En muchas ciudades de Francia, desde París a Marsella, fueron convocadas multitudinarias manifestaciones de protesta por los planes del gobierno para aumentar la edad de jubilación.
Según los sindicatos galos, a la calle salieron al menos tres millones de personas, que no es poco. Esa cantidad de manifestantes no demuestra en absoluto que todos ellos aspiran jubilarse a los 60 años y no a los 62 años, como propone el gobierno francés. La mayoría de esos manifestantes protestaron en concreto contra la presidencia de Nicolás Sarkozy.
Una asistencia tan masiva debe servir de advertencia al resto de los gobiernos de Europa. En estos momentos, Dublín y Roma, al igual que Vilna o Lisboa o en cualquier otra capital europea se está planteando o se planteará en breve la necesidad de buscar recetas para aligerar la carga que supone el pago de las pensiones a los jubilados.
La posibilidad de que el asunto de la edad de jubilación se extienda a todo el Viejo Continente es cuestión de tiempo, y no puede ser de otra forma porque la tendencia demográfica es invariable. Actualmente en Europa cada vez hay menos niños y más las personas mayores, las aportaciones a los fondos de pensión siguen aumentando y, sin embargo, el déficit de dichos fondos cada vez es mayor.
En Rusia, este problema no es tan agudo como en Francia o Inglaterra. Más aún, el pasado 31 de agosto el primer ministro ruso, Vladimir Putin, durante una visita a la ciudad de Norilsk, aseguró que su gobierno ni siquiera se ha planteado estudiar un aumento de la edad de jubilación.
Y no obstante, el pasado 7 de septiembre el presidente del Fondo de Pensiones de Rusia (FPR), Antón Drozdov, interviniendo en la 19ª Conferencia Báltica sobre asuntos de seguridad social señaló que en Rusia "este problema no se podrá evitar" y que "nos tocará tomar una decisión al respecto".
El Viceprimer Ministro y Ministro de Finanzas de Rusia, Alexéi Kúdrin, dijo más o menos lo mismo, añadiendo que dicha decisión deberá ser adoptada en los próximos 5 años.
Explicó que esa reforma debería ser paulatina y que a lo largo de los próximos 5 ó 10 años prevé el aumento de la edad de jubilación en 5 años.
No es nuestra intención poner en duda las palabras de Putin, pero las leyes que rigen cualquier entidad indican que en asuntos financieros hay que fiarse más de lo que diga el contable, que lo que pueda prometer su jefe.
Aunque, en cierta medida, el primer ministro no se equivocó, en estos momentos en Rusia no hay necesidad de plantear este asunto, pero en los próximos cinco años es posible de que llegue el tiempo para considerarlo.
Incluso, ya hay quienes vaticinan que el debate sobre la edad de jubilación en Rusia podrá comenzar ya en 2012, una variante muy poco probable si se tiene en cuenta que es el año de elecciones presidenciales.
En Europa, por cierto, nadie planea aumentar la edad de jubilación bruscamente: se hará por etapas y de una manera muy paulatina. En Francia irá en aumento poco a poco, alcanzando el límite de los 68 años tan sólo en 2018.
Los ingleses también se están preparando para abolir la ley de jubilación obligatoria a los 65 años para hombre y de 60 años para mujeres. La nueva edad de jubilación para los hombres subirá hasta los 68 años, prorrogándose también la vida laboral para las mujeres.
Medidas parecidas se tomarán en Holanda, Alemania, Italia... La situación en Italia es crítica: la correlación entre la población activa de entre 20 y 64 años y los jubilados es demasiado alta; para 2040, por cada 100 personas activas habrá 96 jubilados. Muchos expertos consideran que semejante carga social será insostenible.
En general, todos los sistemas de pensiones del Viejo Mundo y de Japón tendrán que sufrir cambios dramáticos, que serán para ellos una especie de medicina amarga. Incluso antes de la crisis financiera mundial y los problemas presupuestarios, recordaban un corazón agotado al borde de un ataque, con la necesidad de implementar medidas preventivas para evitarlo.
En el momento actual ya se está hablando de la necesidad de aplicar el bisturí de un cirujano, lo que en aplicación al sistema de pensiones significa el aumento de la edad de jubilación y también, en cualquier caso, el crecimiento del gasto público. El proceso parece difícil de detener en cualquiera de los casos.
Por otra parte, el aumento de la edad de jubilación tampoco es un fenómeno tan terrible como podría parecer. Si, por supuesto, viene acompañado por la aprobación de unas leyes de que lo regulen. Por ejemplo, en Inglaterra habrá normas que prohibirán despedir a un trabajador por el solo hecho de alcanzar la edad de jubilación. En caso de llegar a un acuerdo con su contratante, tendrá la posibilidad de continuar su vida laboral.
Lo más curioso es que, con el aumento de la edad de jubilación y la introducción de las mencionadas leyes, a los trabajadores de edad avanzada les será más fácil mantener su puesto de trabajo.
En Rusia por ejemplo, donde a la gente mayor de 35-45 años se le recomienda abstenerse de buscar ofertas de empleo, si a nuestros legisladores les diera por aprobar medidas semejantes, tales cambios tendrían el efecto de una verdadera revolución.
De acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Rusia alcanzará en 2050 la crítica relación de 96 pensionistas por cada 100 trabajadores. Rusia, para variar, ocupa un lugar excepcional en esta estadística "que no es posible entender con las meras fuerzas de la razón ni medir con la vara de medir común".
Las cifras que aparecen en la prensa de Europa Occidental y la estadística de la Unión Europea (UE) sobre los sistemas de pensiones pone los pelos de punta. Por ejemplo, el estadounidense medio puede contar con percibir una pensión del Gobierno Federal equivalente al 70% del salario promedio anual.
En este punto, la mayoría de los países europeos están por detrás de EEUU, y sin embargo, están muy por delante si se tiene en cuenta otros indicadores sociales como la asistencia médica, la educación, los seguros de desempleo, etc.
En el marco de la UE el pago de jubilación más generoso se da en Italia con el 89 % del sueldo promedio. En Francia se paga menos, un 60 %, y en Alemania, el 53 % que después de la reducción queda en un 46 %.
Donde menos se cobra es en la República Checa, con el 35.3 %. La media europea equivale al 58.2 % del sueldo promedio. Es decir, en Alemania por ejemplo toda persona mayor puede contar con una jubilación de entre 1.000 y 1.500 euros, una suma infinitamente superior a los actuales 6.000 rublos (150 euros aproximadamente) que se pagan en Rusia.
Por otra parte, en Rusia la edad de jubilación es sorprendentemente favorable, 55 años para las mujeres y 60 años para los hombres y en perspectiva se igualará a la de Europa, hasta los 60 y los 65 años, respectivamente.
Lo que no se tiene en cuenta es que la esperanza de vida para los hombres en Rusia es de 59 años, frente a los 80 en Europa y Japón; y es muy poco probable que, a diferencia de Europa, algo cambie en el país.
Así que, con la nueva edad de jubilación, a lo mejor en Rusia no habrá que pagar pensiones de jubilación a muchos hombres, un gran alivio para el presupuesto.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Andrei Fediashin
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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