La ilusión del escudo antimisiles. Primera parte 1/3
Resultado de la colaboración entre la industria militar de Estados Unidos y la de Israel, los escudos antimisiles deberían garantizar el dominio de esos dos países sobre el resto del mundo al proporcionarles la enorme ventaja que representa la posibilidad de golpear [atómicamente] al adversario sin temor a represalias. Treinta años más tarde, todo queda en mucho ruido y pocas nueces. Nada funciona como se esperaba. Eso sí, los gastos son exorbitantes.
En este primer artículo, Nicolas Teneze analiza las ideologías que han dejado su impronta en tales proyectos y pasa en revista la larga lista de armas imaginadas.
La Estrella de David (en hebreo מגן דוד, Magen David), también llamado escudo de David.
La defensa antimisiles modifica por lo tanto la regla del juego de manera tal que: «La guerra nuclear deja de ser guerra ya que elimina el principio agonal del duelo convirtiéndolo en asesinato de una víctima indefensa» (Poirier) [1]. Los más preocupados por la obtención del escudo antimisiles son, en primer lugar, los dos Grandes. Muchos ignoran sin embargo que Israel también ha tratado de alcanzarlo, tanto por razones de orden estratégico que por motivos culturales.
Aliados desde hace mucho tiempo, Estados Unidos e Israel, que enfrentan las mismas amenazas, han desarrollado juntos varios programas antimisiles. Los dos manifiestan un apego de orden cultural a la integridad de su territorio (seguridad absoluta, mito de la inviolabilidad de las fronteras física y tecnológica, superioridad tecnológica), convencidos de que los tratados internacionales y bilaterales y las diferentes manifestaciones de la disuasión no son lo suficientemente eficaces.
La intercepción de un misil es algo complejo. En 1999, un informe oficial estadounidense indicaba que, debido a la curvatura terrestre, la detección por radar de un misil del tipo crucero sólo era posible a menos de 32 kilómetros del punto de impacto, lo cual reduce en la misma proporción la capacidad de reacción, de decisión, de precisión y, por consiguiente, la eficacia de todo el proceso.
Como señaló Barack Obama en su discurso de Praga [2], las recientes críticas contra los escudos antimisiles fueron motivadas, en primer lugar, por su elevado costo y su poca eficacia, así como por su inadecuación.
En momentos en que se retoman los proyectos de escudo antimisiles para satisfacer a los grupos de presión del complejo militaro-industrial, aunque con fuertes reducciones, la administración estadounidense expresa públicamente sus dudas en cuanto a sus posibilidades de concretización y hasta el interés mismo de interceptar misiles balísticos o de teatro [en referencia al teatro de operaciones. NdT.].
Para explicar esta contradicción es indispensable hacer un recuento cronológico crítico de los antimisiles que Estados Unidos e Israel han concebido de forma conjunta.
Enumeraremos primeramente las razones estratégicas y culturales que llevaron a la concepción de los escudos antimisiles en Estados Unidos y Europa. Explicaremos después el fracaso técnico y financiero de los programas MIM 104 Patriot/Arrow. Para terminar, demostraremos que esta tendencia se ha extendido a los antimisiles de energía dirigida (programa THEL/Nautilus), como resultado de su demostrada ineficacia en la intercepción de simples cohetes entre los años 2002 y 2009.
Los antimisiles o la reciprocidad de la disuasión
Estados Unidos financia la protección de Israel. Lo hace, por un lado, porque ambos Estados se aliaron contra la URSS y los aliados de aquel país, algunos de los cuales siguen representando una amenaza. Y, por otro lado, porque los posibles adversarios de Washington saben que para obtener algo basta con amenazar a Israel ya que Israel dispone de medios de presión en Estados Unidos y viceversa. Washington y Tel Aviv comparten la noción de homeland que, según explica Kim Holmes [3], es «moralmente justificable».
Tanto Estados Unidos como Israel se niegan a «entrar en el juego de la aceptación de la vulnerabilidad», tolerada únicamente por defecto ante la antigua URSS pero considerada como inaceptable ante los «pequeños países», en parte porque estos últimos pueden, según Washington y Tel Aviv, comportarse de forma irracional. Se considera inmoral que la estrategia del débil ante el fuerte permita que un «Estado renegado» infrinja el orden deseado por los cinco miembros permanentes [del Consejo de Seguridad] de la ONU.
En aquella época, en efecto, Oskar Morgenstern, creador de la «teoría de los juegos» que preconiza la ofensiva aplicada a la estrategia nuclear [4], encuentra la oposición de Bernard Brodie, quien estima que el principio de «Destrucción Mutua Asegurada» (MAD, en referencia a sus siglas en inglés) hace depender «la seguridad de Estados Unidos de la capacidad del Kremlin para mantenerse racional», lo cual considera «inaceptable» [5].
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Un magen tecnológico para Israel
Debido a su cultura y su historia, el pueblo judío y el Estado israelí (que son dos entidades diferentes) han aprendido, a su pesar, a vivir en peligro y a convivir con él de forma permanente. Israel, más que cualquier otro Estado, da enorme importancia a la vida de sus ciudadanos-soldados, en parte gracias a la noción de pueblo «elegido» o «escogido» (según la traducción comúnmente admitida). La sociedad israelí se siente especialmente orgullosa de ser la única en el mundo que propone (teóricamente) a sus ciudadanos una organización y estructuras que la protegen contra todo tipo de amenazas.
«Existo sólo por el peligro. Me protejo, luego existo.» Así pudiera resumirse esa filosofía. Por ejemplo, la divisa del Shin Bet [Servicio de Seguridad General de Israel, rebautizado como SAVAK. NdT.] reza Magen velo Yerahé, o sea «escudo, sin tacha e invisible». Este paréntesis se extiende también al concepto de «Muralla de hierro» de Zeev Jabotinsky, doctrina elaborada en 1923 por el teórico del Gran Israel y que refiere la necesidad de crear una fuerza de protección [7].
En vez de actuar como Francia, que fue abandonando paulatinamente la línea Maginot después de obtener la bomba atómica [8], Israel sigue construyendo barreras de seguridad y fortificaciones cuyas características recuerdan a veces la mentalidad de limes romano, o sea la voluntad de obligar al enemigo a combatir en un terreno seleccionado y preparado de antemano. Una de las máximas de Tsahal [El ejército israelí. NdT.], toar haneshek, o sea «la pureza de las armas», expresión del teórico sionista Yitzhak Tabenkin, incluye específicamente la idea de priorizar la defensa «tanto como sea posible» antes de pensar en la respuesta.
El escudo debe reducir los efectos de las guerras y del terrorismo. La ciencia puede construirlo. Lo cual explica la noción que desarrolla el ingeniero Yuval Neeman, uno de los «sacerdotes» de la disuasión israelí, sobre el «escudo tecnológico de Israel» [9]. Ella encarna, según Neeman, la superioridad tecnológica protectora, atribuyendo así al ingenio científico judío una respuesta civilizada ante la agresividad bárbara y oscurantista del adversario.
La búsqueda israelí de la pureza de las armas (toar haneshek) y de la seguridad absoluta (bitakon) está condenada al fracaso permanente ya que, por definición, la seguridad absoluta no existe. Israel tenía a su favor dos factores de superioridad. La superioridad militar y la superioridad moral debida al holocausto.
El escudo debe impedir las guerras y el terrorismo, o por lo menos reducir sus efectos, así como el uso, por parte de Israel, de sus propias ADM y armas convencionales en función de represalias. Para comprender esa estrategia hay que recordar que la extensión de Israel es muy reducida, que Israel es un one state bomb, o sea que el Estado de Israel puede ser arrasado con una sola bomba atómica y que sus relaciones con unos 50 países son de carácter esencialmente conflictivo. No puede por lo tanto darse el lujo de sufrir una destrucción y una total desorganización de su ejército, de su economía y su población, y está obligado a concebir su propia defensa como preventiva.
La noción misma de escudo se inscribe en una lógica cultural. Es como la muralla de la fortaleza de Masada, como la kippa, el talith (el chal de franjas) y el muro de las lamentaciones, símbolo de civilización pero también barrera (muro del templo) ante la maldición divina.
El «escudo» es también el de la fortaleza de Masada y la laager mentality. Proteger a cualquier precio una tierra prometida, ofrecida, conquistada por la fuerza, merecida y valorada a través de las armas defensivas. Aunque los especialistas le atribuyen una gran diversidad significados, el magen es el sol, la mezcla de la Trinidad divina y la trinidad humana.
Cuenta la tradición que David, perseguido por Saúl, se refugió en una cueva. Los soldados penetraron en ella, pero David se escondió bajo una tela de araña (en forma de estrella) que lo protegió. Esa noción de escudo reaparece constantemente en la sociedad israelí, al igual que en el ya mencionado lema del Shin Bet [10].
El principio de intercepción: Misil o láser
En 1945 los aliados comprendían ya que para interceptar un V-2 (padre del Scud), cuya velocidad sobrepasa ampliamente la de cualquier proyectil clásico, había que abatirlo con un artefacto del mismo tipo. Los primeros estudios realizados por la fuerza aérea estadounidense responden a las siguientes características: carburante líquido, cabeza de fragmentación y velocidad supersónica.
En febrero de 1957, el programa Nike Zeus, previsto para su uso contra misiles nucleares y bombarderos estratégicos, se concibe con esa óptica, con vistas a frenar el avance de los soviéticos, quienes poseen más misiles. Por vez primera se conjugan un BAMBI (Ballistic Missile Boost Intercept) y un radar en un mismo sistema para tener la posibilidad de destruir un misil, desde el espacio, durante su fase de ascenso (boost phase). A partir del 16 de enero de 1958, los antimisiles se convirtieron incluso en objetivo prioritario de la nación por decisión del entonces secretario de Defensa Neil H. McElroy. Otros modelos de antimisiles fueron concebidos, hasta 1976.
El 26 de mayo de 1972, para poner fin a la proliferación de misiles y de sistemas antimisiles, Nixon y Brezhnev firman el tratado ABM, que prohíbe cualquier sistema antimisil capaz de cubrir la totalidad de un territorio. Los dos Grandes se autolimitan así a la defensa de una sola localización con sólo 100 interceptores para cada uno. La URSS decide proteger Moscú mientras que Estados Unidos prefiere priorizar la protección de las estratégicas instalaciones subterráneas de lanzamiento de Grand Forks.
Pero ambos bandos prosiguen sus investigaciones. Se revela que los antimisiles provistos de ojivas nucleares son ineficaces ya que la deflagración paralizaría todo el equipamiento electrónico en tierra. El concepto de intercepción se moderniza y se extiende a dos tipos de artefactos, los que se desplegarían en tierra y otros que se desplegarían en el espacio: interceptores llamados hit-to-kill con un vehículo “asesino” (EKV) y sistemas de láseres antimisiles y antisatélites.
Los sistemas de alerta temprana desplegados en tierra o en el espacio tienen en cuenta la evolución de la proliferación y priorizan la intercepción llamada “multicapas” para lograr la destrucción de un misil en cualquiera de sus diferentes fases de vuelo. La mejor solución sigue siendo la intercepción intermedia [o a media carrera, a medio trayecto], o sea en el momento en que el misil pierde velocidad justo antes de recuperarla en el descenso
La historia de los proyectos antimisiles en Estados Unidos e Israel es confusa y difícil de seguir ya que abarca una enorme diversidad de sistemas que se agregan unos a otros, se anulan o se completan entre sí. Esa profusión es resultado de la voluntad política de contentar a las empresas creadoras de los antiguos escudos, a pesar de haber sido estos declarados obsoletos, conservando viejas medidas de defensa que se agregan a las nuevas. Esta acumulación se justifica en el plano militar ya que permite aumentar la cantidad de capas o fases de intercepción.
También permite rentabilizar todos los sistemas. En pocas palabras: mientras más difusa, imprecisa e indefinida es la amenaza, más ambicioso y costoso es el programa de defensa antimisiles que debe hacerle frente. El siguiente cuadro, no exhaustivo, enumera los diferentes sistemas israelíes y estadounidenses instalados en Israel a los que haremos referencia en este trabajo:
Oficialmente, el objetivo de dicho sistema sería contrarrestar una amenaza de potenciales enemigos, especialmente de parte de los enemigos provenientes del Gran Medio Oriente, a la cabeza de los cuales estaría Irán.
La defensa antimisiles constituye un objetivo que data de la aparición misma de los misiles balísticos y su finalidad es la de poder atacar sin tener que preocuparse por la lógica respuesta del enemigo, o sea modificar el equilibro del terror, lo cual implicaría al mismo tiempo reactivar la carrera armamentista con la eterna lucha entre la eficacia de la espada y la del escudo.
La defensa antimisiles modifica por lo tanto la regla del juego de manera tal que: «La guerra nuclear deja de ser guerra ya que elimina el principio agonal del duelo convirtiéndolo en asesinato de una víctima indefensa» (Poirier) [1]. Los más preocupados por la obtención del escudo antimisiles son, en primer lugar, los dos Grandes. Muchos ignoran sin embargo que Israel también ha tratado de alcanzarlo, tanto por razones de orden estratégico que por motivos culturales.
Aliados desde hace mucho tiempo, Estados Unidos e Israel, que enfrentan las mismas amenazas, han desarrollado juntos varios programas antimisiles. Los dos manifiestan un apego de orden cultural a la integridad de su territorio (seguridad absoluta, mito de la inviolabilidad de las fronteras física y tecnológica, superioridad tecnológica), convencidos de que los tratados internacionales y bilaterales y las diferentes manifestaciones de la disuasión no son lo suficientemente eficaces.
La intercepción de un misil es algo complejo. En 1999, un informe oficial estadounidense indicaba que, debido a la curvatura terrestre, la detección por radar de un misil del tipo crucero sólo era posible a menos de 32 kilómetros del punto de impacto, lo cual reduce en la misma proporción la capacidad de reacción, de decisión, de precisión y, por consiguiente, la eficacia de todo el proceso.
Como señaló Barack Obama en su discurso de Praga [2], las recientes críticas contra los escudos antimisiles fueron motivadas, en primer lugar, por su elevado costo y su poca eficacia, así como por su inadecuación.
En momentos en que se retoman los proyectos de escudo antimisiles para satisfacer a los grupos de presión del complejo militaro-industrial, aunque con fuertes reducciones, la administración estadounidense expresa públicamente sus dudas en cuanto a sus posibilidades de concretización y hasta el interés mismo de interceptar misiles balísticos o de teatro [en referencia al teatro de operaciones. NdT.].
Para explicar esta contradicción es indispensable hacer un recuento cronológico crítico de los antimisiles que Estados Unidos e Israel han concebido de forma conjunta.
Enumeraremos primeramente las razones estratégicas y culturales que llevaron a la concepción de los escudos antimisiles en Estados Unidos y Europa. Explicaremos después el fracaso técnico y financiero de los programas MIM 104 Patriot/Arrow. Para terminar, demostraremos que esta tendencia se ha extendido a los antimisiles de energía dirigida (programa THEL/Nautilus), como resultado de su demostrada ineficacia en la intercepción de simples cohetes entre los años 2002 y 2009.
Los antimisiles o la reciprocidad de la disuasión
Estados Unidos financia la protección de Israel. Lo hace, por un lado, porque ambos Estados se aliaron contra la URSS y los aliados de aquel país, algunos de los cuales siguen representando una amenaza. Y, por otro lado, porque los posibles adversarios de Washington saben que para obtener algo basta con amenazar a Israel ya que Israel dispone de medios de presión en Estados Unidos y viceversa. Washington y Tel Aviv comparten la noción de homeland que, según explica Kim Holmes [3], es «moralmente justificable».
Tanto Estados Unidos como Israel se niegan a «entrar en el juego de la aceptación de la vulnerabilidad», tolerada únicamente por defecto ante la antigua URSS pero considerada como inaceptable ante los «pequeños países», en parte porque estos últimos pueden, según Washington y Tel Aviv, comportarse de forma irracional. Se considera inmoral que la estrategia del débil ante el fuerte permita que un «Estado renegado» infrinja el orden deseado por los cinco miembros permanentes [del Consejo de Seguridad] de la ONU.
En aquella época, en efecto, Oskar Morgenstern, creador de la «teoría de los juegos» que preconiza la ofensiva aplicada a la estrategia nuclear [4], encuentra la oposición de Bernard Brodie, quien estima que el principio de «Destrucción Mutua Asegurada» (MAD, en referencia a sus siglas en inglés) hace depender «la seguridad de Estados Unidos de la capacidad del Kremlin para mantenerse racional», lo cual considera «inaceptable» [5].
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Otros factores son el rechazo de la «fatalidad» y el «síndrome de Pearl Harbour», o sea el temor a un ataque sorpresivo contra la superpotencia acostumbrada a imponer su voluntad. Se trata de evitar que Washington y Tel Aviv respondan con armas de destrucción masiva (ADM) al uso de otras ADM.
Los defensores de ese argumento piensan que [un escudo antimisiles] permitiría reducir la cantidad de ojivas nucleares de los beneficiarios del escudo (o desproliferar, si se lleva dicha reflexión a su expresión más extrema) y recuperar una libertad de acción libre de consecuencias [6]. Se trata también de ofrecer una protección integral (full dimension) a la vez contra el terrorismo, contra la inmigración, contra los diferentes tipos de tráfico y contra las ADM.
Sin el escudo, la disuasión no sirve de nada. [El escudo] protege de la destrucción, pero también protege contra el miedo al golpe. En esto reside el otro aspecto de la disuasión, en la reciprocidad. «Puedo golpear sin temor a represalias».
Para las naciones occidentales en su conjunto, el escudo tiene también una dimensión moral. En la retórica de las «democracias», el escudo (shield para Estados Unidos, magen para Israel) es únicamente para los Estados con preocupaciones morales, que anteponen la defensa al ataque. El primer golpe nuclear, bacteriológico o químico es cosa, supuestamente, de las potencias del Mal. La defensa y las represalias, que se asocian a la idea del segundo golpe, están del lado de las «democracias», al menos teóricamente y haciendo abstracción de las realidades más triviales.
Un magen tecnológico para Israel
Debido a su cultura y su historia, el pueblo judío y el Estado israelí (que son dos entidades diferentes) han aprendido, a su pesar, a vivir en peligro y a convivir con él de forma permanente. Israel, más que cualquier otro Estado, da enorme importancia a la vida de sus ciudadanos-soldados, en parte gracias a la noción de pueblo «elegido» o «escogido» (según la traducción comúnmente admitida). La sociedad israelí se siente especialmente orgullosa de ser la única en el mundo que propone (teóricamente) a sus ciudadanos una organización y estructuras que la protegen contra todo tipo de amenazas.
«Existo sólo por el peligro. Me protejo, luego existo.» Así pudiera resumirse esa filosofía. Por ejemplo, la divisa del Shin Bet [Servicio de Seguridad General de Israel, rebautizado como SAVAK. NdT.] reza Magen velo Yerahé, o sea «escudo, sin tacha e invisible». Este paréntesis se extiende también al concepto de «Muralla de hierro» de Zeev Jabotinsky, doctrina elaborada en 1923 por el teórico del Gran Israel y que refiere la necesidad de crear una fuerza de protección [7].
En vez de actuar como Francia, que fue abandonando paulatinamente la línea Maginot después de obtener la bomba atómica [8], Israel sigue construyendo barreras de seguridad y fortificaciones cuyas características recuerdan a veces la mentalidad de limes romano, o sea la voluntad de obligar al enemigo a combatir en un terreno seleccionado y preparado de antemano. Una de las máximas de Tsahal [El ejército israelí. NdT.], toar haneshek, o sea «la pureza de las armas», expresión del teórico sionista Yitzhak Tabenkin, incluye específicamente la idea de priorizar la defensa «tanto como sea posible» antes de pensar en la respuesta.
El escudo debe reducir los efectos de las guerras y del terrorismo. La ciencia puede construirlo. Lo cual explica la noción que desarrolla el ingeniero Yuval Neeman, uno de los «sacerdotes» de la disuasión israelí, sobre el «escudo tecnológico de Israel» [9]. Ella encarna, según Neeman, la superioridad tecnológica protectora, atribuyendo así al ingenio científico judío una respuesta civilizada ante la agresividad bárbara y oscurantista del adversario.
La búsqueda israelí de la pureza de las armas (toar haneshek) y de la seguridad absoluta (bitakon) está condenada al fracaso permanente ya que, por definición, la seguridad absoluta no existe. Israel tenía a su favor dos factores de superioridad. La superioridad militar y la superioridad moral debida al holocausto.
El escudo debe impedir las guerras y el terrorismo, o por lo menos reducir sus efectos, así como el uso, por parte de Israel, de sus propias ADM y armas convencionales en función de represalias. Para comprender esa estrategia hay que recordar que la extensión de Israel es muy reducida, que Israel es un one state bomb, o sea que el Estado de Israel puede ser arrasado con una sola bomba atómica y que sus relaciones con unos 50 países son de carácter esencialmente conflictivo. No puede por lo tanto darse el lujo de sufrir una destrucción y una total desorganización de su ejército, de su economía y su población, y está obligado a concebir su propia defensa como preventiva.
La noción misma de escudo se inscribe en una lógica cultural. Es como la muralla de la fortaleza de Masada, como la kippa, el talith (el chal de franjas) y el muro de las lamentaciones, símbolo de civilización pero también barrera (muro del templo) ante la maldición divina.
El «escudo» es también el de la fortaleza de Masada y la laager mentality. Proteger a cualquier precio una tierra prometida, ofrecida, conquistada por la fuerza, merecida y valorada a través de las armas defensivas. Aunque los especialistas le atribuyen una gran diversidad significados, el magen es el sol, la mezcla de la Trinidad divina y la trinidad humana.
Cuenta la tradición que David, perseguido por Saúl, se refugió en una cueva. Los soldados penetraron en ella, pero David se escondió bajo una tela de araña (en forma de estrella) que lo protegió. Esa noción de escudo reaparece constantemente en la sociedad israelí, al igual que en el ya mencionado lema del Shin Bet [10].
El principio de intercepción: Misil o láser
En 1945 los aliados comprendían ya que para interceptar un V-2 (padre del Scud), cuya velocidad sobrepasa ampliamente la de cualquier proyectil clásico, había que abatirlo con un artefacto del mismo tipo. Los primeros estudios realizados por la fuerza aérea estadounidense responden a las siguientes características: carburante líquido, cabeza de fragmentación y velocidad supersónica.
En febrero de 1957, el programa Nike Zeus, previsto para su uso contra misiles nucleares y bombarderos estratégicos, se concibe con esa óptica, con vistas a frenar el avance de los soviéticos, quienes poseen más misiles. Por vez primera se conjugan un BAMBI (Ballistic Missile Boost Intercept) y un radar en un mismo sistema para tener la posibilidad de destruir un misil, desde el espacio, durante su fase de ascenso (boost phase). A partir del 16 de enero de 1958, los antimisiles se convirtieron incluso en objetivo prioritario de la nación por decisión del entonces secretario de Defensa Neil H. McElroy. Otros modelos de antimisiles fueron concebidos, hasta 1976.
El 26 de mayo de 1972, para poner fin a la proliferación de misiles y de sistemas antimisiles, Nixon y Brezhnev firman el tratado ABM, que prohíbe cualquier sistema antimisil capaz de cubrir la totalidad de un territorio. Los dos Grandes se autolimitan así a la defensa de una sola localización con sólo 100 interceptores para cada uno. La URSS decide proteger Moscú mientras que Estados Unidos prefiere priorizar la protección de las estratégicas instalaciones subterráneas de lanzamiento de Grand Forks.
Pero ambos bandos prosiguen sus investigaciones. Se revela que los antimisiles provistos de ojivas nucleares son ineficaces ya que la deflagración paralizaría todo el equipamiento electrónico en tierra. El concepto de intercepción se moderniza y se extiende a dos tipos de artefactos, los que se desplegarían en tierra y otros que se desplegarían en el espacio: interceptores llamados hit-to-kill con un vehículo “asesino” (EKV) y sistemas de láseres antimisiles y antisatélites.
Los sistemas de alerta temprana desplegados en tierra o en el espacio tienen en cuenta la evolución de la proliferación y priorizan la intercepción llamada “multicapas” para lograr la destrucción de un misil en cualquiera de sus diferentes fases de vuelo. La mejor solución sigue siendo la intercepción intermedia [o a media carrera, a medio trayecto], o sea en el momento en que el misil pierde velocidad justo antes de recuperarla en el descenso.
La historia de los proyectos antimisiles en Estados Unidos e Israel es confusa y difícil de seguir ya que abarca una enorme diversidad de sistemas que se agregan unos a otros, se anulan o se completan entre sí. Esa profusión es resultado de la voluntad política de contentar a las empresas creadoras de los antiguos escudos, a pesar de haber sido estos declarados obsoletos, conservando viejas medidas de defensa que se agregan a las nuevas. Esta acumulación se justifica en el plano militar ya que permite aumentar la cantidad de capas o fases de intercepción.
También permite rentabilizar todos los sistemas. En pocas palabras: mientras más difusa, imprecisa e indefinida es la amenaza, más ambicioso y costoso es el programa de defensa antimisiles que debe hacerle frente. El siguiente cuadro, no exhaustivo, enumera los diferentes sistemas israelíes y estadounidenses instalados en Israel a los que haremos referencia en este trabajo:
Homa
Nombre del sistema | Principales constructores | Costos de investigación y desarrollo | Alcance en Km | Tipo | Estudios | Puesta en servicio | Blancos |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Pac 1 | Raytheon, Tass, Rafael, Tadiran, Lockheed, IAI | 9,500 millones de $ | De 10 à 90 | Antimisil tierra-aire | Años 70 | 1984 | Misiles de teatro |
Pac 2 | Idem | Antimisil tierra-aire | Años 80 | 1991 | Teatro y alcance intermedio | ||
Pac 3 | Idem | 7,500 millones de $ | De 15 a 20 | Antimisil tierra-aire | Años 90 | 1998 | Teatro y alcance intermedio |
Aegis | Antimisil mar-aire | ||||||
Arrow 1 | Rafael, Tadiran, IAI (MLM, Elta) Boeing TRW (Northrop), Elbit, Boeing, Rockwell, Electro-Optics Industries, MBT Systems & Space Technology, Tass IMI, Tamam, Ramta, Lockheed Martin et Raytheon | 158 millones de $ | Antimisil tierra-aire | Años 80 | 1988 | ||
Arrow 2 | Idem | 330 millones de $ | Antimisil tierra-aire | 1992 | Teatro y alcance intermedio | ||
Arrow 3 | Idem | 200 millones de $ | Antimisil tierra-aire | Años 2000 |
Magic Wand et Iron Dome - Short Range Ballistic Missile Defense (SRMBD)
Nombre del sistema | Principales constructores | Costos de investigación y desarrollo | Alcance en Km | Tipo | Estudios | Puesta en servicio | Blancos |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Nautilus/ airborne laser | Northrop Grumman TRW, Rafael, Tadiran y Elta | 470 millones de $ | De 0 a 40 | Laser | Años 2000 | Años 2000 | Cohetes |
Iron-Dome Kipat HaBarzel | Rafael | 811 millones de NIS o 180 millones de $ | De 40 a 70 | Antimisil tierra-aire | Años 2000 | 2010 | Cohetes |
Stunner/David Sling | Raytheon/Rafael | 263 millones de $ | De 40/70 a 250 | Antimisil | Años 2000 | 2010 | Multipropósito |
Skyguard | Northrop Grumman | Laser | Años 2000 | ||||
Iron-Dome Wide Area Counter-RAM system | Rafael, Elta | De 0 a 70 km | Antimisil tierra-aire | Años 2000 | 2010-2011 | Cohetes de corto alcance | |
Thaad | Lockheed | 150 km y más | 2011 | ||||
Navy theater wide defense | 200 km y más | 2011 | Misiles balísticos | ||||
Vulcan- Phalanx Weapon Systems Centurion | Raytheon | 25 millones de $ por unidad | Canon Gatling | 2005-2007 | Cohetes | ||
Barak | Rafael, IAI | De 10 a 150 km | Antimisil mar-aire | 1991 | Cohetes, misiles de teatro y alcance intermedio |
Sniper Sensor-to-Shooter System
Nombre del sistema | Principales constructores | Costos de investigación y desarrollo | Alcance en km | Tipo | Estudios | Puesta en servicio | Blanco |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Avión sin piloto | IAI | Atmósfera | Multipropósito | ||||
Airborne láser | Boeing | 6.100 millones de $ | Atmósfera | Láser | Años 2000 | 2006 | Misiles balísticos |
Antimisiles para blindados
Nombre del sistama | Principales constructores | Costos de investigación y desarrollo | Alcance en Km | Tipo | Estudios | Puesta en servicio | Blanco |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Trophy | Raphaël | 70 millones de $ | Contramedida de defensa | Años 2000 | 2011 | Misiles antitanques | |
Quick Kill | Raytheon | Contramedida de defensa | Años 2000 | 2011 | Misiles antitanques |
Costo oficial de la defensa antimisiles israelo-estadounidense y costo real de la investigación y desarrollo entre 2002 et 2007 Fuente: United States of America, «The Missile Defense Program, Fiscal Year 2003 Budget», Closed Hearing, Unclassified Statement of Lieutenant General Ronald T. Kadish, Missile Defense Agency Before the House Appropriations Committee Defense Subcommittee, jueves 28 de febrero de 2002.
Presupuesto atorgado por año fiscal y en millones de dólares
Los sistemas antimisiles dotados de vehículos «asesinos» Fuente: United States of America, Departement of Defense, «Missile Defense Agency», The Missile Defense Program 2009-2010, p.11
Viejo Condor
Voltaire.net.org
Nicolas Ténèze CONTINUARA
Doctorado en Historia por el Instituto de Estudios Políticos de Toulouse en abril de 2009. Su tesis, financiada en parte por el Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional (IHEDN) trata de la disuasión, convencional y no convencional, israelí.
1] Hervé Couteau-Begarie, Traité de Stratégie, 2da edición (Economica, 1999), 1005 páginas, p. 423. [2] «Speech by Barack Obama dealing with nuclear issues», Voltaire Network, 5 de abril de 2009. [3] «Par-delà la destruction mutuelle assurée: le rôle d’une défense antimissile pour assurer la paix et la stabilité», por Kim Holmes, in Politique étrangère, 4º trimestre de 2001, p. 881. [4] The question of national defense, por Oskar Morgenstern (Random House, 1959). [5] «L’obsession antimissile des USA», por Bernard Brodie, in Le Monde Diplomatique, julio de 2007. [6] «Le bouclier antimissile ou le retour de l’invulnérabilité américaine», in Armées d’Aujourd’hui, septiembre de 2007, p.26. [7] Histoire de la droite israélienne, por Marius Schattner (Edition Complexe, 1991), p.70. [8] La ligne Maginot, mythe et réalité, por Nicolas Teneze (Editions Lavauzelle, 2006), p. 288. [9] «Youval Neeman: Ma rencontre avec le ‘Ben-Gourion’ de la Science en Israël», por Daniel Rouach, Israel Valley, 27 de abril de 2006. [10] El Shin Bet proviene del servicio de inteligencia de la Haganá, llamado Shai, fundado el 9 marzo de 1949 por Ben Gourion e incorporado al ejército israelí [Tsahal] con el número 184. |
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