lunes, 3 de noviembre de 2014

El control de precios de la gasolina en Brasil hace más barato moverse en coche que en bus

El control de precios de la gasolina en Brasil hace más barato moverse en coche que en bus
Los incentivos del gobierno brasileño para favorecer la venta de automóviles y el control oficial del precio de la gasolina y el diésel han hecho que desplazarse en autobús, metro o tren en Brasil sea proporcionalmente más caro que moverse en automóvil particular, tal y como muestran los últimos datos oficiales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) divulgados este lunes.
Según las cifras relativas a la inflación en Brasil, las tarifas de transporte público aumentaron un 685% en los últimos veinte años mientras que llenar el depósito de un vehículo particular se encareció en un 423%. Esta diferencia resulta aún más acentuada si solo se toma en cuenta el precio del transporte en autobús, que representa el 86,6% del transporte urbano en el país y que se encareció en un 711% desde 1994.
Un estudio realizado por el Instituto de Pensamiento Estratégico Ahora (IPEA) avala los datos del IBGE y pone de relieve que tan solo en Río de Janeiro el precio de un billete de autobús creció un 141% entre 2002 y 2014, al mismo tiempo que el precio medio de un vehículo nuevo solo aumentó un 10% y la gasolina un 70% en el mismo periodo.
Algunos expertos señalan que los incentivos fiscales para la compra de automóviles privilegian a los sectores sociales con rentas superiores a la media, mientras que perjudican a los más de 40 millones de brasileños que se desplazan a diario en transporte público.
El gobierno brasileño establece controles en el precio de los combustibles para controlar la inflación y mantiene rebajas fiscales para la adquisición de vehículos como medida de apoyo para la industria automovilística nacional, la cuarta más grande del mundo.
El alto precio del transporte público es uno de los puntos más polémicos del debate político en Brasil. En junio de 2013 el aumento del precio de los pasajes de autobús y metro en varias capitales del país, sumado al gasto público para la organización de la Copa Confederaciones, dieron lugar a la mayor ola de protestas en Brasil desde el retorno a la democracia en 1985.

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)

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