domingo, 27 de junio de 2010

Irán: ¿Un puente demasiado lejos? El arma que podría derrotar a EE.UU. en el Golfo

 Mark Gaffney ICH  Traducido para Rebelión por Germán Leyens    Una palabra al lector: El siguiente trabajo es tan espeluznante que, después de preparar el primer borrador, no podía y no quería creerlo, y decidí refutarlo con más investigación. Sin embargo, sólo encontré más evidencia en apoyo a mi tesis. Y repetí este ciclo de descubrimiento y negación varias veces hasta que decidí terminarlo. Creo que un escritor serio tiene que seguir el camino de la evidencia, no importa a dónde conduzca, e informar. Así que ésta es mi historia. No te sorprendas si te pone los pelos de punta. Su propósito no es hacer predicciones – la historia deja en ridículo a los que pretenden conocer el futuro – sino simplemente describir el peligro que nos espera en el Golfo Pérsico. Si despertamos ante la inmensidad del peligro, tal vez podamos encontrar un camino para salvar del desastre a nuestra nación y al mundo. Si tenemos éxito, incluso podríamos crear un futuro alternativo que ofrezca esperanzas de resolver los monumentales conflictos de nuestra época. MG  En julio pasado, la bautizaron operación “Pulso de verano”. Una concentración simultánea nunca vista de fuerzas navales de EE.UU. a escala mundial. Según la Marina, fue el primer ejercicio de su nuevo Plan de Reacción de la Flota (FRP, por sus siglas en inglés), con el propósito de capacitar a la Marina para que reaccione rápidamente ante una crisis internacional. La Marina quería mostrar la creciente preparación de su fuerza, es decir, su capacidad para movilizar rápidamente más poder de combate a cualquier punto conflictivo global. Nunca en la historia de la Marina de EE.UU. había habido tantos grupos de combate de portaaviones participando en una sola operación. Incluso la flota de EE.UU. agrupada en el Golfo y en el Mediterráneo oriental durante la operación Tormenta del Desierto, y en la reciente invasión de Irak, nunca excedió seis grupos de combate. Pero en julio y agosto hubo siete en actividad, cada grupo de combate compuesto de un portaaviones de la clase Nimitz con todo su complemento de 7 a 8 navíos de apoyo, y 70 o más aviones de diversos tipos. La mayor parte de la actividad, según varios informes, se desarrolló en el Pacífico, donde la flota participó en ejercicios conjuntos con la marina taiwanesa.  ¿Pero por qué hubo tanto poder naval en actividad al mismo tiempo? ¿Qué posible crisis mundial podría posiblemente necesitar más grupos de combate de los que fueron desplegados durante la reciente invasión de Irak? En el pasado, cuando EE.UU. consideró conveniente “mostrar la bandera” o exhibir su músculo naval, bastaron uno o dos grupos de portaaviones. ¿Por qué esta demostración global de poder?  Los titulares sobre las maniobras conjuntas en el Mar del Sur de China fueron: “Ruido de sables pone nerviosa a China”, e: “Inmensa demostración de fuerza preocupa a los chinos”. Pero la realidad fue bastante diferente, y, como veremos, tiene graves ramificaciones para la continua presencia militar de EE.UU. en el Golfo Pérsico; porque la operación Pulso de Verano reflejó una decisión a alto nivel del Pentágono de que se requería una demostración de fuerza sin precedentes para contrarrestar lo que es considerado como una creciente amenaza – en el caso particular de China, por los más recientes destructores de la clase Sovremenny adquiridos recientemente por Beijing de Rusia. “¡Tonterías1” pensarás probablemente. Es imposible. ¿Cómo podrían unos pocos destructores baladíes amenazar a la flota del Pacífico de EE.UU.?”  Y es precisamente donde la historia se pone interesante. “Pulso de Verano” fue el equivalente de un reconocimiento tácito, obvio para todo el que haya prestado atención, de que Estados Unidos ha sido eclipsado en un área importante de la tecnología militar, y que esta ventaja cualitativa está ahora en manos de otros, incluyendo a los chinos; porque esos destructores, en general bastante ordinarios, eran, en realidad, rampas de lanzamiento para misiles crucero contra navíos 3M-82 Moskit hechos en Rusia (denominación de la OTAN SS-N-22 Sunburn), un arma contra la cual la Marina de EE.UU. no tiene defensa. No sugiero que el estatus de EE.UU. como solitaria superpotencia mundial haya sido sobrepasado. Simplemente digo que está emergiendo un nuevo equilibrio global del poder, en el que otros estados individuales podrían, a veces, lograr “una ventaja asimétrica” sobre EE.UU. Y esto, considero, explica la inmensa escala de “Pulso de Verano”. La demostración de abrumador poderío de EE.UU. del verano pasado fue calculada para enviar un mensaje.  El misil Sunburn  Me sobresalté cuando averigüé los hechos sobre estos misiles crucero hechos en Rusia. El problema es que tantos de nosotros sufrimos de dos malentendidos comunes. El primero resulta de nuestra suposición de que Rusia es débil militarmente, como resultado del derrumbe del antiguo sistema soviética. En realidad, esto es exacto, pero no refleja las complejidades. Aunque la marina rusa sigue herrumbrándose en los puertos, y en el ejército ruso reina la confusión, la tecnología rusa es realmente superior a la nuestra en algunas áreas cruciales. Y en ningún sitio corresponde más a la realidad que en el área vital de la tecnología de los misiles crucero contra navíos, en la que los rusos tienen un adelanto de por lo menos diez años sobre EE.UU. El segundo malentendido tiene que ver con nuestra complacencia general sobre los misiles como armas – probablemente atribuible al patético funcionamiento de los Scuds de Sadam Husein durante la primera Guerra del Golfo: una ilusión peligrosa que trataré de rectificar.  Hace muchos años, los planificadores soviéticos renunciaron a tratar de compararse con la Marina de EE.UU. navío por navío, cañón por cañón, y dólar por dólar. Los soviéticos simplemente no podían competir con los altos niveles de gastos de EE.UU. requeridos para edificar y mantener una inmensa Armada naval. Con perspicacia adoptaron un enfoque alternativo basado en la defensa estratégica. Buscaron las debilidades, y determinaron modos relativamente económicos de explotar esas debilidades. Los soviéticos tuvieron éxito: desarrollando varios misiles supersónicos contra navíos, uno de los cuales, el Sunburn SS-N-22, ha sido llamado “el misil más letal del mundo actual”. Después del colapso de la Unión Soviética el antiguo establishment militar enfrentó tiempos duros. Pero a fines de los años 90, Moscú se dio cuenta del potencial sub-utilizado de su tecnología de misiles para generar divisas extranjeras urgentemente necesitadas. Se tomó la decisión de resucitar programas selectivos y, rápidamente, la tecnología rusa de misiles se convirtió en un codiciado producto de exportación. Actualmente, los misiles rusos constituyen una industria en crecimiento que genera dinero muy necesitado por Rusia, con muchos miles de millones en ventas combinadas a India, China, Vietnam, Cuba, y también Irán. Es probable que en un futuro cercano, esta diseminación de tecnología avanzada cause serios problemas a EE.UU. Algunos han advertido que los mayores navíos de la Marina de EE.UU., los inmensos portaaviones, se han convertido ahora en peligrosas trampas mortales, y que por lo tanto deberían ser pasados a la reserva.  El misil Sunburn nunca ha sido utilizado en combate, que yo sepa, lo que probablemente explica por qué sus aterradoras capacidades no son más ampliamente reconocidas. Otros misiles crucero han sido utilizados, por supuesto, en varias ocasiones, y con resultados devastadores. Durante la guerra de las Malvinas, misiles Exocet hechos en Francia, disparados desde cazas argentinos, hundieron el HMS Sheffield y otro navío. Y, en 1987, durante la guerra Irán-Irak, el USS Stark fue casi cortado en dos por un par de Exocet mientras se encontraba de patrulla en el Golfo Pérsico. En esa ocasión, el radar Aegis de EE.UU. vio al caza iraquí que se aproximaba (un Mirage hecho en Francia), y siguió su acercamiento hasta dentro de 80 kilómetros. El radar también “vio” que el avión iraquí daba la vuelta y volvía a su base. Pero el radar nunca detectó al piloto lanzando sus misiles. Los Exocet, volando a ras del mar, llegaron por debajo del radar y sólo fueron detectados por ojos humanos momentos antes de dar en el Stark, inutilizando el navío y matando a 37 marineros estadounidenses.  El ataque sorpresa de 1987 contra el Stark es un ejemplo de los peligros presentados por misiles crucero contra navíos. Y los peligros son mucho más serios en el caso del Sunburn, cuyas especificaciones dejan atrás de lejos al subsónico Exocet. El Sunburn no es sólo mucho más grande y más rápido, también tiene mayor alcance y un sistema de teledirección superior. Los que han visto sus ensayos de rendimiento se quedan invariablemente estupefactos. Según un informe, cuando el ministro de defensa iraní Ali Shamkhani visitó Moscú en octubre de 2001 solicitó un disparo de ensayo del Sunburn, que los rusos realizaron con mucho gusto. Ali Shamkhani quedó tan encantado con el resultado que hizo un pedido de una cantidad no revelada de misiles.  El Sunburn puede transportar una carga nuclear de 200 kilotones, o: una ojiva convencional de 340 kilos, con un alcance de 160 kilómetros, más del doble del alcance del Exocet. El Sunburn combina una velocidad de Mach 2,1 (dos veces la velocidad del sonido) con un patrón de vuelo que abraza la cubierta e incluye “violentas maniobras finales” para eludir las defensas enemigas. El misil fue diseñado específicamente para derrotar el sistema Aegis de defensa de radar de EE.UU. Si un punto de defensa Phalanx de la Marina de EE.UU. lograra detectar de alguna manera un misil Sunburn entrante, el sistema sólo tiene segundos para calcular una solución de disparo – un lapso insuficiente para destruir el misil intruso. La defensa Phalanx de EE.UU. emplea un cañón de seis tubos que dispara 3.000 granadas de uranio empobrecido por minuto, pero el cañón tiene que tener coordinadas precisas para destruir “justo a tiempo” a un intruso.  La combinación de velocidad supersónica y de tamaño de la carga explosiva del Sunburn produce una tremenda energía cinética al impacto, con consecuencias devastadoras para el navío y su tripulación. Uno solo de estos misiles puede hundir un gran buque de guerra, pero cuesta mucho menos que un caza. Aunque la Marina ha estado retirando progresivamente el sistema de defensa Phalanx más antiguo, su reemplazo, conocido como el Misil de Acción Revolvente (RAM, por sus siglas en inglés) nunca ha sido probado contra el arma que parece estar destinado a enfrentar un día en combate.   

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