sábado, 19 de mayo de 2012

La encrucijada siria


Ayer el gobierno de Bashar al Assad instó a la misión de observadores de las Naciones Unidas para que acelere la presentación de su primer informe identificando a «los culpables» del conflicto que sacude al país, y que Damasco adjudica a la oposición armada.
Esto puede entenderse como una aceptación de parte del Ejecutivo sirio, que de esta situación no sale solo, ni fácil. Tampoco caben dudas que “los rebeldes” están siendo alimentados por intereses foráneos, con armas, dinero, mercenarios e inteligencia.
Tal vez un camino para poder empezar a desentramar el conflicto que ya cobró más de 9.000 vidas, sea entender la lógica del Mediterráneo como región estratégica para Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Rusia y en menor medida Irán.
El Mediterráneo es una región caleidoscópica por su diversidad, y las visiones de EE.UU. y la UE son muy distintas sobre el tema, aunque ambas estén directamente relacionadas con la energía y la estabilidad que ayude a mantener niveles aceptables de seguridad para sus intereses.
Para los norteamericanos, el Mediterráneo es un espacio que lo conecta con otros más amplios y más interesantes para su política exterior y de seguridad, basado siempre en el interés del dominio de los mares nacido en la Segunda Guerra Mundial, es decir, un gran lago que conecta el Atlántico con su hegemonía militar en Medio Oriente y un paso al Índico, sobre todo teniendo en cuenta que este país consumirá en 2020, el 25% del petróleo que se produzca en el mundo, y además mientras existió la Unión Soviética, este sector geográfico, fue un cerco que impedía su avance.
Hoy con una Rusia que vuelve a navegar el Mediterráneo con su flota, asegurar cierto control de los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo por un lado, y el Canal de Suez por otro, parece que valen la disputa.
Por otra parte, la UE posee una mirada distinta aunque no exenta de asegurar el flujo de energía, pero el Mediterráneo no europeo es una especie de vecindad indeseada, y esos extranjeros cercanos pueden influenciar negativamente su proyecto, a pesar de que Europa se estire cada vez más hacia el este.
Siria fue junto a Irak y el Egipto de Nasser, la punta de lanza de oposición a los intereses de EE.UU. en la región, cuando éste había logrado amigar al resto de Medio Oriente, coptando a cuanta familia real o gobierno autoritario anduviese por la zona, en el objetivo de mantener controlado el conflicto árabe-palestino-israelí, y también fue Siria un gran aliado soviético en la frontera imaginaria trazada durante la Guerra Fría. A esto hay que sumar la caída del Sha de Irán en 1979, algo que Washington parece no olvidar, ya que ayer anunciaba tener preparada una estrategia de ataque. También es necesario recordar que Siria e Irán siempre desconocieron la existencia del Estado de Israel. 
El Mediterráneo desde que dejó de ser el “Mare Nostum” de los romanos, no volvió a conocer la paz, era cuando tenía un solo dueño, según Fernand Braudel. Tal vez la UE deba, como Roma, pensar en fronteras porosas con sus vecinos y no cerrarse como Grecia.
Es posible que la salida del entuerto esté más relacionada a que la UE se acerque de un modo más cooperativo a la región, ya que lo que ocurre en el Mediterráneo impacta en Europa, en vez de que la Otan acompañe la vía militar norteamericana que desde hace 10 años sólo muestra fracasos.

Viejo Condor
La Mañana, Cordoba
Fabián Tavella 

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