jueves, 22 de septiembre de 2011

¿“Congelar” las centrales atómicas para que nos congelemos nosotros?

El futuro de la energética nuclear es un tema especial del encuentro ministerial en el marco de la 66ª Asamblea General de la ONU. Su discusión fue sugerida por el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki moon, partidario de revisar a fondo la política actual de seguridad nuclear y de evaluar realmente las ventajas y desventajas del “átomo pacífico”.

La ola de renuncia a las centrales atómicas, en pos de Alemania, Italia y Suiza, llega a Francia, donde la energía atómica cubre el 89 % de las necesidades de la economía. Las pasiones se pusieron al rojo blanco después de la explosión que estalló el 12 de los corrientes en la empresa de reciclaje de residuos nucleares en Marcoule, al Sur del país.

Si la postura negativa respecto a las centrales atómicas va en aumento, ¿qué espera a Europa: un futuro radiante o un invierno total? El académico y eminente ecologista Alexei Yáblokov se muestra optimista:

Se desarrollan con inverosímil rapidez las centrales eléctricas eólicas, mareomotrices, de onda… Con las tecnologías modernas a Europa le serían suficientes tan solo centrales de onda que es posible instalar tanto en el Golfo de Vizcaya como en el Mar del Norte. Los flotadores se bambolean en las olas y generan electricidad. Existen amplios planes de uso de la energía solar del Sahara. A propósito, Rusia podría ponerse de acuerdo con Kazajistán en emplear sus desiertos. Huelga hablar de la energía geotermal. Esta existe en cualquier parte de la Tierra, no solo en Islandia y en Kamchatka, donde abundan volcanes. Por supuesto que nadie renunciará de la noche a la mañana al átomo, de lo contrario, pronto podríamos helarnos. Cada país fija su plazo: Alemania - el año 2022, Suiza - 2034.

Es posible prometer cualquier cosa, replica al ecologista el vicepresidente de la Sociedad Nuclear de Rusia Serguéi Kushnariov. ¿Quién lo verificará pasados 25 años?

Los políticos alemanes toman la decisión de congelar las centrales atómicas en aras de la campaña electoral. Les aseguro que después de las elecciones escucharemos las voces de que no se puede contar tan solo con el gas. En Europa, hablando en serio, no se puede “decir adiós” al átomo. Si Alemania cierra sus centrales atómicas, ¿va a exportar energía más cara de Francia y Polonia, que no clausuran sus centrales y de buena gana vender el “sobrante” de energía? Claro que en esto existen riesgos y problemas. Los hay siempre en la energética. Por lo tanto, es preciso observar las normas de seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica, de la Asociación Mundial de Operadoras Nucleares y, también, aprovechar la experiencia de otros en eliminación de secuelas de averías ocurridas en centrales atómicas. En noviembre se cumplen 25 años desde que cubrimos el reactor averiado de Chernóbil con un sarcófago. Han pasado 25 años y este está íntegro.

¿Reemplazarán las fuentes alternativas de energía a las tradicionales y al “átomo pacífico” que existe ya más de 60 años? La alternativa no es tan innocua, riposta Serguéi Kushnariov. El ruido de los generadores eólicos es pernicioso para el cerebro humano. La hidro-energética significa embalses artificiales e inundación de poblados. ¿Las pilas solares? Hablando figuradamente, pueden resultar insuficientes para una bombilla. La energética solar ocupa el 1 % en el balance mundial de la energía. En resumen, ahora no se prevé el ocaso de la era atómica de alta tecnología.


Viejo Condor

La Voz de Rusia (SIC)

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