Partidos de la oposición liberal arruinados políticamente en gobiernos anteriores, emprendieron negociaciones para crear una nueva coalición para participar en los comicios legislativos y presidenciales en Rusia.
A la cabeza de esa coalición figuran cuatro "ex": el ex-primer ministro Mijail Kasiánov, el ex-viceprimer y ex-gobernador de la provincia de Nizhni Nóvgorod, Boris Nemtsov, el ex-líder del grupo parlamentario "Nuestra casa es Rusia" Vladimir Rizhkov, y el ex-líder del ala juvenil del Partido "Yábloko", Ilia Yashin.
En la actualidad, estos políticos ocupan diferentes cargos en partidos y movimientos de la oposición, no registrados oficialmente. Otro miembro potencial de la futura coalición es el ex-vicepresidente del Banco Central de Rusia el empresario, Serguei Aleksashenko. El Objetivo de la coalición es participar en las elecciones legislativas a la Duma en 2011, y posteriormente, presentar un candidato único en las elecciones presidenciales en 2012.
En principio, este tipo de coaliciones presentan cierto interés político sobre todos si se da el caso de que sean prohibidas, perseguidas, presionadas o desplazadas de la participación en los comicios.
Entonces, los derrotados empiezan a sacan provecho de su situación apareciendo ante la opinión pública como "víctimas del régimen", circunstancia que automáticamente atrae la atención de los medios de comunicación en especial la prensa extranjera que vuelca todo su potencial para difundir declaraciones de tipo: "si se nos concediera la oportunidad, haríamos esto y aquello..."
En realidad, esta oposición en los márgenes del sistema no tiene la menor posibilidad de ganar las elecciones. Y no porque sean objeto de persecuciones de algún tipo, sino por otros motivos objetivos.
En primer lugar, porque esas alianzas son extremadamente frágiles e inestables. En los últimos diez años, al menos en cuatro ocasiones la oposición liberal trató de consolidar su fuerzas bajo alianzas como el "Comité - 2008", "La otra Rusia", "La Asamblea Nacional" y "Solidaridad", pero todas resultaron disueltas incluso antes de empezar la campaña electoral.
Las causas de su inestabilidad son lógicas, estas coaliciones se desgarran por dentro debido a una feroz e incesante lucha entre sus cabecillas alentada por contradicciones tácticas difíciles de superar.
El liderazgo supremo se cuestiona permanentemente más que todo porque cada uno de los líderes tiene a su espalda alguna organización política, y por muy pequeña que sea, cada uno de ellos sólo aspira a mandar.
Antes de consolidar la alianza, cada uno de los líderes ocupaban cargos importantes en sus agrupaciones o en gobierno (el caso de los viceprimer ministros) y no se sienten inclinados a ceder el "puesto de mando", y aquellos que nunca han ocupado un cargo importante, también se siente en el derecho de asumir la dirección de la alianza argumentando que la nueva fuerza política, necesita "mentes frescas y no contaminadas por el poder".
De vez en cuando, los líderes potenciales expresan "no tener ambición alguna" y "no buscar el poder", mutuamente se nombran copresidentes de las diferentes coaliciones. No obstante, las contradicciones siguen allí y las coaliciones se desmoronan inevitablemente. Por lo visto en Rusia la dirección colectiva nunca ha servido para la lucha electoral, porque de tanto compartir las potestades, la causa acaba perjudicada.
En el caso de que esta quinta coalición no se desmorone por el camino y llegue a las elecciones en 2011 y 2012, tendrá que solucionar otro problema importante, como es la falta de un programa político concreto. Porque hasta ahora lo único que tienen claro sus líderes es quién debe dimitir, están unidos únicamente por las cosas a las que se oponen y la exigencia de que en Rusia se celebren "elecciones limpias".
Cuanto más empeño se ponga en no registrar la coalición o en impedirle que participe en las elecciones, más es capaz de persistir. A veces da la impresión de que, al no permitir que los líderes de las agrupaciones no registradas tomen parte en la campaña electoral, se les salva de una gran derrota.
Con su existencia misma ilustran el famoso postulado de Carlos Marx, formulado en su ensayo sobre El 18 Brumario de Luis Bonaparte: la historia siempre se repite; primero como una tragedia y luego como una farsa.
En la época de Stalin, a finales de los años 30 del siglo XX, fue inventado el sorprendente término "bloque de derecha-izquierda". Lógicamente, tal organización nunca existió, y sin embargo, esto no impidió que fueran fusilados todos sus presuntos miembros.
Y sin embargo parece que, a finales del siglo XX, ese "bloque de derecha-izquierda" puede ser realidad, más que todo circunstancias de coyuntura.
En primer lugar, en la época postsoviética varias veces surgieron coaliciones, sólo cimentadas por la oposición al régimen y compuestas por elementos incompatibles.
Un ejemplo reciente es la "Otra Rusia", en cuyos actos en la misma tribuna aparecía el respetable liberal Mijail Kasiánov y el irreconciliable comunista radical Víctor Anpílov.
En segundo lugar, incluso después de la desintegración de esos "castillos de naipes", la absurda ideología de estos "bloques de derecha-izquierda" se seguía plasmando en los programas políticos de esas agrupaciones políticas fuera del sistema y de sus coaliciones temporales.
Dichos programas se basan en dos principios opuestos: el liberal y el social. Por una parte, abogan por una mayor libertad de empresa y por la mínima intervención por parte del Estado en la economía. Al mismo tiempo, difunden promesas de aumentar las pagas de jubilación, los salarios del sector público y las ayudas de todo tipo.
Precisamente ésta es la principal característica del programa electoral de la nueva coalición, que lleva el impactante nombre de "300 pasos hacia la libertad".
Sinceramente, cualquier programa electoral es poco realizable. Todos los políticos suelen ofrecer muchas promesas y pocos se acuerdan luego de ellas.
La situación de Kasiánov, Nemtsov y otros, que ya estuvieron en el poder y aplicaron una política social muy diferente, se agrava por el hecho de que los electores tienen buena memoria y recelan del altruismo que ahora pregonan esos antiguos jefes.
Por eso, en el mejor de los casos, la nueva coalición sobrevivirá hasta las elecciones... para perderlas.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Nikolai Tróitski,
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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