viernes, 8 de enero de 2010

PERSISTE LA TENSIÓN EN TORNO AL PROGRAMA NUCLEAR DE IRÁN


EEUU y una serie de sus socios extranjeros, entre los que figuran miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, procedieron a formular un proyecto de nuevas sanciones contra Irán. El miércoles este hecho fue informado en rueda de prensa por Robert Gibbs, secretario de prensa de la Casa Blanca.

Paralelamente la Casa Blanca ha intensificado la labor orientada a atraer a su lado a los oponentes en esta cuestión. En primer lugar, se trata por supuesto de la República Popular de China. Pekín, al igual que Moscú, ha declarado siempre que la sanción no es el mejor método de solución de problemas tan delicados. El otro día, el representante permanente de China ante la ONU Zhang Yesuí declaró sin ambages que su país, en los presentes momentos también no secunda la idea de recrudecer las sanciones contra Irán. De esta suerte, los norteamericanos encaran un cometido difícil, dice el experto del Consejo para la Política Exterior y la Defensa de Rusia Vladimir Averchev.

China es una negociadora muy difícil. Al ubicarse en una postura, rara vez desiste de ella. Y si China ha hecho una declaración en público, es poco probable que se hallen argumentos capaces de cambiar la decisión formulada, a todas luces, al más alto nivel de China. Sin embargo, existe una reducida escala de expresión. El no apoyo por China del régimen de sanciones puede ser rígido y suave. Es decir, Pekín puede usar su derecho al veto en la votación en el Consejo de Seguridad y en tal caso las sanciones complementarias no se aplican. O bien, China, al situarse en la declarada postura política, no obstante, se abstendrá de votar. En este caso las sanciones se imponen.


Viejo Condor

Voice of Russia (SIC)

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