Kim Phuc, la niña vietnamita cuya imagen, capturada durante la guerra de Vietnam, es imposible de olvidar, se reunió con el corresponsal de guerra que ayudó a salvarle la vida hace 38 años.
Cuando Chris Wain vio por última vez a Kim, ésta estaba postrada en una cama de hospital, con quemaduras de primer grado en más de la mitad de su cuerpo, luego de un ataque sudvietnamita que empleó bombas de napalm.
Era el 8 de junio de 1972, y Chris y su equipo ya llevaban siete semanas en Vietnam, cubriendo el conflicto para la televisión británica independiente.
Wain recuerda ese día nítidamente: "habíamos llegado esa mañana a la aldea de Trang Bang, la que había sido inflitrada por vietnamitas del norte dos días antes".
Estaban atrincherados, aguardando un contraataque.
"Ya más avanzada la mañana, dos bombarderos vietnamitas comenzaron a cincunvolar el área, nada inusual, pero como ya habíamos estado en la aldea sospechamos que había algo raro."
El bombardeo
Muchos de los aldeanos habían huido a refugiarse en un templo, entre ellos esta niña de nueve años, Kim.
"Pensábamos que estaríamos seguros, pero, entonces, vi un avión, que se acercaba mucho", recuerda ella.
Sentí el estruendo de las bombas y, de repente, vi todo incendiándose a mi alrededor
Kim Phuc
"Sentí el estruendo de las bombas y, de repente, vi todo incendiándose a mi alrededor".
"Estaba aterrada y traté de eludir el fuego. Vi a mi hermano y a mi prima. Lo único que podíamos hacer era correr. Tenía la ropa chamuscada".
Chris y su equipo se encontraban a unos 400 metros del sitio donde explotaron los cuatro balones de napalm.
"Hubo una especie de ola de calor que se sintió como si alguien hubiera abierto un horno. Entonces, vimos a Kim y al resto de los niños. Ninguno de ellos hacía ningún ruido, hasta que vieron a los adultos. Entonces comenzaron a gritar."
Recuerdo imborrable
Un fotógrafo vietnamita, Nick Ut, se encontraba cubriendo lo que ocurría en Vietnam del Sur ese día.
Cuando Kim corría por el camino, con los brazos extendidos y pidiendo a ayuda a gritos, tomó lo que constituye una de las imágenes más impresionantes de la guerra de Vietnam.
Chris la detuvo y le arrojó agua, al tiempo que le daba instruccciones a su equipo para que registrara las terribles escenas.
"Estábamos escasos de película y mi camarógrafo, el desaparecido, el gran Alan Downes, estaba preocupado porque yo le pedía gastar película en escenas horrendas, que no se podrían usar".
"Mi posición era que había que mostrar lo que ocurría y, hay que reconocerle el mérito al canal, (el británico) ITN que decidió pasarlas en sus noticiarios".
Nick Wain llevó a Kim al hospital más cercano, el Primer Hospital para Niños, de Saigón, administrado por Estados Unidos. Muy poco después, la fotografía y la filmación darían la vuelta al orbe.
Uno de los resultados fue que todo el mundo quería saber cuál había sido el destino de la pequeña.
Fue el propio Chris quien la encontró a Kim, al domingo siguiente, en un pequeño cuarto en el Hospital Británico.
"Le pregunté a la enfermera cómo estaba y ella me contestó que estaría muerta para el día siguiente", dice. De modo que decidió trasladarla a un hospital especialista en cirugía plástica para tratar de salvarle la vida.
Kim permaneció en el hospital 14 meses y debió soportar 17 operaciones, lo que le significa dolores constantes hasta el día de hoy.
Su imagen se transformó en un recuerdo imborrable para toda una generación, pero la pequeña desapareció del mapa.
Poderoso don
Entonces, 10 años más tarde, un periodista alemán descubrió su paradero.
Estaba estudiando medicina en la universidad, pero el gobierno vietnamita le ordenó que volviera a su aldea para ser filmada y entrevistada.
Volvió a convertirse en un instrumento de propaganda.
Incluso cuando se las arregló para reanudar sus estudios, esta vez en Cuba, se esperaba de ella que llevara a cabo sus deberes como "símbolo de guerra".
Fue en la universidad de la Habana donde Kim conoció a Toan, un compañero, también vietnamita. Se casaron y partieron de luna de miel a Rusia, lo que les proporcionó la oportunidad única de huir a Canadá.
"Escuché algunos rumores de que un grupo de estudiantes cubanos se había quedado en Canadá cuando regresaba de Moscú, mientras el avión paraba a tomar combustible. Así pude, por fin, conquistar mi libertad".
Kim se estableció en Canadá con su marido y dos hijos, pero en 1995 fue hallada por otro periodista y su foto apareció en la portada del "Toronto Sun".
"Quería escapar de esa fotografía, porque mientras más famosa se hacía, más me costaba en vida privada. Era como si la foto no me quisiera soltar", afirma.
Y, entonces, una idea le vino a la cabeza: no tenía ninguna necesidad de aparecer como una víctima de los sucesos. La foto, de hecho, podía ser un poderoso don que ella podía utilizar para ayudar a promover la paz mundial.
"Me di cuenta de que vivía en libertad, en un país libre y que podía tener el control de esa foto", dice.
"Mujer inspiradora"
Esta idea la llevó a establecer la Fundación Kim Phuc, la que proporciona asistencia médica y psicológica a niños víctimas de guerra.
Chris continuó con el canal ITN por otros tres años, en los que cubrió sucesos tales como la guerra de Yom Kippur en el Medio Oriente y la invasión de Chipre. Después, se trasladó a la BBC, jubiló en 1999 y no esperaba volver a ver a Kim.
"En ese momento, no era más que un acontecimiento, un espantoso suceso. Por cierto, es lo peor que he visto en mi vida".
"Más adelante, cuando se reavivó el interés, sentí que estaban utilizando a Kim. Hace sólo diez años rechacé un encuentro en pantalla con ella para el Show de Oprah Winfrey, porque me olía a explotación".
Ahora, habiéndose reunido con Kim, Chris ha cambiado de opinión y ya no la ve como la víctima de esa foto.
"A pesar de todo lo que le ha ocurrido, de todo lo que ha sufrido, se ha transformado en una mujer inspiradora".
Viejo Condor
BBC Mundo (SIC)
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