jueves, 6 de octubre de 2011

Obama: "Las manifestaciones en Wall Street reflejan la frustración del pueblo"


Las personas que respaldan Ocupar Wall Street “dan voz a una frustración de más amplio espectro sobre el funcionamiento de nuestro sistema financiero”, dijo el presidente en una conferencia de prensa. Obama no profundizó más sobre el alcance político o las consecuencias de ese movimiento, pero el vicepresidente, Joe Biden, en una entrevista concedida también este jueves, precisó que las protestas iniciadas en la calles de Nueva York “tienen mucho en común con el Tea Party”.
Barack Obama dijo este jueves, en su primera alusión a las protestas organizadas bajo el emblema de Ocupar Wall Street, que ese movimiento “refleja la frustración” del pueblo norteamericano por la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Con esta declaración, el fenómeno que empezó como una expresión marginal y que nunca ha generado movilizaciones significativas, entra en el centro del debate político en Estados Unidos en un momento histórico en que la confusión ideológica y la decepción con el sistema prenden aquí como lo han hecho en otras partes del mundo.


El movimiento Occupy Wall Street pone a prueba su fuerza con la manifestación de este miércoles.








Ambos movimientos nacen de las quejas populares por los orígenes y los efectos de la crisis económica, y aunque uno está apoyado por la izquierda y otro por la derecha, los dos dicen hablar por los ciudadanos sencillos que no se sienten adecuadamente representados en las actuales instituciones democráticas. Occupy Wall Street pide atención para “el 99% de los norteamericanos a los que no escucha”; el Tea Party reclama “devolver el poder al pueblo”. Occupy Wall Street denuncia la codicia e inmoralidad de los banqueros. El Tea Party, como recordó ayer Biden, nació en 2009 como protesta por el plan de rescate del sistema bancario, que costó más de 700.000 millones de dólares.

La persistencia de la crisis que empezó en 2008 y sigue provocando hoy una raquítico crecimiento económico y un desempleo del 9% es una razón muy justificada para cualquier aventura política. El Tea Party lo fue en sus inicios: una cándida protesta de jubilados y amas de casa que creían necesario defender valores perdidos –en ese caso valores religiosos y tradicionales- en el afán pecaminoso por el dinero. Pero pronto se convirtió en un excelente instrumento de movilizar el voto de derechas contra Barack Obama, a lo que ayudó la extensa cobertura de Fox News.


En la causa de la movilización del voto progresista está el propio Obama, y de ahí sus palabras comprensivas hacia los que protestan contra el sistema. El presidente advirtió que EE UU se enfrenta a una seria amenaza si no se actúa urgentemente para combatir el paro. “Podemos acabar con problemas significativamente mayores de los que tenemos ahora”, dijo.

Después de dos años de cortejar a los republicanos en busca de proyectos consensuados, el presidente ha decidido, ante la proximidad de la campaña electoral y su mala posición en las encuestas, recuperar su apoyo entre los demócratas, de los que reconoció que estaban “frustrados”, y movilizar el voto progresista.

Obama expresó sus simpatías por una propuesta presentada por los demócratas en el Congreso para cargar un suplemento del 5% en los impuestos que pagan las personas que ingresan por encima de un millón de dólares anuales. Se la trata de la concreción de la “tasa Buffet” que la Casa Blanca había anunciado para aumentar la presión fiscal sobre los ricos. El presidente dijo que ese impuesto “no es resucitar la lucha de clases” sino la única forma de poder ayudar a las clases medias. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, dijo que esta conferencia de prensa era “la prueba de que Obama ha decidido dejar de gobernar para hacer campaña”


Viejo Condor

El Pais (SIC)

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