jueves, 28 de mayo de 2009

Los misiles de Irán son fichas de apuesta en el juego geopolítico


  La reciente declaración del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad sobre el exitoso lanzamiento de un misil balístico de dos fases Sejil-2, con un alcance de 2.000 kilómetros, reavivó el debate sobre la amenaza que supone Irán en cuanto a su tecnología de misiles, su potencial nuclear, y también la construcción del escudo antimisiles (DAM) de Estados Unidos, asuntos recíprocamente vinculados.

El alcance del Sejil-2 permite impactar objetivos en el territorio de Israel, países de Asia Menor y los Balcanes.

Pero existen dudas sobre la veracidad de la prueba, y algunos expertos opinan que la televisión iraní mostró el lanzamiento de un cohete Shahab-3, fabricados a comienzos de 2000, a partir del cohete norcoreano Nodong.

Independientemente del tipo de cohete mostrado por la televisión iraní, el debate sobre las amenazas que supone Irán tiene mucha actualidad, y el principal interrogante es saber hasta que punto es real el riesgo de que Irán pueda utilizar su arsenal de misiles y cuáles deberán ser los recursos y la magnitud de la fuerza necesarios para contener un posible ataque iraní.

Hay que comprender que en el programa nacional iraní para el desarrollo de misiles predomina el componente militar. El diseño de nuevos cohetes proporciona a Irán determinadas ventajas en el regateo político que Teherán sostiene con Occidente. Cuanto más logros registre la industria de cohetes iraní, tanto mayores serán las posibilidades de obtener concesiones.

Esta táctica, no supone que Teherán tenga planes concretos de utilizar esos cohetes. Un ataque con misiles iraní (en el caso de que ocurra), significará prácticamente la destrucción del potencial de misiles del ejército persa, con graves pérdidas para el país y su economía en general. Semejantes resultados no justifican las pérdidas insignificantes que tendrían los adversarios de Irán.

Por está razón, la información sobre la prueba del nuevo cohete iraní y sus supuestas características, debe considerarse como una acción de propaganda o, si se quiere, de relaciones públicas encaminada a aumentar "el peso" de las propuestas iraníes en el juego político global.

Pero si Irán logra crear una ojiva nuclear, la amenaza que parte de la tecnología de cohetes iraní adquiere otras dimensiones.

Semejante perspectiva aumentará realmente el "peso" de los argumentos de Teherán, obligatoriamente aumentará de forma brusca la tensión militar en torno a Irán y de hecho excluirá la posibilidad de sostener conversaciones normales con el gobierno persa sobre cualquier asunto.

Esa situación la podemos observar actualmente en el ejemplo de Corea del Norte, que tras realizar su prueba nuclear, prácticamente quedó relegada al aislamiento internacional.

Además, la situación de inestabilidad en la región puede empeorar por las tensas relaciones de Irán con Israel, un país clave en esa zona, en capacidad de emprender ataques contra los objetivos nucleares iraníes. La incógnita es que nadie sabe el momento o la circunstancia que obligará a Israel optar por una operación militar contra Irán, sin tener en cuenta la opinión de comunidad internacional.

Para contrarrestar la amenaza de los cohetes iraníes, EEUU desarrolla planes para emplazar en Europa su sistema nacional de defensa antimisiles (DAM), que ha desatado una agria disputa entre EEUU y Rusia.

Algunos especialistas rusos consideran que en el caso de que la DAM sea emplazada de acuerdo a los planes expuestos por el Pentágono, no podrán interceptar los cohetes iraníes, pero sí los misiles rusos.

En calidad de alternativa a la DAM en Europa, Rusia en varias ocasiones ha propuesto examinar la posibilidad de emplazar misiles interceptores en el territorio de Turquía, Kuwait, y, posiblemente, Iraq, inmediatamente cerca de frontera con Irán.

Esto facilitará la intercepción de los cohetes que sean disparados desde el territorio iraní, y al mismo tiempo, no supondrán una amenaza para el potencial nuclear ruso.

Si se despliega la DAM cerca de las fronteras de Irán, para interceptar sus cohetes durante la fase de despegue, ya no será necesario usar los costosos misiles interceptores GBI de emplazamiento en silos. Estos misiles pueden ser sustituidos sistema de cohetes estadounidenses tipo THAAD,  PAC-3 o los cohetes israelíes Hets.

Si EEUU aceptar modificar su concepción de la DAM, se podrá concluir que Washington considera que la amenaza de los cohetes iraníes es real. Si ignora la propuesta, significa que esa amenaza es insignificante, y que Washington utiliza la DAM como pretexto para apuntar sus misiles contra Rusia.


Viejo Condor

RIA Novosti (SIC)


Ilia Kramnik

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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