miércoles, 25 de febrero de 2009

FRACASO DE UN PROYECTO DE 273 MILLONES DE DOLARES DE LA NASA

Un cohete que transportaba un satélite cayó al mar antártico
El objetivo del lanzamiento era medir los gases que provocan el efecto invernadero.

La NASA perdió ayer un satélite de 273,4 millones de dólares que debía convertirse en la herramienta principal para la medición del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.

El cohete Taurus XL, que transportaba al Observatorio Orbital de Carbono (OCO, su sigla en inglés), había despegado en la madrugada de ayer de la base aérea Vandenberg, en California. Pero los protectores del satélite durante el lanzamiento aparentemente no se separaron del cohete. "El vehículo no tuvo suficiente impulso para alcanzar la órbita y cayó en el océano, cerca de la Antártida", informó John Brunschwyler, a cargo del programa del Taurus.

Si bien era la primera vez que la NASA utilizaba este cohete, Brunschwyler insistió en que había tenido 56 vuelos previos sin que se detectara ningún problema. "Todo nuestro equipo, a nivel muy personal, está tremendamente decepcionado", confesó.

"El lanzamiento no tuvo complicaciones", afirmó el vocero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, Alan Buis. El ascenso estaba bastante avanzado cuando se detectó el problema. La cubierta protectora del satélite debió haberse desprendido una vez que el cohete Taurus salió de la atmósfera, lo que habría permitido que la porción superior se acelerara, libre del peso de los escudos. Pero esa aceleración no ocurrió. Al conservar ese peso adicional no se pudo llegar a la órbita, a unos 705 kilómetros de la Tierra. "Estamos seguros de que el cohete no voló sobre tierra y que cayó cerca de la Antártida", afirmó Brunschwyler.

El OCO, de 441 kilos, era el primer satélite de la NASA construido específicamente para la medición de los niveles de CO2. Llevaba un espectrómetro de tres canales que habría permitido la elaboración de mapas detallados de la distribución de ese gas en la atmósfera. Se trata del principal gas que provoca el efecto invernadero, vinculado con el calentamiento global.

El OCO tenía la misión de hacer un mapeo completo de las emisiones de CO2, tanto de origen humano como natural. Los científicos calculan que el uso de combustibles fósiles y otras actividades humanas emiten cada año unos 8.000 millones de toneladas de CO2 hacia la atmósfera. Pero se necesitan más estudios para determinar en qué forma la vegetación procesa ese gas –se sabe que los bosques y selvas lo absorben, al igual que los océanos, por lo que se los llama sumideros de carbono–, y cómo afectan su distribución los fenómenos meteorológicos.

Los investigadores del clima esperaban que el OCO se pusiera al frente de un conjunto de satélites de observación atmosférica, conocido como el "Tren A", que ya orbitan la Tierra, para la obtención de imágenes tridimensionales de los cambios climáticos y meteorológicos. El 23 de enero, Japón lanzó su satélite "Ibuki" de estudio climático, el que, (SIC)con otros que ya están en órbita, podrían compensar la pérdida del OCO.

Viejo Condor
Clarin com (SIC)

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