lunes, 22 de marzo de 2010

Lavrov: Rusia promueve la cooperación con los países de América Latina



Moscú, 22 de marzo, RIA Novosti. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, concedió el pasado 25 de febrero una sesión de preguntas y respuestas a la agencia RIA Novosti, emisora La Voz de Rusia y cadena de televisión Russia Today.

A continuación ofrecemos algunas respuestas de Lavrov a las preguntas de nuestros lectores.

Pregunta : En su opinión, ¿no existe similitud entre el pacto de la URSS con la Alemania nacionalsocialista (Pacto Molotov Ribbentrop), que en los hechos, aunque tal vez no en las intenciones, significó la repartición de Europa entre Alemania y la URSS, por un lado, y el apoyo explícito de la Federación Rusa a la organización ALBA, integrada por países gobernados por la izquierda, reformista, que en los hechos favorecen la expansión económica y geopolítica de Rusia en America Latina, por otro lado? (Darío Ulloa)

Respuesta: La firma del Tratado de No Agresión entre la Unión Soviética y Alemania el 23 de agosto de 1939 -el denominado Pacto Molotov-Ribbentrop- debe ser considerada en el contexto histórico general de aquella época.

Antecedieron a ello la confabulación de Munich de 1938 que tuvo por resultado el desmembramiento y la ocupación de Checoslovaquia, la declaración anglo-alemana, suscrita por estas mismas fechas que en esencia era un convenio de no agresión entre Gran Bretaña y la Alemania nazi (la así llamada "paz en nuestra época"), así como toda una sarta de sucesos en la política de las potencias occidentales que abonaban consecuentemente el terreno para la agresión alemana, orientándola hacia el Este. Como siempre, la secuencia tuvo importancia crítica. De no haber sido suscritos los Acuerdos de Munich, de no haber sido aplicada la política de apaciguamiento de la Alemania nazi en general, no habrían acaecido después muchos otros sucesos.

Quiero recordar que en su época el parlamento de nuestro país reconoció el error cometido por la Unión Soviética al denunciar el Pacto Molotov-Ribbentrop. Tenemos sobradas razones para esperar que hagan lo propio también otros países que aceptaron la componenda con los nazis, pero no a nivel de declaraciones de líderes políticos sino a nivel de decisiones políticas.

Por lo que se refiere a nuestra interacción con alianzas políticas regionales, foros y organizaciones multilaterales de los países de América Latina y el Caribe, promovemos la cooperación con todos. Procuramos desarrollar relaciones constructivas con la Organización de Estados Americanos, la Asociación Latinoamericana de Integración, el Grupo de Río y la Asociación de Estados del Caribe en que Rusia tiene el estatus de observador. Tomamos en consideración el paulatino afianzamiento de las estructuras como MERCOSUR, las Comunidades Andina y del Caribe, el Sistema de la Integración Centroamericana, la Unión de Naciones Suramericanas en fase de formación.

Celebramos la decisión de la Cumbre de Cancún (México), celebrada los días 22 y 23 de febrero pasado, de instituir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Interpretamos esta decisión como un importante paso en el desarrollo de los intensos procesos integracionistas que tienen por escenario el continente. Esta decisión refleja la aspiración de los Estados de América Latina y del Caribe a promover la cooperación y coordinación política con tal de aumentar su protagonismo en la gestión de los asuntos mundiales. Creemos que el nuevo organismo complementará otros mecanismos multilaterales, contribuirá a fomentar la comprensión recíproca entre los países de América Latina y el Caribe y podría pasar a ser un importante factor del ordenamiento mundial policéntrico en proceso de formación. Una vez institucionalizada esta Comunidad, Rusia estaría dispuesta a entablar con ella un diálogo político y cooperación en aras de mantener equilibradas las relaciones internacionales.

La Alianza Bolivariana, o ALBA, no es ninguna excepción. No se trata de prestar apoyo "ostensible" alguno. Y, desde luego, no hay ni indicios de similitud entre nuestras acciones de hoy y la política que la URSS se vio obligada a practicar en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. No olvidemos que al fin y al cabo la URSS pagó el precio más alto por bancarrota de la política europea en el período entre las dos guerras mundiales.

Al promover las relaciones, no nos regimos por conceptos ideológicos sino por consideraciones de provecho recíproco y pragmatismo. Tomamos en consideración, por supuesto, el interés de la otra parte por fomentar la cooperación con nuestro país. La clasificación de los gobiernos de la región en los de izquierda y de derecha es bastante convencional y a menudo se utiliza para formar unos u otros estereotipos en el espacio informativo mundial. Al propio tiempo, no se puede por menos de ver que estos años últimos, en medio de la decepción de la gente con la capacidad de las élites tradicionales para mejorar la vida según modelos neoconservadores, en la mayoría de los países latinoamericanos llegaron al poder fuerzas políticas nuevas. La aspiración a diversificar las relaciones exteriores de sus respectivas naciones contribuye objetivamente al aumento de la cooperación entre Rusia y América Latina


Viejo Condor

RIA Novosti (SIC)

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