DANIEL MOLINA CARRANZA
RÍO TURBIO, EL CARBÓN
Y LA MARINA
241
Boletín del Centro Naval
Número 808
Mayo/agosto de 2004
Recibido: 17.6.2004
La provincia de Santa Cruz posee el manto carbonífero
más importante del país. Prácticamente desde San Julián hacia el sur y hacia la
cordillera hay afloramientos carboníferos. En la zona precordillerana, es decir en Catamarca,
La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut, existen formaciones carboníferas,
pero ninguna de la importancia de las existentes en Santa Cruz.
La turba, que es la primera manifestación de carbón, se la encuentra principalmente en
Tierra del Fuego con una reserva de noventa millones de toneladas sobre base seca. Únicamente
en Río Turbio la reserva de carbón es de más de quinientos millones de toneladas,
convirtiéndose en el recurso energético no renovable nacional con mayor reserva, para
producción en el tiempo.
Dado que la de Río Turbio es la explotación carbonífera
más importante y que en los años 70
se llegó a explotar un millón de toneladas brutas
(aunque ahora lamentablemente los números
son mucho más bajos por culpa de las políticas
equivocadas en el aprovechamiento de
los recursos energéticos y el manejo de la explotación carbonífera), me referiré a su historia
y al papel que le cupo a los marinos en su descubrimiento, creación de la infraestructura
y posteriormente en su transporte hasta los centros de consumo.
La geografía
La localidad del Turbio, asentada sobre terreno
montañoso, presenta una vegetación boscosa y
llanos a modo de pradera. El río Turbio se origina
en la frontera argentino-chilena y en su cuenca
se encuentra el yacimiento carbonífero. El río
forma un valle denominado San José, que como
la mayoría de los demás valles de los ríos patagónicos
es de origen glacial y de considerable
amplitud. El río Turbio nace en un bajo pantanoso
a través del cual se desplaza a través de un
valle rodeando las mesetas de Latorre.
El teniente de navío (R) Daniel
Molina Carranza es Capitán de
Ultramar y Pesca y Perito Naval.
Actualmente se desempeña
como Perito Naval en el Tribunal
Administrativo de la Navegación
y en la Cámara Federal
de Comodoro Rivadavia.
Vista de Río Turbio en sus inicios.
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El río citado se caracteriza por su baja pendiente, lo que determina la formación de meandros.
La ciudad de Río Turbio está ubicada en el sudoeste de la provincia de Santa Cruz,
dentro del departamento de Güer-Aike comprendiendo una superficie de 137,59 km2. Sus
límites son: al norte el departamento de Lago Argentino, al este la localidad de 28 de Noviembre,
al sur y al oeste la vecina República de Chile.
Río Turbio está distante 260 km de Río Gallegos, 3.158 km de la Ciudad de Buenos Aires
y 20 km de Puerto Natales, provincia de Última Esperanza, Chile.
Los orígenes
Debemos considerar que los primeros visitantes de la región lo hicieron por mar, inicialmente
las tribus de alacalufes desde los archipiélagos del océano Pacifico, y posteriormente
el navegante español Juan Ladrillero, quien en 1557 con su barco el San Luis llega
hasta el actual Puerto Natales, y debido a la riqueza de la zona en abundante caza, organiza
una expedición que arriba hasta el valle del Río Turbio.
Posteriormente los nómades Tehuelches establecían campamentos en su peregrinar entre
la costa del Atlántico y la cordillera.
En 1830 el seno de Última Esperanza (salida al océano Pacifico desde la zona) era un lugar
conocido para galeones españoles y piratas ingleses. Ese año arriba el capitán Parker
King, al mando de la goleta Adventure, quien envía al piloto Kirke a recorrer la zona y
éste hace una descripción de los valles y montañas.
Cuarenta años después el inglés Guillermo Greenword y el francés Francisco Poivre deciden
lanzarse a colonizar territorios al norte de Punta Arenas. Después de recorrer el seno
de Última Esperanza arriban a la vera de un río que les pareció el lugar apropiado para
levantar una cabaña y lo bautizan como Río Turbio.
Esta sociedad de dos comerciaba los productos de la caza y de los trueques que realizaban
con los indios Tehuelches que habitaban la región en Punta Arenas en Chile, y en Santa
Cruz y Carmen de Patagones, Argentina.
Es decir que por medio de los relatos de estos aventureros llegan noticias de la belleza
y riqueza de la zona a Chile y la Argentina.
En 1877 el gobierno chileno ordena una expedición a la zona y designan al teniente Juan
Tomás Rogers a cargo de la exploración. El joven marino pertenecía a la dotación de la
corbeta Magallanes, al mando del capitán Juan José Latorre.
Este buque debe regresar a Punta Arenas y dejar en tierra a la expedición debido al conocido
Motín de los Artilleros (1). Roger queda en tierra en compañía del naturalista Enrique
Ibar, un guardiamarina y dos baqueanos con quienes recorre la zona, cruza el río Gallegos,
llega al Turbio, donde se encuentra con los primeros pobladores (Greenword y Poivre).
Después de este encuentro decide continuar la marcha hasta llegar al lago Argentino, en
búsqueda del margen del río Santa Cruz y finalmente regresa por el mismo camino. En
1879 el teniente Rogers es enviado a seguir la derrota del viaje anterior y nuevamente
llega hasta el río Santa Cruz y regresa a Punta Arenas siguiendo el mismo camino.
El capitán Moyano y la presencia argentina
En 1877, el año de la expedición chilena, Carlos María Moyano, siendo alférez de fragata
de la Armada Argentina, y el perito Francisco P. Moreno remontaron el río Santa Cruz
RÍO TURBIO, EL CARBÓN Y LA MARINA
Indios Tehuelches.
Lago Argentino,
principio de siglo XX.
Carlos Moyano.
(1)
12 de noviembre de 1877, en la
ciudad chilena de Punta Arenas
se desencadenó un trágico motín
que para la historia quedó
como el Motín de los Artilleros.
hasta el lago Argentino, partiendo desde el establecimiento de la isla Pavón que había sido
fundado en 1859 por don Luis Piedrabuena. En esa expedición el 28 de febrero de
1877 descubren el primer manto carbonífero y así lo informan a las autoridades centrales.
En 1878, y acompañado de Ramón Lista (futuro gobernador de Santa Cruz), Moyano
ubica el mismo yacimiento de carbón y efectúa una prueba, verificando que “arde en forma
sostenida y con fuerte olor a gas”.
Desviando un poco el tema y refiriéndonos a la búsqueda del lago Argentino podemos decir
que desde la misma isla Pavón y con auxilio y financiamiento de don Luis Piedrabuena
había partido en 1867 la expedición a caballo de Gardiner que, remontando el río Santa
Cruz, tras 33 días de cabalgata descubre lo que llamó la laguna del río Santa Cruz (2).
En 1873 Piedrabuena vuelve a apoyar una nueva expedición, ahora a cargo del marino Valentín
Feilberg, que remonta el río Santa Cruz hasta el lago, y no lo bautiza creyendo que
era el descubierto por Viedma. Finalmente en 1877 sería denominado Argentino, por la
expedición del perito Moreno y Carlos Moyano (3).
El ahora teniente de navío Moyano (4) en 1883, desde la ahora Subprefectura de la isla
Pavón, inicia un viaje que lo llevará hasta Río Turbio y los lagos de Última Esperanza. El
motivo de la expedición era el apoyo a la tesis argentina de soberanía de esa zona.
La expedición estuvo constituida por 14 personas, 60 caballos, 30 perros de caza, y un
bote que se armaba con cueros de buey. Lo acompañaba el teniente de fragata Teófilo de
Loqui. Llegaron a Río Gallegos, recorrieron Güer-Aike y el río Gallegos Chico.
Además del relato de las aventuras extraordinarias que viven, Moyano anota en la crónica
del viaje datos geográficos y descriptivos de la región, entre los cuales delata la presencia
en la zona de turba y carbón.
En su expedición llega a lo que es el actual valle del río Turbio, pasa al seno de Última
Esperanza y regresando por el valle del Turbio arriba hasta el lago Argentino, al cual lo recorre
en forma completa, y dando por finalizada la tarea regresa a Puerto Santa Cruz.
Como vemos a través de los relatos, el establecimiento fundado por Luis Piedrabuena en
la isla Pavón, en la desembocadura del río Santa Cruz, fue la base de las expediciones y
avanzada de la defensa de nuestra soberanía sobre la región patagónica. Nunca podrá
ponerse demasiado énfasis en recordar lo que los argentinos le debemos a ese gran marino
y patriota que fue don Luis Piedrabuena.
Teniente de navío Agustín del Castillo
El teniente Del Castillo es a quien debemos atribuirle oficialmente el descubrimiento del
yacimiento de Río Turbio. Este oficial es uno de los miembros de la primera promoción de
la Escuela Naval Militar, y como dato anecdótico podemos agregar que siendo teniente de
fragata fue presidente del Centro Naval.
Del Castillo realizó dos viajes a la zona, uno en 1887 y el otro en 1888.
Primera expedición, 1887: El motivo real de su presencia en Río Gallegos era una misión
hidrográfica de la Armada. Eventos fuera de su control hicieron que estuviera paralizado
cinco meses esperando los elementos necesarios. Es así que decide durante esta involuntaria
espera por su cuenta realizar la primera expedición hacia la cordillera. Como referencia
para ese viaje utiliza los informes de la expedición del capitán Moyano.
Del Castillo y Moyano consideraban que la soberanía de la Republica Argentina se extendía
hasta el seno de Última Esperanza.
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Luis Piedrabuena.
Ramón Lista.
Teniente de navío
Agustín del Castillo.
(2)
Gardiner era un empleado de Piedrabuena
que había estado a cargo
de la explotación de caza marina
en la Isla de los Estados.
(3)
El capitán Moyano en 1877 se incorpora
como cartógrafo y topógrafo
a la expedición de Francisco
Moreno y durante 4 meses remontan
el río Santa Cruz, bautizan el
lago Argentino, visitan el lago Viedma,
dan nombre al cerro Fitz Roy
y descubren el lago San Martín.
(4)
En 1878, ascendido a teniente de
Marina, explora junto a Ramón
Lista el río Chico hasta sus fuentes,
descubriendo el lago Quiroga.
Ese año se crea la Subdelegación
de Santa Cruz en el Establecimiento
de la isla Pavón de Piedrabuena.
Moyano es nombrado subdelegado
a los 24 años de edad.
El teniente Del Castillo realiza este primer viaje a caballo a la zona de Río Turbio con la
ayuda de Nicolás Dávila, de la compañía minera La Fortuna, quien en viaje comercial desde
cabo Vírgenes se dirigía hacia el lago Argentino. Del Castillo quería hacer el viaje al
seno de Última Esperanza y no al lago Argentino, pero no disponía los medios económicos
para afrontarlos, de modo que le pide a Dávila que lo lleve como uno más.
Dávila simpatiza con este marino de espíritu aventurero y le ofrece un lugar en su viaje,
partiendo juntos rumbo al oeste franqueando el río Gallegos, llegando hasta Los Morros.
La expedición estaba constituida por nueve personas, 40 caballos y elementos, además
de los consabidos perros de caza.
Durante el tiempo que anduvieron juntos vivieron inclusive en una toldería tehuelche donde
hicieron amistad con el cacique, quien los cobijó en su comunidad y ayudó a continuar,
recogiendo Del Castillo interesantísimas anécdotas sobre la vida de esta tribu.
El 4 de febrero deciden separar la expedición: Dávila continuaría hacia el lago Argentino
y Del Castillo hacia la zona de Río Turbio. Dávila, con quien ya había cultivado una gran
amistad, le cede dos peones, doce caballos, un perro y una carpa. Se despiden emotivamente
y Del Castillo continúa su viaje hacia el oeste.
El 10 de febrero se encuentra con Williams Greenwood, quien hacía 7 años que no salía
de la zona de Río Turbio, y después de dos días de compartir experiencias y relatos, el inglés
decide ir en busca de Francisco Poivre para ayudar a la expedición de Del Castillo.
El oficial naval encuentra en su incursión un valle suave y extenso que se extendía de este
a oeste, con un fino chorrillo que corría por su centro. A ese hermoso valle lo denominó
Valle Guerrico (actual zona de Cancha Carrera) y a la serranía que se extendía hacia
el sur, Monte Falcón.
Luego de realizar algunos cateos, encontró repetidos vestigios de carbón, lo que le hizo
suponer que en las proximidades habría algún yacimiento. Durante varios días se dedicó
a determinar la dirección que seguían los vestigios y halló que se dirigían al este-sudeste,
en igual sentido que los cerros. El mismo día cambió la ubicación del campamento
aproximándolo al escenario de sus comprobaciones y ubicándolo sobre un arroyo que
también denominó Guerrico actualmente arroyo Guillermo. Ese día no pudo satisfacer su
curiosidad. Remontó el arroyo mientras le fue posible hacerlo a caballo y luego continuó
a pie, hasta ascender a lo alto de una quebrada en que las piedras sueltas no le permitieron
proseguir. Allí, antes de retroceder, dejó grabados sobre un barranco su nombre y
esta fecha: 22 de febrero de 1887.
Cada año se recuerda esta fecha como el Día del Descubrimiento del Carbón en la zona
minera de Río Turbio. Un día después dio el nombre al yacimiento de Mina Delfina, y más
tarde descubre otra importante veta, a la cual denomina Mina Atalina.
Luego continuó hacia el oeste con Greenwood y Poivre pasando por el valle San José, llegando
el 3 de marzo a las aguas del Pacífico. El 5 de marzo iza la Bandera a Argentina y
según su propio informe: “Izo en lo alto de un farallón de piedra que mira hacia el oeste,
la Bandera de la República Argentina, dejando en la parte del farallón que se extiende hacia
el norte magnético hasta tocar la segunda Bahía la siguiente inscripción con pintura roja
sobre la piedra bruta: República Argentina, marzo 5 de 1887, para que conste se firma
F.P.A. Del Castillo, Francisco Poivre, Williams Greenwood”.
Esta acta firmada fue puesta en una botella y enterrada en el mismo lugar. Luego dirigiéndose
a sus dos amigos les dice: "La Inglaterra y la Francia tienen muchas glorias para que
con este pequeño acto que ejerzo en honor de mi patria, un francés y un inglés puedan sentirse
celosos".
244 RÍO TURBIO, EL CARBÓN Y LA MARINA
En su viaje estudió los cursos de agua que nacen en el lago Argentino y van hacia el sur
con el fin de detectar si llegaban hasta la zona del Payne y si había comunicación entre
ambos sistemas lacustres.
Ya de regreso y después de varios días de descanso en Los Morros —zona de Río Turbio—
Agustín del Castillo propuso a Williams Greenwood y Francisco Poivre verificar la posibilidad
de navegar el río Gallegos, con miras a que esa vía acuática pudiera ser en el
futuro una red de transporte, cuando se decidiera la explotación del carbón en el yacimiento
que acababa de descubrir. Aquéllos se entusiasmaron y construyeron con madera
de la zona, tientos de guanaco y puma un bote de ocho pies de eslora y cuatro y medio
de manga, calafateado con grasa de avestruz. El barco fue bautizado I Remember,
usando sangre para pintar el nombre en el costado, a falta de pintura.
Así, después de una penosa travesía de 15 días (debemos pensar que el río es prácticamente
intransitable en muchas zonas), llegaron a Güer-Aike muy cerca de la costa Atlántica
con el bote destrozado. Esto es la desembocadura del río Gallegos en la ría que lleva
su nombre.
El 29 de marzo concluye su primera expedición, llevando consigo el descubrimiento de un
manto carbonífero en la sierra Dorotea y a sus dos amigos, primeros pobladores del Turbio.
Segunda expedición, año 1888: Ese año realiza una nueva expedición en carreta a la zona
de Río Turbio, ahora sí con el apoyo de la Armada y del Instituto Geográfico. A su finalización
viaja a Buenos Aires, donde es invitado por el Instituto Geográfico Argentino, para
que en reunión de la Junta Directiva diera cuenta de su misión, efectuando en esa oportunidad
una brillante descripción del viaje, trazando un croquis con la región visitada. Allí
mismo la Junta Directiva resolvió que Del Castillo hiciera conocer los resultados de su expedición
en una conferencia pública cuya fecha debía coincidir con el décimo Aniversario
del Instituto, o sea el 27 de mayo de 1889.
Es de lamentar que el 22 de enero de ese año fallece en Buenos Aires, víctima de una apoplejía
pulmonar, producto de su estancia en la zona precordillerana. Tenía sólo 34 años.
Otras expediciones
Con posterioridad al viaje de Agustín del Castillo, en el año 1893, visita la zona de Río
Turbio el geólogo Alcides Mercerat, quien, con mayores medios económicos y materiales
que aquél, realizó una muy extensa exploración de carácter científico en el interior de Santa
Cruz, recorriéndola en todos los sentidos, así como gran parte de la zona de Magallanes.
Embarcó en el transporte Ushuaia de la Armada con rumbo a la ría de Santa Cruz,
Subprefectura Pavón, desde donde inició la travesía de la expedición que finaliza en Punta
Arenas, donde se embarca en el buque Sorata con destino a Buenos Aires y con un
amplio estudio sobre la zona.
Entre 1895 y 1897, una expedición sueca proveniente de Punta Arenas recorrió y estudió la
zona. Formaba parte de dicha expedición el explorador noruego Otto Nodenskjold, quien sería
rescatado de la Antártida, años más tarde, por la tripulación de la corbeta Uruguay.
En 1898 el Departamento de Geología del Museo de La Plata elabora un completo informe
desde el lago Argentino hasta el seno de Última Esperanza. Después de esto hay un
silencio histórico hasta la expedición del Dr. Windhausen en 1921 quien menciona en
sus informes acerca de la presencia en el valle del río Turbio de un manto de lignito de
buena calidad.
Mientras tanto, en el seno de Última Esperanza en 1911 el presidente chileno Barros Lu-
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co decreta el acta fundacional de Puerto Natales, siendo sus primeros pobladores y fundadores
el capitán Hermann Eberhardt y su primo Ernesto Von Heinz.
Irónicamente Heinz era uno de los colonizadores a quien el general Mayer, gobernador de
Santa Cruz, le había adjudicado tierras en Río Turbio, las cuales no pudo colonizar por los
innumerables problemas para legalizar los títulos de propiedad.
La vida del general Mayer sería motivo de otro artículo, pero a los fines de este tema digamos
que el tercer gobernador de Santa Cruz fue un formidable propulsor del crecimiento
de la provincia a través de la inmigración europea, entregando tierra a los colonizadores,
hecho que luego sería desconocido por el gobierno nacional. En 1894 informa Mayer
que Santa Cruz tiene 1.114 habitantes blancos y 640 indios. Al igual que lo hiciera Lista,
promueve un puerto franco para competir con Punta Arenas.
También denuncia que la gigantesca concesión de un millón de hectáreas de tierras en
Santa Cruz y Chubut otorgada por el presidente Carlos Pellegrini mediante ley 3053 a
Adolf Grünbein impide el desarrollo territorial.
La muerte de Mayer, en 1897, dejó sin apoyo a los colonizadores por él traídos, que perdieron
las tierras, entre ellos el capitán mercante Eberhardt, Ernesto Von Heinz y Meyer,
fundador de Rospentek.
Hay que tener en cuenta que a partir de 1904 el gobierno chileno comenzó a vender las
tierras a los colonizadores.
En 1921 fue la huelga de los peones de las estancias de Santa Cruz que finalizó en la
zona de Río Turbio en los penosos hechos de Punta Alta (hoy estancia Santa Ana).
Eso motivó la presencia de las primeras autoridades policiales asentadas en la zona,
quienes en su mayoría fueron ex gendarmes del cuerpo de caballería que acompañó al
teniente coronel Varela durante la represión de la huelga. Estos nuevos policías calefaccionaban
su cuartel con el carbón que afloraba en lo que es la actual Villa Minera.
Teniente de navío Juan Manuel Gregores e inicio de la explotación minera
Si bien nació en Buenos Aires el 2 de mayo de 1893, a los quince años emprende un viaje
por la Patagonia a bordo del transporte Piedrabuena. Ahí es cuando siente un fuerte
vínculo con esa desolada tierra y con la vida de marino, y decide ingresar a la Escuela Naval,
egresando con la promoción 13, y se especializa en comunicaciones, siendo enviado
en 1919 por tres años a estudiar en el ejército francés.
Fue jefe del Servicio de Comunicaciones de la Armada y en 1931 se retira con el grado
de teniente de navío y se va a vivir al campo en Cipolletti, provincia de Río Negro.
Desde 1932 hasta 1945 fue gobernador de Santa Cruz, siendo recordado como el más
progresista de su historia. En 1939, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, Gregores se
preocupó de la política energética e interesa a las autoridades nacionales a aprovechar
el carbón de Río Turbio.
Finalmente, en 1943, consigue que Yacimientos Petrolíferos Fiscales envíe una comisión
de trabajo al Turbio. La dotación total del Yacimiento Río Turbio en el año 1943 era de
120 hombres, conducidos por quien fue su primer jefe, el ingeniero Horacio Giráldez.
Esta comisión ese mismo año comenzaba la explotación de carbón y en 1945 se logra
con medios absolutamente rudimentarios una producción de 8.000 toneladas.
246 RÍO TURBIO, EL CARBÓN Y LA MARINA
General Edelmiro Mayer.
Teniente de navío
Juan Manuel Gregores.
Si bien desde 1941 existía en YPF la Dirección de Carbón Mineral, estuvo dedicada en
esos años a efectuar una prospección de todas las cuencas carboníferas en el país, sin
haber iniciado la explotación.
En 1948 la Comisión Naval Argentina en Italia a través de la Direzione del Lavoro en Génova
reunió el primer contingente de italianos para trabajar en la mina, rindieron exámenes
médicos y de competencia y en abril se embarcaban en el transporte Río Santa Cruz
con destino a Buenos Aires. Desde esta ciudad en aviones militares fueron llevados a Río
Gallegos y luego en camión a Río Turbio.
El primer cargamento de carbón con destino a Buenos Aires se realizó en el buque Santa
María de Luján, propiedad de Perez Companc S.A., el cual desembarcó en Dársena E del
puerto de Buenos Aires las primeras 1.800 toneladas. Estaba presente el director de Combustibles
Sólidos de Yacimientos Carboníferos Fiscales, contraalmirante Bautista Frola.
El primer campamento de explotación en Río Turbio (campamento Central) se denominó
Marina en reconocimiento a las tareas de la Armada y de la Marina Mercante en el desarrollo
del proyecto minero. Sobre el campamento Marina se fundó el 24 de enero de 1949
la Villa Minera.
Finalmente el 6 de agosto de 1958 por decreto 3686 se crea la nueva empresa del estado
Yacimientos Carboníferos Fiscales sobre la base de Combustibles Sólidos (ENDE)
El puerto y los barcos
En 1950 todo el material para la construcción del ferrocarril que
era necesario para acarrear el carbón desde Río Turbio hasta el
puerto de Río Gallegos fue transportado por el Bahía Aguirre del
entonces Comando de Transportes Navales, y en los Talleres de la
Base Naval de Puerto Belgrano se prepararon los durmientes, rieles,
postes telegráficos, etc. Se aprovecharon rieles del Ministerio
de Marina que había en Tierra del Fuego y Madryn. Asimismo los
primeros vagones fueron cedidos por la Armada dado que estaban
en Puerto Belgrano en desuso y habían sido utilizados para la carga
de los antiguos buques carboneros superados luego por los barcos
que utilizaban fuel oil para sus calderas y gas oil para los motores.
En seis meses de descargaron 50.000 toneladas de materiales sin que existieran instalaciones
portuarias en Río Gallegos todo a chata y remolcado.
Esta obra de titanes nos asombra cuando vemos que se construye el ferrocarril en un año
soportando las peores nevadas de la década.
Era necesaria la construcción de un puerto carbonero a fin de poder movilizar la producción
y a tal efecto la Dirección de Construcciones Portuarias y vías navegables desechó Punta
Loyola (en la boca de la ría de Gallegos) por ser necesarios 30 km más de ferrocarril y se
decidió por Río Gallegos, lo cual luego demostró ser un error dado que era necesario varar
para poder cargar, limitando tanto el tipo de buque operable y la capacidad de carga.
El 6 de agosto de 1952 se entrega la obra consistente en un muelle de madera, dos duques
de alba, cintas de carga y brazos de carga de mineral.
El primer buque en operar fue el BDT Nro 3 de la División Transportes Navales al mando
del capitán de ultramar Pereyra, que cargó 2.000 toneladas de carbón. Consecutivamente
operaron el Tajamar y el Navegar.
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Campamento Marina,
1946.
BDT varados en
Río Gallegos.
El tren.
A partir de ese momento, los buques de Transportes Navales en línea regular al sur completaban
su flete de regreso con carbón, al igual que el resto de las líneas que operaban
comercialmente.
En 1950 Combustibles Sólidos (ENDE) decide la formación de la flota con la incorporación
de sus dos primeros buques. Eran dos BDT (Buque de Desembarco de Tanques) comprados
por el gobierno nacional como rezago de la Segunda Guerra Mundial y modificados
soldando las compuertas de proa y adecuándolos para cargar carbón. Lo más importante
en la decisión de usar estos buques era que habían sido construidos para varar y ya habían
demostrado su capacidad para hacerlo en las pedregosas playas de Río Gallegos.
Estos buques fueron el BDT 9 Teniente de Navío Del Castillo al comando del capitán de ultramar
Pedro Juan y el BDT 8 Río Turbio al comando del capitán de ultramar Eugenio Spinelli;
además se incorporó a la flota el remolcador Enrique de construcción inglesa con
máquinas alternativas a vapor alimentadas por el carbón de Río Turbio; este barco navegó
hasta 1983 y el día de hoy se lo puede ver abandonado en la ría de Gallegos como
mudo testigo de la historia marítima de abandono. Ésa fue la primera flota carbonera.
También se chartearon los buques Punta Indio y Mar del Norte de Rubinstein y de la Naviera,
respectivamente.
Luego, bajo el control del capitán Juan, se construyeron en los astilleros nacionales ASTARSA
los buques Santa Cruz en 1968 (con 120 metros de eslora cargaba 9.200 toneladas
de carbón y era apto para varar) y Ceibo en 1970 (con 114 metros de eslora cargaba 5.500
toneladas de carbón, apto para varar). Se compró también el Yaham, buque de construcción
japonesa (construido en 1960 tenía 117 metros de eslora y cargaba 8.700 toneladas
de carbón, si bien no había sido construido para varar, su excelente casco lo permitía).
Por su parte, el entonces Comando de Transportes Navales afectó los buques Cabo San
Pío, Cabo San Bartolomé, Cabo San Isidro, Cabo San Francisco de Paula, Cabo San Diego,
Cabo San Vicente y Cabo San Pablo a la línea denominada Bote, que era la línea del servicio
que recorría los puertos del sur y regresaba con carbón desde Río Gallegos. Estos
buques eran gemelos del Teniente Del Castillo y del Río Turbio.
La flota de YCF operó hasta 1988, año en el que fue trasladada al Servicio de Transportes
Navales. La Armada cambió los nombres de los buques, al Santa Cruz se lo denominó
Río Gallegos; al Ceibo, Capitán Panigadi y al Yaham, San Nicolás.
El Santa Cruz fue sometido a una reconstrucción en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Durante 1983 se efectuó la primera exportación de carbón con destino a Dinamarca, usando
un buque tipo Panamax, charteado por YCF, que fue cargado en Punta Quilla Santa Cruz.
En el top off se incluyó el trabajo del Yaham, Ceibo, Punta Indio y remolcador Enrique.
Para evitar el retorno vacío se cargó en Polonia coque para SOMISA. Ese mismo año, en
la idea de desburocratizar la empresa, se trasladó la gerencia marítima a Río Gallegos como
avance de lo que se iba a convertir en una mudanza de la Administración de YCF de
Buenos Aires a Santa Cruz.
Entre 1996 y 1997 Transportes Navales radió los ex buques de YCF,
quedando únicamente en el tráfico los costa Sur y los dos Astra, el
Astra Federico y el Astra Diego, que son dos bulkcarriers construidos
en el país con los fondos de la marina mercante y cedidos desde
1992 a la Armada. Poseen 178 metros de eslora y una capacidad
aproximada de carga superior a unas 25.000 toneladas cada uno.
La actualidad: La última obra de envergadura fue el puerto de Punta Loyola, muelle carbonero-
petrolero. Se construyó entre 1981 y 1983.
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Chatas usadas para
descargar.
Buque operando en el
muelle El Turbio.
Buque Santa Cruz.
Buque Ceibo.
Buque Yaham.
Los Astra.
Constituye un diseño optimizado para la operación de grandes buques carboneros de hasta
62.700 toneladas de porte bruto, y petroleros de hasta 38.000 con esloras de hasta
224 metros.
Lamentablemente, luego de equivocadas políticas durante los últimos años, la producción
de la mina llegó a su punto más bajo, iniciándose recién ahora un nuevo camino
de producción.
El ferrocarril está en un estado precario, y únicamente la obra del puerto está en condiciones
operativas en función de que el nuevo Puerto de Loyola fue construido en 1982.
Ya no hay flota argentina para transportar el carbón más allá de los antiguos Costa Sur,
los cuales son poco económicos para ese uso, y los dos Astra, que necesitan una fuerte
inversión económica para poder operar nuevamente.
Es de esperar que políticas de gobierno adecuadas reviertan esta situación, en estos
momentos de grave crisis energética para el país.
BCN 808 249
Puerto de Punta Loyola.
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