A juicio de la letrada, todo indica que hay fuerzas que ponen toda la carne en el asador para aumentar la tensión en la sociedad y dañar la imagen de sus clientas, persiguiendo “fines propios”.
“La gente ya no comprende qué está pasando”, señaló Volkova.
La abogada explicó que los actos en apoyo de Pussy Riot que se celebran en todo el mundo para exigir la libertad de sus tres activistas hasta el momento tenían una naturaleza exclusivamente “pacífica e inofensiva”.
Desde que las FEMEN anunciaran la semana pasada una ofensiva contra las cruces de la Iglesia ortodoxa rusa para vengar a sus correligionarias de Pussy Riot, cuatro cruces de madera en distintas regiones de Rusia fueron derrumbados por unos vándalos en tan solo una noche.
Tras lo acontecido, las activistas ucranianas se apresuraron a dejar claro que las cruces no fueron demolidas por sus activistas, pero que FEMEN saluda los pasos de sus seguidores pese a la desaprobación que despiertan en la sociedad.
“Es nuestra lucha y para llevarla no necesitamos recibir el visto bueno de Pussy Riot ni de nadie más”, dijo a RIA Novosti una de las FEMENas, como las llaman en Ucrania.
Según la activista, la “descruzada” fue pensada como una acción descontrolada que “se convertiría en un movimiento popular espontáneo y masivo”.
La Iglesia rusa no tardó en reaccionar a los actos de vandalismo contra objetos de culto cristianos y calificó lo ocurrido como un ataque contra los valores fundamentales de Rusia y Europa.
Así, el arcipreste Dmitri Smirnov comparó la demolición de las cruces en Rusia con el doble atentado perpetrado por el ultraderechista Anders Breivik, mientras que el jefe del Departamento sinodal para las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y la sociedad, Vsevolod Chaplin, tachó a los vándalos de personas que no respetan las leyes, ni tampoco las normas morales.
Representantes de otras confesiones también criticaron la sonada “descruzada”.
“Seas ateísta o una persona religiosa, si algo es sagrado para tus compatriotas, también tiene que ser sagrado para ti”, opinó el presidente del Congreso de Comunidades Religiosas y Organizaciones Judías de Rusia, Zinovi Kogan.
Por su parte, el vicepresidente del Departamento Central Espiritual de los musulmanes rusos Albir Krganov, recordó que el Corán prohíbe tajantemente ultrajes a una casa de Dios, sea una sinagoga, una mezquita o una catedral cristiana. “Los símbolos de la fe tampoco pueden ser profanados, es un sacrilegio para cualquier religión”, declaró.
Fueron los propios fieles rusos los que pusieron manos a la obra para defender sus lugares sagrados. Así, el líder del movimiento “Rusia Sagrada”, Ivan Otrakovski anunció la creación de patrullas ciudadanas compuestas por creyentes para frustrar los planes de los gamberros.
Otrakovski instruyó a las patrullas: “Sacad las espadas espirituales para combatir el mal que vive en vosotros y el mundo que os rodea”.
Pese a la buena voluntad del activista, su iniciativa fue recibida con reticencia por algunos miembros del clero ruso.
“¿Acaso podrán proteger las 16.000 de catedrales repartidas por el territorio de Rusia y los cementerios ortodoxos, que son todavía más? Por mí, es una idea algo utópica”, dijo el sacerdote de la Catedral de la Santa Mártir Tatiana de Moscú.
FEMEN, cuyo eslogan es “Vine, me desnudé, vencí”, (parafraseando la célebre locución latín “Veni, vidi, vici”) nació hace cuatro años y enseguida cobró fama mundial por las protestas “topless” contra el machismo y la injusticia que protagonizan sus aguerridas activistas.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)