jueves, 14 de octubre de 2010

El lanzamiento exitoso del misil Bulavá tiene sabor amargo

El misil Bulavá

El décimotercer ensayo del misil balístico Bulavá y el primero en 2010 realizado el pasado 7 de octubre concluyó con éxito, pero no pudo disipar las dudas entre expertos y militares en Rusia.

Según fuentes del Ministerio ruso de Defensa, el lanzamiento de prueba se efectuó de acuerdo a los planes previstos, y sus ojivas de reentrada múltiple y guiado individual, impactaron con exactitud el blanco situado en un polígono en la Península de Kamchatka, en el extremo Oriente.

Aunque todavía quedan problemas relacionados con el nuevo misil estratégico ruso, este éxito fue muy importante, especialmente, después de los tres lanzamientos fallidos realizados desde las finales de 2008 hasta el diciembre de 2009.

Si el reciente ensayo hubiera fracasado, el gobierno ruso habría podido revisar e incluso cancelar el programa de desarrollo del misil balístico intercontinental de última generación.

Esto paralizaría la incorporación al servicio activo del nuevo submarino estratégico de la clase Borei, proyecto 955.
La situación se agrava por el hecho de que hoy en día, la industria bélica rusa no tiene ninguna alternativa a los misiles Bulavá.

Los misiles balísticos de combustible líquido, Sinevá, que se instalan actualmente en los sumergibles del proyecto 667 BDRM, tienen características estupendas, pero son más largos y pesados que los Bulavá de combustible sólido y necesitan otras condiciones de almacenamiento, mantenimiento y lanzamiento.
De esta manera, la modificación de los misiles Sinevá para acondicionarlos a los submarinos del proyecto 955 resultaría bastante complicada y costosa.

El lanzamiento exitoso del Bulavá volvió a confirmar que este programa es viable. Anteriormente, a pesar de una serie de ensayos exitosos, varios expertos anunciaron que este misil tenía fallos insuperables de diseño y que este proyecto nunca se haría realidad.

Pero la última prueba exitosa demostró que los actuales problemas de desarrollo del Bulavá se deben ante todo, a defectos en la cadena de producción y un control de calidad deficiente.

Esta situación se debe más que todo por el retraso que sufrió la industria nacional de Defensa tras el colapso de la URSS en 1991, ya que durante un largo período tuvo que sobrevivir sin financiamiento y sin contratos debido a que muchos programas militares fueron cancelados.

Además, el Bulavá es un diseño completamente nuevo para el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú (ITTM) sin experiencia en el diseño de misiles de emplazamiento en submarinos.

Cuando el ITTM asumió la realización del contrato para el diseño del nuevo sistema de misiles, se partió del supuesto de que el nuevo misil para submarinos tendría muchos elementos en común con los de misiles móviles de emplazamiento en tierra de la clase Topol y Topol-M, fabricados por ITTM.
No obstante, esas suposiciones resultaron equivocadas y el ITTM se vio ante un proyecto absolutamente nuevo.

Las dificultades que impidieron concluir con éxito los ensayos fueron agravadas por el carácter aleatorio de cada uno de los fallos. No fue un defecto especial del diseño, sino por un proceso de decadencia substancial en la gestión de la producción.
Esto quiere decir que la corrección de alguno de los defectos no garantiza que no aparezcan otros nuevos.
Esta decadencia general es más grave por problemas típicos de la época soviética relacionados con el control de la calidad de la producción en serie que todavía existen en las fábricas rusas.

Todavía se desconoce cuándo se pondrán en servicio operativo los misiles Bulavá, a pesar de su reciente lanzamiento exitoso. Un éxito alcanzado tras la serie de fracasos es insuficiente para llegar a una conclusión.

Es necesario llevar a cabo una serie de ensayos que confirmen que el sistema de producción de misiles es viable y eficaz. En esencia, el desarrollo del Bulavá se convierte en una misión mucho más complicada porque prevé la organización de una cooperación industrial para fabricar nuevos productos de alta tecnología.

Rusia no ha realizado ese tipo de proyectos desde la década de los años 70 o las finales de los 80, cuando inició la producción en serie de varios sistemas de armamento que hoy por hoy están en servicio operacional de las Fuerzas Armadas de Rusia.
Esta tarea debe resolverse en momentos cuando las carreras de ingeniería y la preparación técnica sufren un proceso de serio deterioro.
Por consiguiente, Rusia cuenta con pocos especialistas altamente calificados. Además, el salario de la mayoría de empleados que trabajan en la industria rusa de defensa es muy bajo.

Para garantizar un lanzamiento exitoso del misil Bulavá es necesario eliminar las citadas tendencias, y la modernización por separado del sector de defensa es insuficiente. Cualquier éxito requiere grandes gastos, y los resultados son imprevisibles.


Viejo Condor

RIA Novosti (SIC)

Ilia Krámnil

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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