domingo, 21 de diciembre de 2008

HIPOCRESIA DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU

El 24 de marzo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso sanciones más

estrictas contra Irán en lo que constituyó el último eslabón de la campaña de la

Administración Bush para aislar a Irán y preparar las condiciones para un posible ataque

militar contra ese país. La resolución, la segunda en los últimos tres meses, impuso

nuevas sanciones destinadas a castigar a Irán por su negativa a suspender su programa

de enriquecimiento de uranio. La resolución afecta a quince individuos y trece entidades,

incluyendo el Banco Cental de Irán. También afecta a los Guardias de la Revolución, un

cuerpo de élite de las fuerzas de seguridad iraníes, que no poseen relación alguna con el

programa nuclear del país. La nueva resolución proporciona a EEUU la cobertura de la

autoridad de la ONU para sus intensos preparativos bélicos contra Irán. En realidad, la

aprobación de tales sanciones parece estar totalmente fuera de lugar, ya que no existe

ninguna evidencia concluyente de que Irán tenga un programa para la fabricación de

armas nucleares. Según el Tratado de No Proliferación Nuclear, Irán tiene derecho a

enriquecer uranio para propósitos pacíficos y es ilegal impedir a este país el llevar a cabo

tales actividades.

Desgraciadamente, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la

ONU -cuyos enormes arsenales nucleares constituyen su mejor cualificación para ser

miembros de este organismo- mantienen una postura hipócrita, a los ojos de muchos

países e individuos, cuando niegan a Irán el derecho a tener una capacidad nuclear.

EEUU, por ejemplo, no sólo está fortaleciendo su poder militar convencional, sino que

está también planeando una modernización de su arsenal nuclear. La Administración

Bush ha dado a conocer recientemente el nuevo presupuesto militar estadounidense,

que incluye miles de millones de dólares destinados al desarrollo de armas nucleares,

incluyendo dos nuevas cabezas nucleares que, según los responsables militares

norteamericanos, serán desplegadas en misiles balísticos intercontinentales situados en

submarinos. La hipocresía nuclear de la Administración Bush hace aún más difícil la

resolución del conflicto con Irán. El Boletín de los Científicos Atómicos norteamericanos

ha denunciado 'el renovado énfasis de EEUU en la utilidad militar de las armas

nucleares.'

La credibilidad de EEUU se redujo aún más cuando suscribió un acuerdo para

suministrar combustible y tecnología nuclear a India, un estado que dispone de armas

nucleares. Asimismo, EEUU proporciona miles de millones de dólares a su aliado Israel,

que es en la actualidad la única potencia nuclear en Oriente Medio. Tanto Israel como la

India se han negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Israel, sin

embargo, no ha sido presionado por EEUU para firmar el TNP o para desmantelar su

arsenal de armas nucleares. Cabe señalar además que el TNP, que fue creado en 1968,

no sólo buscaba asegurar que las nuevas naciones no construirían armas nucleares,

sino que se suponía que las grandes potencias debían destruir también de forma

progresiva sus arsenales nucleares.

Pero incluso si Irán tuviera armas nucleares, EEUU y el mundo deberían aceptar esta

realidad, como ellos aceptaron a una China nuclear en los años sesenta. La historia

demuestra que cuando los países obtienen armas nucleares usualmente moderan su

actitud. Así por ejemplo, China, India y Pakistán han adoptado una política más

responsable después de haber obtenido armas nucleares. Al igual que los gobiernos de

estos países, el primer objetivo del régimen iraní es sobrevivir no iniciar conflictos.

China y Rusia podrían haber vetado la resolución de la ONU. Sin embargo, ellos votaron

a favor de las sanciones contra Irán. Pekín y Moscú se oponen a medidas que puedan

dañar sus propios vínculos económicos con Irán y a una acción militar. Sin embargo,

ninguno de ellos ha rechazado públicamente los pretextos que están siendo usados por

la Administración Bush para lanzar una guerra contra Irán. Por su parte, los países

árabes han enviado una carta al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA),

en la que pedían que Israel firmara el TNP y se denunciaba la hipocresía que suponía el

castigar a Irán, mientras se permitía a Israel retener su arsenal nuclear. Sin embargo,

Qatar, el único estado árabe presente en el Consejo de Seguridad de la ONU, votó a

favor de la resolución.

La Administración Bush está ignorando las protestas de la opinión pública internacional,

que condena cualquier amenaza de guerra contra Irán. Después de todo, ha conseguido

lo que quería: una nueva declaración de que Irán está 'desafiando la voluntad' de la

'comunidad internacional' al poner fin a su programa de enriquecimiento de uranio. En lo

que respecta a Washington, el programa nuclear de Irán es simplemente uno más de los

falsos pretextos que están siendo utilizados como justificación para una posible guerra.

El propósito real del gobierno de EEUU al promover una confrontación con Irán no tiene

que ver con su programa nuclear. A diferencia de sus rivales europeos y asiáticos, EEUU

no tiene relaciones diplomáticas o económicas con Irán desde el derrocamiento de su

títere, el Shah Mohammad Reza Pahlavi, en 1979. EEUU está amenazando ahora con

una guerra contra la República Islámica de Irán con el fin de restaurar su hegemonía

sobre una nación que está estratégicamente situada entre Asia Central y Oriente Medio,

desafía el poder de Israel y posee enormes reservas de petróleo y gas. Una vez más,

 

EEUU está tratando de emplear su poder militar para frenar el declive de su influencia

económica.

 

 

Viejo  Condor

 

 

Yusuf Fernandez   (SIC)

 

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