La empresa British Petroleum (BP) reconoció que la operación "top kill" para frenar el derrame de crudo en el Golfo de México no funcionó y señaló que prepara una nueva estrategia.
La fracasada operación "top kill" pretendía detener la mancha de petróleo -que ya mide un kilómetro y medio de profundidad- taponándola con barro y cemento.
Ahora, la empresa británica dijo que colocará una cúpula para tapar el pozo y usará robots a control remoto para bombear el crudo hacia un buque en la superficie en lugar de cerrar el pozo.
BP espera que con esta alternativa -que tardaría unos cuatro días en instalarse- pueda recoger la mayoría del crudo derramado, aunque ya adelantó que no puede garantizar que el nuevo método sea exitoso.
Este sistema nunca se realizó a 1.500 metros de profudidad. Mientras tanto, más de 12.000 barriles de petróleo son vertidos cada día en el Golfo de México.
Cuarenta días
"No creo que la cantidad de petróleo saliente haya cambiado", señaló el encargado de operaciones de la empresa, Doug Suttles, al cumplirse cuarenta días del accidente que provocó el derrame de petróleo en el Golfo de México.
"El hecho de que no podamos frenar la fuga y de que hayamos fracasado hasta el momento es aterrador", admitió Suttles.
La catástrofe ha minado la reputación de BP y podría costarle miles de millones de dólares.
"Cualquier retraso o fracaso adicional seguramente enojará a los pobladores de la costa del Golfo cuyo sustento económico ya ha sido gravemente afectado", señaló el periodista de la BBC en Luisiana, Andy Gallacher.
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Peor que Exxon
El derrame excede por mucho al desastre de Exxon Valdez en Alaska ocurrido en 1989.
La mancha de petróleo ya ha contaminado más de 100 kilómetros de la costa de Luisiana, amenazando sus frágiles humedales y provocando importantes pérdidas a la industria pesquera.
Científicos estadounidenses advirtieron que la temporada de huracanes –que podrían arrastrar el petróleo a muchas otras zonas y dañar las tuberías- podría ser una de las peores jamás registradas.
En un intento de acallar las críticas, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó el viernes por segunda vez la zona afectada en Luisiana por el vertido de crudo del golfo de México.
Obama prometió que "no abandonará" a los habitantes de la región y anunció que triplicará el número de personas que trabajan en las tareas de limpieza y contención en la costa, que actualmente es de 20.000 efectivos.
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Costos del derrame
En declaraciones tras una reunión informativa con los responsables del servicio de guardacostas en la ciudad de Grand Isle, reiteró que BP debe asumir los costos del derrame pero que él, como presidente, es el máximo responsable de la crisis.
"Asumo la responsabilidad final para la resolución de esta crisis. Yo soy el presidente y la responsabilidad es mía", declaró Obama.
Sin embargo el gobierno reconoce que carece de la tecnología para intentar reparar el pozo.
Esto significa que, en la práctica, el gobierno estadounidense depende del gigante petrolero británico para poner fin al desastre ecológico.
Viejo Condor
BBC Mundo (SIC)
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