El Gobierno argentino rechazó los planes de las Fuerzas Armadas del Reino Unido, de llevar a cabo unos ejercicios militares en la zona marítima circundante las islas Malvinas. En la embajada de aquel Estado en Buenos Aires recibieron la protesta de la Cancillería argentina, inspirada por la propia presidenta Cristina Fernández.
Según la información disponible, Londres planea desarrollar sus ejercicios militares en el este de la Isla Soledad y en sus alrededores, a sólo 775 kilómetros de Ushuaia, la capital de la Tierra de Fuego. Aunque el país europeo avisó de antemano de esos planes, la Casa Rosada se mostró indignada.
La mandataria consideró los futuros ejercicios como “gravedad inusitada” y expuso su opinión al respecto en su página en Twitter. “Típico colonialismo del siglo XIX —polemizó—. Anacrónico uso de la fuerza, violando Derecho Internacional. (...) Claro ejemplo de doble estándar”. “Rechazamos y exigimos la suspensión de la actividad bélica”, se manifestó Fernández.
Además decidió apelar al secretario general de Naciones Unidas, a la Organización de Estados Americanos y a Unasur. De acuerdo con sus palabras, “una vez más el colonialismo inglés hace caso omiso a las Naciones Unidas. Es imperativo terminar con su veto en el Consejo de Seguridad”.
En la actualidad el Archipiélago se halla bajo control de Reino Unido, para quien las Malvinas (Falklends) constituyen su territorio de ultramar. Es uno de los dieciséis territorios no autónomos en la lista de las Naciones Unidas que el Comité de descolonización de la ONU supervisa con el fin de eliminar los restos del colonialismo.
Argentina funda su postura en las decisiones del dicho comité y de unas reuniones esporádicas que exigían de ambos lados que accedan a la mesa de conversaciones y que consideren las islas como un territorio en disputa. Esta posición no está compartida en absoluto por Londres que también apela de vez en cuando a la resolución del Consejo de Seguridad de 1982, que fue convocado en cuanto se desatara el conflicto bélico entre ambos países y exigió que Argentina retirara sus tropas de las islas. Solo la Unión Soviética y tres países más se abstuvieron en la votación de aquel entonces.
La divergencia con Reino Unido volvió a endurecerse con la llegada al poder del actual primer ministro británico, el conservador David Cameron, quien protestó duramente y por escrito contra las medidas restrictivas, tomadas por la Casa Rosada durante el anterior Ejecutivo laborista. En particular, le pareció inaceptable la exigencia por parte argentina, de permisos especiales de navegación para que los buques de compañías operadoras de petróleo y de transporte pudieran transitar entre aguas argentinas y las islas.
El pasado 17 de julio, la Casa Rosada dejó vacante el cargo de su embajador en Londres tras retirar del Senado su propio pliego para ese puesto. Por lo menos, hasta el fin del mandato de Fernández la misión será encabezada a nivel del encargado de negocios. Ya antes de la presente bronca, el 22 de septiembre, la dirigente argentina acusó a Gran Bretaña de “depredar los recursos” del país y de ser una amenaza para la región. Por eso los ejercicios planteados podrían ser en parte una señalada respuesta de Londres a las críticas de su postura ante las probables negociaciones sobre la soberanía del archipiélago.
Viejo Condor
RT.net (SIC)
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