lunes, 15 de agosto de 2011

El mundo pagará por la globalización con una larga recesión


El mundo pagará por la globalización con una larga recesión

Estos días, el presidente de EEUU, Barack Obama, garantizó que su país continuará siendo “uno de los lugares más seguros del mundo para las finanzas”.
Pero sus aseveraciones no frenaron las caídas en los mercados estadounidenses. Al final de las sesiones del 8 de agosto, el índice Dow Jones registraba un descenso del 5,5% el S&P 500, del 6,7%  y el Nasdaq, del 6,9%.
Muchos expertos creen que la rebaja en la calificación de riesgo de la deuda soberana estadounidense y la aguda reacción de los mercados son los primeros síntomas de una nueva oleada de crisis. Algunos economistas depositan sus esperanzas en que, tras los últimos años, los mecanismos reguladores internacionales hayan aprendido a aguantar las sacudidas financieras y no permitan la repetición del escenario del 2008.


De crisis en crisis 


En la primavera del 2008, casi nadie creía en que la crisis económica fuera de tanto calado. “No hay ninguna crisis, quizá se observen algunas turbulencias en los mercados, originadas en los problemas del mercado hipotecario del EEUU”, este era el diagnóstico que daban a la salud de la economía mundial los analistas rusos un par de meses antes de la quiebra de Lehman Brothers.
Ahora, todos los economistas son mucho más precavidos y cualquier oscilación del mercado es vista como el anuncio de una nueva crisis. En el Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia piensan que los expertos se curan en salud en exceso: “es normal que los mercados se expandan y se contraigan”, comentaba a RIA Novosti un funcionario de esta entidad las caídas en los mercados de valores que se iniciaron al final de la semana pasada.
Sin embargo, los problemas de deuda en Europa y en EEUU, en opinión de varios expertos, indican que la salud de la economía mundial es todavía precaria y que los problemas han migrado del sector privado al público. En parte esto ha sido resultado de las diversas medidas anticrisis: el gobierno de Estados Unidos, durante la parte más dura de la crisis del 2008, se dedicó a comprar la deuda privada y a inyectar grandes sumas en los mercados. “Cuando el ejecutivo estadounidense luchaba contra la primera oleada de la crisis, muchos economistas advirtieron que aquellas soluciones creaban a su vez problemas a medio y largo plazo, - recuerda el experto ruso en economía, Yevsei Gurvich. - Se suponía que estos empezarían a manifestarse dentro de varios años pero, por lo visto, se han adelantado”.


El primer signo de alarma 


En opinión del director de análisis estratégico de la compañía rusa FBK, Igor Nikolaev, la actual reacción de las bolsas a la rebaja de la calificación de EEUU, no es comparable con la quiebra de Lehman Brothers, el detonante de la crisis del 2008.
Según el señor Nikolaev, lo que vemos ahora en los mercados de valores, es el anuncio del advenimiento de la segunda oleada de la crisis, algo equiparable a los problemas que afrontó el mercado hipotecario estadounidense en el 2007.
“La reacción de los mercados evidencia que la economía mundial está lista para la recesión. Sin embargo, para que esta se desencadene, es necesario un suceso de mayor gravedad que la degradación de la calificación estadounidense por Standard & Poor’s”.
Para Igor Nikolaev, la espoleta podría saltar, si ante la amenaza real de quiebra de un país referente de la UE por ejemplo, Italia o España, la ayuda del Banco Central Europeo se revelara insuficiente”.
Recordemos que el 7 de agosto, el BCE anunció la compra de bonos soberanos de Italia y España para cortar de raíz la amenaza de crisis de deuda en estos países. El anuncio fue confirmado por el ministro de economía de Francia, François Baroin.


Una larga recesión a la vuelta de la esquina 


La diferencia fundamental entre la situación actual y la del 2008 estriba en que las perspectivas de una crisis global ya a nadie le parecen una fantasía. Hoy, los mecanismos de estabilización financiera mundial están preparados para esta eventualidad.
“En el 2008, la conjetura de que el Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central Europeo se van a dedicar a adquirir activos problemáticos parecía una locura.
Sin embargo, ahora el BCE ha dicho públicamente que está dispuesto a comprar la deuda de los países de la zona euro en problemas”, apunta el director de macroeconomía y análisis de los mercados financieros de la compañía gestora “Alfa-Kapital”, Vladimir Braguin.
Esta postura del BCE, según este analista, impedirá que se repitan los acontecimientos del 2008, pero los problemas con la deuda soberana no desaparecerán, muy al contrario, volverán una y otra vez.
Es posible que el principal problema de la economía mundial sea que los gestores financieros de Europa y EEUU no hayan aprendido a manejar otra herramienta anticrisis, además de las inyecciones de capital. En pocas palabras, han aprendido a tratar los síntomas, pero no a curar la enfermedad subyacente. “Los reguladores sólo se han limitado a poner parches, es decir, a inyectar dinero en las economías, pero cuando este disminuye, la enfermedad empeora. No hay resuelto ningún problema”, apunta la directora del Centro de análisis macroeconómico de BDO Unikon, Elena Matrósova.
Sin embargo, inundar de moneda a las economías en problemas, sin apoyarla con un equivalente en bienes materiales, amenaza con acelerar la inflación y provocar una nueva crisis. 
En opinión de Elena Matrósova, la degradación de la calificación de EEUU, no hace sino hacer constar que las posibilidades de la economía mundial en torno a los créditos están agotadas. Y esto reza no sólo para el sector privado, sino también para el público.
Los países más modestos de la UE han estado viviendo de prestado durante muchos años, además teniendo en cuenta que su alto nivel de consumo no estaba en consonancia con su el nivel de desarrollo económico. Un palmario ejemplo es Grecia.
El gran problema es que, hoy por hoy, todavía no se ha descubierto otro motor para la economía que no sea el del consumo. Un descenso del consumo en Estados Unidos provocará la disminución de la producción en China, que ya ha agotado sus reservas de demanda interna. La cadena se expandirá a otros países y nos llevará por el camino de una larga recesión mundial.


Viejo Condor


RIA Novosti (SIC)


Vlad Grinquévich,

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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