El suertudo Tupolev-154 que logró aterrizar con 81 personas a bordo en medio de un bosque remoto del norte de Rusia, volverá a volar próximamente, escribe hoy el diarioMoskovski Komsomolets.
El pasado martes, cuatro horas después de que la aeronave salió del aeropuerto de Mirni, en Yakutia, con rumbo a Moscú, se produjo un fallo en tres de los cuatro generadores de energía eléctrica. Como resultado, dejaron de funcionar los sistemas de control, navegación y comunicaciones por radio. El avión, con 72 pasajeros y 9 tripulantes a bordo, se encontraba en aquel momento a una altura de 10.000 metros.
Todo el mundo califica de milagro lo que sucedió a continuación. Los pilotos supieron aterrizar en plena taiga, sin la ayuda de equipos, a una velocidad más alta de la normal porque los flaps estaban adentro. Lo hicieron en un aeródromo abandonado, usado básicamente por helicópteros, de manera que la aeronave se salió de la pista hasta detenerse en medio de un bosque empantanado.
Un portavoz de la aerolínea yakuta MAP, que es la propietaria de este Tu-154, afirmó que el avión tiene "daños menores" y "volverá a volar próximamente", una vez que se hayan aclarado las causas del fallo.
Entretanto, el Ministerio ruso de Transporte decide cuál es la mejor manera de premiar a los cuatro pilotos que salvaron tantas vidas humanas. Todos ellos tienen 15 años de experiencia a las espaldas y más de 10.000 horas de vuelo en las máquinas de este modelo. "Realmente merecen los honores más altos", dijo el representante de MAP.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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