Para el caso de la cuestión sobre el planteamiento de la protesta por parte del MAE ante el embajador de EE. UU. John Beyrle debido al respaldo por los estadounidenses de la línea de Tokio en la así denominada ‘cuestión sobre la pertenencia’ de las Islas Kuriles del sur.
El 21 de febrero el Embajador de EE. UU. en Moscú, John Beyrle, fue invitado al MAE de Rusia en relación con los recientes comentarios de los representantes oficiales del Departamento de Estado, al igual que la embajada estadounidense en Moscú, en apoyo a las pretensiones territoriales japonesas hacia Rusia respecto a las Islas Kuriles del sur.
La posición estadounidense por sí misma sobre dicha cuestión no es algo nuevo. Pero nosotros no podíamos hacer la vista gorda respecto a nuestros colegas estadounidenses que se solidarizaron públicamente con la línea japonesa, precisamente ahora, cuando se radicalizó la retórica entre las partes sobre esta cuestión.
En este contexto hemos presentado nuestros criterios de principio al respecto, que también son bien conocidos. Hemos subrayado que consideramos inadmisible cualquier intento de revisión del balance de la Segunda Guerra Mundial que está fijado en documentos fundamentales, como el Tratado de Yalta de las tres potencias grandes sobre las cuestiones del Lejano Oriente del 11 de febrero de 1945. Debo recordar que en la guerra con Japón, la Unión Soviética entró por petición insistente de los aliados estadounidense-británicos.
Partimos de que el problema de la delimitación fronteriza entre la Federación Rusa y Japón es una cuestión exclusivamente bilateral entre Moscú y Tokio. Cualquier intento de influir en el proceso desde fuera no contribuye a la resolución productiva de este sensible y complicado tema.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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