lunes, 5 de octubre de 2009

El mundo no sabe qué hacer con el programa nuclear iraní - experto




Irán anunció que está construyendo una segunda planta de enriquecimiento de uranio (su construcción pasó inadvertida por el Organismo Internacional de Energía Atómica, OIEA). Además, realizó pruebas de misiles con alcance de más de dos mil kilómetros. El "sexteto" de los mediadores internacionales exigió que se haga inspección en dicha planta en fechas próximas, mencionando sanciones. Irán rechazó todas las presiones, peró aceptó recibir a los inspectores, así como declaró estar dispuesto en principio a adquirir combustible nuclear en terceros países.

Así terminó el acto de turno del drama que estamos presenciando. ¿Qué otro acto seguirá?

En esencia, los recursos de ejercer presión sobre Irán son limitados. Rusia no cree en la eficacia de las sanciones, pero tampoco está dispuesta a encubrir a Irán de las consecuencias que podría provocar el comportamiento aventurero de sus dirigentes. Las probabilidades de que se aprueben las sanciones son pocas, porque China por lo visto no las apoyará, a diferencia de Rusia. En el caso de quedar aprobadas, las sanciones pueden incumplirse por unas compañías interesadas en actuar en el mercado iraní. Además, será fácil esquivarlas con la ayuda del contrabando.

A Irán no le amenaza en absoluto el destino de Iraq ni de Afganistán, donde se empantanaron los contingentes de la OTAN y EEUU.

La declaración sobre la disposición a recibir a inspectores del OIEA podría interpretarse como una concesión hecha al "sexteto", si no nos ponemos a pensar cuántas plantas más es capaz de construir Irán calladamente. La adquisición de combustible nuclear bien puede resultar una cortina de humo llamada a encubrir la creación del ciclo completo de fabricación de combustible nuclear con fines militares. El empleo de los misiles que probó Irán tiene sentido sólo en el caso de llegar a tener ojivas nucleares un día. Tras desarrollar bomba nuclear, Irán obtendría garantías contra toda "democratización", y el régimen de no proliferación nuclear se vendría abajo.

La carrera armamentista, que surgirá inevitablemente como consecuencia de eso, se agravaría por la situación en Pakistán, cuyos arsenales nucleares bien podrán verse en el "mercado libre".

Al fin y al cabo, el número de los nuevos pretendientes a poseer arma nuclear no excederá dos decenas. Pero la probabilidad de surgir incidentes con empleo del arma de exterminio en masa aumentaría en flecha. Y nadie sabrá qué hacer, si los acontecimientos se desarrollan según ese guión.



Viejo Condor

RIA Novosti

Izvestia

.Evgueni Satanovski, presidente del Instituto de Oriente Próximo

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