jueves, 2 de abril de 2015

Militarización de las Malvinas cortina de humo británica


La razón cambia de dueño, pero no del camino (Anónimo)



Por mucho que transcurra el tiempo, la humanidad no asimila las lecciones que nos ofrece la historia. Así siglo tras siglo nuestros líderes, repitiendo los mismos errores en los momentos críticos de la economía, invocan a los dioses de guerra como si fueran los últimos salvadores ignorando la sangre de inocentes que podría implicar su presencia.
Solamente así se puede explicar la razón para que el primer ministro británico David Cameron haya ordenado el desplazamiento de un moderno destructor al Atlántico Sur para proteger las Islas Malvinas de una posible agresión de Argentina que desde 1833 no ha dejado nunca de reclamar su soberanía sobre estas islas, denominadas Falkland Islands por Londres.
Inclusive, el príncipe heredero Guillermo fue despachado a la zona para reforzar la moral belicosa de la ex potencia colonial Reino Unido. Bueno, con algo tiene que justificar la corona real los 785 millones de dólares que recibe  anualmente del presupuesto británico, junto con otros 47 millones de dólares que dan como aguinaldo a la reina.
Actualmente Gran Bretaña está entrando en un nuevo ciclo de recesión. Unos 13 millones de sus habitantes viven bajo la línea de la pobreza y de ellos 1,7 millones son niños. De acuerdo a la estadística oficial, uno de cada cinco adultos no gana el dinero suficiente para pagar el techo, comida y calefacción y 5,6 millones tienen que elegir entre la comida o calefacción.
La desocupación afectó a 2,6 millones de empleados y otros 7,8 millones trabajan tiempo parcial. Para una población económicamente  activa que es alrededor de 32 millones estas cifras son alarmantes.
El año pasado el crecimiento económico era de 0.9 por ciento y este año será de 0.4 por ciento. A la vez la deuda del país en 2015, según The Office of Budget Responsibility alcanzará 2,12 millones de millones de dólares.
El descontento de la población está en aumento y para  colmo las reservas de petróleo en el Mar Norte, que es principal fuente de crudo del Reino Unido, están agotándose. Mientras que en 2003 Gran Bretaña producía 2,5 millones de barriles al día, en 20111 logró  extraer 1,4 millones, siendo su demanda interna diaria de 1,6 millones de barriles. En estas condiciones, el anuncio de la Rockhopper Exploration Corporation sobre el hallazgo de un depósito de unos 1.300 millones barriles de petróleo en el Mar Argentino en la cuenca norte del archipiélago que incluye las Islas Georgias del Sur, Islas Sandwich del Sur e Islas Malvinas, cuya soberanía no es reconocida por Londres, fue percibido por David Cameron como un pretexto para levantar el ánimo alicaído de sus ciudadanos.
De allí viene lo que ya conocemos: el desplazamiento del destructor HMS Dauntless, el envío del príncipe Guillermo y la llegada de un submarino nuclear, dizque para proteger una plataforma de perforación de la Rockhopper. Y todo esto se produce cuando la presidenta Argentina Cristina Fernández invocaba al gobierno británico de sentarse a la mesa de negociaciones para alcanzar una solución pacífica a esta situación colonial en el Mar Argentino.
Actualmente existen en el mundo 16 territorios que conservan el estatuto de colonias y 10 de ellos pertenecen a Gran Bretaña, incluyendo las Islas Malvinas cuya soberanía clama Argentina.
Primero, por su cercanía geográfica. Las Malvinas están a 500 kilómetros del país gaucho y a 13.000 kilómetros del Reino Unido. Segundo, la historia muestra que las Malvinas fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, tripulante de la nave española San Antonio, mucho antes que fueran supuestamente halladas por el británico John David in 1592.
Argentina y el archipiélago, que incluye las Malvinas, fueron parte del Virreinato español. Finalmente, en términos legales, la primera ocupación británica de las Malvinas (1765 – 1774) fue rechazada por España que en 1777 retomó la posesión del archipiélago. En 1820 después de lograr su independencia, Argentina tomó posesión de las islas sin ninguna objeción de Gran Bretaña.
Los problemas surgieron en 1833 cuando el reino Unido ocupó las islas y expulsó al gobernador argentino, Barón de Vernet. Desde aquella época el litigio entre los dos países clamando soberanía de las Islas nunca cesó y todas las conclusiones de las Naciones Unidas sobre la necesidad de la descolonización de las Malvinas fueron ignoradas por Gran Bretaña. En 1982 durante la dictadura militar en Argentina, el general Leopoldo Galtieri,  que se sentía el niño mimado del presidente Ronald  Reagan, ordenó  la  invasión de las Malvinas que duró del 2 de Abril al 10 de Junio del mismo año y terminó con la derrota argentina que puso final también a la Junta Militar en medio de una severa crisis económica. Los que la pagaron aquella guerra eran como de costumbre los pobres. Argentina sacrificó 649 soldados y 1188 fueron heridos. Los británicos perdieron 255 militares y 777 regresaron heridos a su tierra.
Desde este punto de vista, David Cameron está iniciando una peligrosa aventura en condiciones de la crisis económica que sufre su país. En realidad, el archipiélago que incluye las Islas Malvinas es un estorbo económico para el reino Unido. Mantener las Malvinas con sus 2.000 habitantes y sus 600.000 ovejas y mantener una guarnición con  2,000 soldados, le cuesta al fisco británico más de mil millones de dólares al año.
Hay abundante pescado y las algas marinas pero están a 13.000 km de Londres. El petróleo que hay en la profundidad del Mar argentino jamás podrán sacar y comercializar sin colaboración de argentina. La alimentación para los malvinenses es traída del Brasil, Uruguay y Chile. Sin esta ayuda se acaba la existencia en las Malvinas.
Es realmente un mal momento el que eligió el primer ministro David Cameron para mostrar la belicosidad de la ex potencia colonial. No prestó  atención al proceso de cambios en América Latina donde la integración y solidaridad se hacen cada día más fuertes mientras que el dominio de grandes potencias a base de la  consigna “divide y reina” más débil.Si en la época de la Guerra de las Malvinas de 1982 Chile ayudaba abiertamente al Reino Unido, ahora su presidente por muy pro norteamericano o pro británico que sea no se atrevería a oponerse a la voluntad de los países que conforman el ALBA y el UNASUR que han decidido apoyar unánimemente a la Argentina en el caso Malvinas.
Entre estos están Brasil que actualmente atiende a los buques de guerra británicos o Uruguay mandando alimentos a las Malvinas o los tubos a las petroleras británicas que operan en el Mar Argentino.
Ya es hora que los líderes británicos se den cuenta que el mundo está cambiando. La fuerza bruta ya no es solución, Iraq y Afganistán lo demuestran. Malvinas ya no es causa de Argentina sino de toda América Latina.
 Llegó la hora para Londres de tomar en serio las enseñanzas de Confucio que decía que “la sabiduría debe preocuparse en ser lenta en sus discursos y diligente en las acciones”.

Viejo Condor
RIA Novosti (SIC) 
Vicki Pelaez
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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