jueves, 4 de septiembre de 2014

La experiencia del destroyer Donald Cook, el 12 de abril en el Mar Negro

El pasado 10 de abril, el destructor estadounidense Donald Cook entraba en el Mar Negro. El 12 de abril, un bombardero ruso Su-24 sobrevolaba el buque. Más tarde se comentó que la tripulación del Donald Cook había quedado desmoralizada tras su encuentro con el bombardero, y algunos medios de comunicación aseguraban que 27 marineros estadounidenses solicitaron la baja del servicio. ¿Qué fue lo que asustó a la tripulación del destructor?
El Donald Cook es un destructor lanzamisiles de cuarta generación perteneciente a la Armada de los Estados Unidos. Su principal arma son los misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance máximo de 2500 kilómetros y pueden llevar cabezas nucleares. En su versión normal, el buque está equipado con 56 misiles, y en su versión de ataque cuenta con 96 misiles.
El destructor está equipado con el sistema de combate de última generación Aegis, un sistema integrado que reúne los medios de defensa antimisiles de todos los barcos en los que está instalado en una red general, permitiendo controlar y atacar cientos de objetivos al mismo tiempo. En sus bordas, el destructor tiene instalados cuatro enormes radares universales de antena de una potencia similar a la de varias estaciones de radar. Además de los misiles Tomahawk, en sus lanzaderas universales de proa y popa figura medio centenar de misiles antiaéreos guiados de distintas clases.
El bombardero ruso Su-24 que sobrevoló el Donald Cook no llevaba a bordo ni bombas ni misiles. Bajo su fuselaje había únicamente un contenedor con un sistema de guerra electrónica llamado Jibiny. Al aproximarse al destructor, el sistema Jibiny se puso en marcha y dejó fuera de servicio los radares, los circuitos de control, los sistemas de transmisión de información… En otras palabras, todo el sistema Aegis quedó desconectado como cuando se apaga un televisor pulsando el botón de un mando a distancia. Después de esto, el Su-24 simuló un ataque de misiles contra el buque, que había quedado totalmente ciego y sordo. Y repitió esta acción un total de 12 veces.
Cuando el bombardero se alejó, el Donald Cook se dirigió rápidamente a un puerto rumano y no volvió a acercarse a aguas rusas.
Los guerreros del frente invisible
“Cuanto más complejo es un sistema radioelectrónico, más sencillo resulta interrumpir su funcionamiento con medios de guerra electrónica”, comenta el director del centro de investigación científica sobre guerra electrónica y valoración de la eficacia en medios de reducción de visibilidad de la Academia Aérea Militar, Vladímir Balybin. “Para poder ganar una guerra moderna no basta con dominar el espacio aéreo. Es necesario hacerse con la superioridad tecnológica”.
Además del sistema Jibiny, el complejo industrial militar ruso trabaja en el desarrollo de distintos dispositivos capaces de descorazonar tanto a las unidades del enemigo como a agrupaciones terroristas. Las unidades de las Tropas Aerotransportadas han comenzado a ser equipadas con sistemas Infauna. Instalado en un tanque o en cualquier otro vehículo militar, este sistema encuentra y aísla la comunicación por radio enemiga en bandas HF y VHF del espectro electromagnético, “adormeciendo” sus armas de control remoto. Estas armas llegan a disparar, pero sólo después de que las columnas de tanques rusos hayan pasado sobre ellas y se hayan alejado a una distancia segura.



Viejo Condor

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