Las autoridades de EE. UU. exigieron de la compañía anglo- holandesa Royal Dutch- Shell que garantice la seguridad durante su trabajo en las aguas de la frontera de Alaska, donde va a empezar a extraer petróleo el próximo mes de julio.
El Servicio de Manejo de Minerales estadounidense (MMS, por sus siglas en inglés) quiere cerciorarse de que la empresa es capaz de solucionar rápidamente los problemas derivados de averias que podrían producirse durante el proceso de perforación y no permitirá que se repita una catástrofe parecida a la que sufre actualemente el golfo de México.
Según los representantes de Shell, la compañía planea perforar cinco pozos en Alaska este año: tres en el mar de Chukotsk y dos en el de Beaufort. Ya ha invertido cerca de 3.500 millones de dólares, con el objetivo de convertir la plataforma continental externa de Alaska, ligeramente explotada, en una gran provincia productora de petróleo.
En la empresa insisten en que han aprendido lecciones del desastre en el golfo de México. Por eso la perforación en Alaska se llevará a cabo a una profundidad de 46 metros de la superficie del agua frente a los 1,5 kilómetros de la de la plataforma de British Petroleum.
Además subrayan que podrán reaccionar a un derrame del petróleo en un plazo máximo de una hora. Sin embargo, los habitantes del lugar y los ecologistas parecen tener sus dudas, razón por la cual trataron de detener el desarrollo del proyecto, apelando al juzgado de la ciudad de Anchorage, Alaska. Los opositores del plan de Shell alegaron que la petrolera no podrá evitar accidentes debido a las severas condiciones climáticas locales. Sin embargo, el juzgado calificó el riesgo de estos incidentes como mínimo y desestimó la demanda.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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