lunes, 4 de abril de 2011

La coalición acordó en Londres cómo será el cambio de mando en Libia


La coalición acordó en Londres cómo será el cambio de mando en Libia

Cuando los “revolucionarios” libios empiezan a tomar ciudad tras ciudad con más facilidad que la forma en que las entregan a las tropas de Gadafi huyendo en desbandada, representa un peligro.

Es una señal de que hay que hacer algo con esta “revolución” y también con Libia.

Los acontecimientos que ocurren en este país están tomando un rumbo imprevisible y amenazante. Por una parte, Gadafi sigue en el poder, por otra, los “bombardeos humanitarios” ya abrieron paso a la oposición hacia Trípoli, hacia el triunfo que muy pronto puede transformarse en saqueos y matanza.

La coalición no tiene ningún mandato político para imponer cambios radicales en Libia pero sin un control sobre las acciones de la oposición la campaña amenaza con convertirse en una operación militar duradera y ambigua como lo fueron las operaciones de Afganistán e Irak.

Semejantes “reincidencias”, así sean a menor escala pueden arruinar los planes de reelección de Barak Obama en EE.UU y de Nicolas Sarkozy en Francia. Ambos tendrán que presentarse a los comicios en 2012.

Urge elaborar una clara “hoja de ruta” para Libia que fije el trayecto y, lo más importante, el objetivo final de la marcha. Es por eso que se celebró en Londres el pasado 29 de marzo la conferencia internacional sobre Libia.

En ella se formalizó el traspaso a la OTAN del control (político y militar) sobre la inmadura, irresponsable y difícil de controlar oposición libia. Allí mismo se celebró el funeral oficial por la coalición de EE.UU., Gran Bretaña y Francia que hace un poco más de una semana iniciaba la “operación humanitaria” con el fin de derrocar el régimen de Muamar Gadafi. A partir de ahora el mando militar lo asume la OTAN.

El acto presidido por el titular británico de Asuntos Exteriores, William Hague, fue bautizado como “conferencia internacional sobre Libia”. Su triple objetivo, se definió como la formación de la coalición para el apoyo del pueblo libio, la aplicación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU y la prestación de ayuda humanitaria a Libia.

En la conferencia participaron 35 ministros de Asuntos Exteriores, incluidos los 28 países de la OTAN y los países del Oriente Próximo vecinos a Libia, los Secretarios Generales de la OTAN y la ONU, representantes de la Unión Africana y la Liga Árabe, en total unos 40 participantes.

Los “estirones” de la resolución de la ONU

En teoría, la conferencia estuvo abierta para todos pero el círculo de los invitados estuvo limitado a los países participantes en la operación en Libia. Rusia no figuró entre estos países.

En el orden del día figuraron cuatro puntos: cese inmediato del fuego, mantenimiento del embargo de armas a Gadafi, protección de la población civil y el futuro de Libia. Naturalmente, sin Muamar Gadafi.

Porque nadie simpatiza con Gadafi desde hace mucho tiempo. Pero lo que está ocurriendo en Libia puede inducir a la opinión pública en contra del “bando democrático” de este país y de la coalición libia de la OTAN.

Sepultar a Gadafi en las arenas con los bombardeos de la OTAN no es lo mismo que derrocar su régimen mediante una revuelta nacional. La “exportación de la demoracia” por la OTAN no es exactamente lo que esperaban los árabes.

Estaba claro desde el principio que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU (sobre la aplicación de la zona de exclusión aérea) daría un gran “estirón”. Y no es de extrañar. Las resoluciones de la ONU siempre están redacatadas con tanta “maña” que pueden fácilmente dar cabida a diversas interpretaciones.

Los abogados hábiles son capaces de “estirarlas” hacia cualquier lado y hasta tal punto que lo esencial se pierde de vista en absoluto.

Y la resolución 1973 no es una excepción. Tampoco los “estirones” que se están dando. Lo malo es que la “operación aérea” está a punto de transformarse en una intervención terrestre.

El primer ministro de Turquía, Tayyip Erdogán, en una entrevista exclusiva para el diario londinense The Guardian definió metafóricamente esta transformación: zona de no-volar, “no-fly zone” se convirtió de manera inconcebible en zona de no-pasar, “no-drive zone”.

Si la cosa sigue así, si los alzados siguen avanzando y empiezan a ocupar ciudades donde la población no simpatiza demasiado con la “revolución” habrá que defender a los civiles bombardeando a los “revolucionarios”.

Y esto, porque la resolución de la ONU habla sobre la protección de toda población civil.

Partiendo el petróleo

Erdogán advirtió que la liberación de Libia del gobierno de Gadafi no tiene que convertirse en la partición del petróleo libio. Y su advertencia es más que oportuna.

La oposición ya ocupó las ciudades Ras Lanuf y Brega abandonadas por las fuerzas de Gadafi. Allí se encuentran dos importantes refinerías y depósitos de petróleo.

A través de estas ciudades pasa del 20 al 25% de todo el crudo libio (1,5 millones de barriles al día) antes de empezar el conflicto.
Las autoridades del rebelde Bengasi ya anunciaron que la venta de este petróleo estará gestionada por Qatar cuando las fábricas vuelvan a funcionar. O sea, la repartición ya empezó.

Los embajadores de la OTAN el 27 de marzo aprobaron el traspaso del mando militar de la operación a la Alianza Atlántica. En el documento redactado al respecto ya se legitiman los ataques contra objetivos terrestres.

A pesar de que todos los radares, los sistemas antiaéreos y puntos de mando de la aviación de Gadafi ya están aniquilados. El espacio aéreo está completamente bajo el control de la aviación de la OTAN.
El objetivo principal de la Alianza por ahora es ampliar la participación de los países árabes en la coalición. Hasta el momento la misma se ha limitado a los 16 aviones cazas de Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Y tampoco se han justificado las esperanzas a que Egipto se una a la coalición con su aviación.

Hasta ahora los países que más vacilaban eran Alemania y Turquía. Y el que más protestaba contra la supremacía de la OTAN – Francia de Nikolas Sarcozy que aplicó todos los esfuerzos para no ceder el mando a la alianza donde él no tiene ni peso ni influencia.

Los franceses insistieron en que el mando político fuera asumido por el grupo de contacto. Formarán parte del grupo, además de Francia, sólo los países que participan activamente en la operación contra Gadafi. Esto excluye de manera automática a Turquía y Alemania cuya participación en la campaña difícilmente puede ser valorada como activa. Aunque hablar de las grandes discrepancias y oposición por su parte también sería exagerado.

No hay lugar para Rusia

Según afirman las fuentes en Bruselas, tanto Ankará como Berlín ya dieron consentimiento para enviar las naves de guerra al golfo de Sirte para el “mantenimiento de embargo” de armas (Alemania) y ayuda humanitaria a Libia (Turquía).

A Francia le gustaría haber conseguido en Londres una especie del mecanismo de control político por encima de la OTAN, lo que París llama “coalición de la voluntad” (coalition of the willing). Aunque es poco probable que cumpla con esta función.

Es casi imposible, como pretende Sarkozy, someter al control la colosal maquina de guerra de la OTAN. Según dijo uno de los diplomáticos de la Alianza el papel de la misma no puede ser “desdibujado”.

Erdogán, por cierto, se ofreció ya a mediar en unas eventuales negociaciones entre Gadafi y la coalición el cese del fuego en Libia.

Rusia también se manifiesta dispuesta a contribuir a frenar el conflicto, según declaró el embajador ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin. La situación en Libia se discutió, entre otros temas, en la reunión del Consejo Rusia-OTAN que se celebró en Bruselas el 29 de marzo. Justo después el Secretario General de la OTAN, Anders Vogh Rasmussen, se dirigió a la conferencia de Londres. Aunque es poco probable que la voz de Moscú hubiera sonado allí ya que Rusia no forma parte de la “coalición de la voluntad”.

Viejo Condor

RIA Novosti (SIC)

Andrei Fediashin



LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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