miércoles, 31 de agosto de 2011

Irán está obsesionado con el uranio. ¿Y por qué no?


Teherán declinó definitivamente la propuesta de los mediadores internacionales sobre el intercambio de uranio y continuará con su programa nuclear.

Fereidun Abbasi, titular de la Organización de Energía Atómica de Irán manifestó que su país no piensa frenar o congelar el enriquecimiento de uranio. Es más, aumentará hasta en un 20% la producción de uranio enriquecido “a raíz de las necesidades de la República Islámica”. Con tal fin, en una factoría en construcción cerca de la ciudad de KUm, y también en una empresa en Natanza serán instaladas 164 centrífugas de nueva generación, dispositivos con los que se enriquece el uranio justamente. El funcionario subrayó que, al día de hoy, los éxitos de Irán en la producción del combustible nuclear alcanzaron ya tal nivel, y que ahora es necesario debatir sus suministros a otros Estados, por la República Islámica, y no viceversa. De ahí justamente que, serán cesadas todas las conversaciones sobre el intercambio que proponían los participantes del grupo de los seis. Fereidun Abbasi manifestó además la disposición a examinar los reclamos de la OIEA, el Organismo Internacional de Energía Atómica, si van a ser acompañados con las respectivas pruebas y documentos.

La Cancillería de Rusia no ha comentado por ahora como repercutirán tales medidas de Irán en las conversaciones del “sexteto” sobre el expediente nuclear iraní, sin embargo se prometió estudiar atentamente las declaraciones de Abbasi. Al mismo tiempo, los expertos aseguran que, en la decisión de Teherán influyeron factores externos, entre otros, la crisis libia. Tal opinión entregó a nuestra emisora Andrei Volodin, director del Centro de Investigaciones orientales de la Academia Diplomática de la Cancillería.

- Teherán ha mostrado claramente que es una fuerza política independiente, que es un interlocutor difícil en las conversaciones. Pero es necesario continuar las conversaciones a seis bandas, indica Volodin. Irán calculó bastante bien tanto sus posibilidades como las de la comunidad internacional. Irán no es Libia. En lo que respecta a Rusia, necesitamos negociar pacientemente con Irán, tomando en cuenta que, en la actual situación difícil, obtenemos una influencia considerable en la política exterior iraní.

La realización del plan de intercambio de uranio para el reactor de investigaciones de Teherán podría ayudar, sustancialmente, al restablecimiento de la confianza entre Irán y Occidente. Sin embargo, la mediación de Rusia en esta materia debe ser examinada aparte, asegura Antón Jlopkov, subdirector del Centro de Investigaciones Políticas.

Esta iniciativa era una de las pocas que tenía valor práctico tanto para Irán como para los Estados occidentales, participantes en la solución de la crisis en torno a al programa nuclear iraní, indica Jlopkov. Las propuestas rusas recientes son de una mayor envergadura y apuntan al establecimiento de un diálogo permanente y sistémico con Irán sobre la solución del problema nuclear.

El titular ruso de Exteriores, Serguéy Lavrov, expuso a mediados de julio la concepción de nuestro país del carácter recíproco y gradual para el expediente nuclear de Irán. Apoyada por todos los miembros del sexteto propone atenuar las medidas punitivas contra Irán, a cambio del cumplimiento por este de las exigencias del OIEA. A mediados de agosto, este plan fue apoyado por el presidente Mahmud Ahmadineyad, y la comunidad internacional comenzó abrigar esperanzas en la reunión de las negociaciones de Teherán con el sexteto. Sin embargo, las perspectivas de un diálogo rápido se vislumbran turbias.


Viejo Condor

La Voz de Rusia (SIC)

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