El complejo industrial-militar ruso reportó del exitoso lanzamiento de prueba de un misil balístico intercontinental Bulavá-30. Ha sido un intento más, después de una serie de doce entre los que siete resultaron fallidos y tras casi un año de afinamiento de la parte mecánica y la cubierta del aparato.
Los ingenieros consideran que el éxito en este nuevo lanzamiento comprueba la exactitud de su diseño constructivo. Fue realizado no en tierra firme sino de uno de los más modernos submarinos nucleares rusos, Dmitri Donskói, que salió a superficie para esta prueba en el Mar Blanco (uno de la zona del Océano Ártico). La nave disparó el cohete en posición de inmersión. Las cuatro ojivas impactaron con éxito sus blancos prefijadas en el polígono de Kurá, en el extremo oriente de Rusia (la península de Kamchatka) al atravesar todo el territorio del país.
El aparato 3M30 Bulavá-30 —así es su denominación completa— o RSM-56 según los tratados internacionales y SS-NX-30 en la clasificación interior de la OTAN, es un análogo adaptado de los cohetes que suelen llevar satélites a la órbita terrestre. Tiene un alcance superior a 8.000 kilómetros y puede contener hasta ocho ojivas nucleares guiadas individualmente que, una vez separadas de la segunda etapa del cohete, vuelan a velocidades supersónicas.
El nombre del misil comprende, siendo traducido de idiomas eslavos, una ‘maza’ que históricamente ha servido del símbolo máximo de pleno poder en Ucrania, Polonia y también en Hungría. Esta poderosa arma junto a los Topol-M —otros misiles intercontinentales con emplazamiento terrestre— permitirán a Rusia mantener la paridad nuclear con Estados Unidos, por lo menos durante el próximo medio siglo, según consideran en el Estado Mayor de las FF. AA. rusas.
“A Bulavá la destaca en especial —comentó un miembro del Consejo Público del Ministerio de Defensa del país, Ígor Korotchenko— su capacidad de quebrar los sistemas de defensa antimisiles así existentes como futuros, un corto tramo activo del trayecto del vuelo, rechazo al impacto de los sistema de armamento que se basan en los nuevos campos físicos y en los próximos 10 años podrían ser alcanzados en el espacio.”
En el marco del proyecto 'Bóreas', elaborado parcialmente aun en el declive de la época soviética, Moscú planea construir ocho sumergibles predestinados para transportar el artefacto Bulavá-30 para que se convierta en un escudo estratégico de la inviolabilidad del Estado.
El lanzamiento anterior de un misil de esta modificación fue emprendido en diciembre de 2009, pero resultó infructuoso por una intermitencia en la tercera etapa. Se descubrió ya en el momento de la salida al espacio sin aire, luego de que el aparato se destruyó.
viejo Condor
RT.net (SIC)
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