones de dólares, para el año 2030.
Viejo Condor
La Voz de Rusia