"Hay muchos votantes que decidieron ir con (el candidato opositor Mauricio) Macri por el cambio, y ese cambio es antikirchnerista", reflexionó en una entrevista con Sputnik Nóvosti el periodista y escritor Eduardo Anguita.
Esa afluencia de votos hacia Macri tomó incluso por sorpresa a los propios dirigentes de su coalición centroderechista Cambiemos, tal como lo expresó quien es su actual subsecretario de Transporte en el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Guillermo Dietrich.
"Esto era impensable; yo firmaba que quedábamos nueve puntos abajo" de Scioli, admitió Dietrich el domingo por la noche a Sputnik Nóvosti.
Como ninguno de los candidatos a la presidencia alcanzó los mínimos requeridos por la Constitución para consagrarse en primera vuelta –45 por ciento de los votos, o 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos respecto del segundo– los dos más votados, Scioli y Macri, deberán competir en segunda ronda el 22 de noviembre.
Anguita destacó además la imagen fresca que proyectó la gobernadora electa de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, también de Cambiemos, "en un ambiente en donde hubo un corte de boleta pronunciado y prevaleció un voto urbano más parecido al de la capital, más de clase media y menos peronista", describió.
Las leyes electorales argentinas habilitan el "corte de boleta", es decir elegir a candidatos de diferentes partidos para cargos municipales, provinciales y nacionales.
Ese corte de boleta permitió a Vidal obtener en la provincia 6,5 puntos porcentuales más de votos que los asignados a la candidatura presidencial de Macri y dos puntos más que los de Scioli.
En total, algo más de 320.000 electores bonaerenses que votaron a Scioli no lo hicieron por el candidato a gobernador del oficialista Frente para la Victoria (FpV), Aníbal Fernández, de acuerdo al escrutinio primario de 96 por ciento de las mesas electorales.
"El corte de boleta es en algún lugar espontáneo, pero hay también mucho voto inducido por algunos caudillos del peronismo que no comulgan con Aníbal Fernández", advirtió Anguita.
Autocrítica ausente
Anguita criticó que el derrotado candidato a gobernador, quien es además jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, achacara este lunes su derrota al "fuego amigo".
"En vez de reconocer la derrota de una manera humilde, (Aníbal Fernández) habla envenenado diciendo que es una traición del peronismo hacia él, y se pone en el centro de los acontecimientos; esa pelea lo va a perjudicar a Scioli en la segunda vuelta", analizó Anguita.
Diferente fue la actitud de Vidal, que no presumió de haber atraído más votos que Macri, sino que atribuyó su victoria al líder de Cambiemos.
"Eso les puede durar 12 años o dos meses, pero la realidad es que tuvieron la química necesaria para que un sector que en las primarias se había a acercado al oficialismo, ahora decidiera alejarse", razonó Anguita.
Las tensiones del peronismo en la provincia de Buenos Aires, en cambio, pueden extrapolarse al resto del país, que percibe que "la conexión entre Scioli y Cristina Fernández no existió nunca", a juicio del escritor.
En las elecciones primarias de agosto "hubo un voto de cierta tolerancia hacia el Gobierno, con muchos encuestadores que indicaban que la imagen del oficialismo era muy alta; pero eso bajó" y ahora "hay un voto antikirchnerista que apareció claramente, aunque no hubo un voto masivo de repudio al Gobierno", opinó.
Aunque Scioli "es un candidato marketinero", con buen marketing, en palabras de Anguita, "el votante que decidió ir con Macri fue por su propuesta de cambio, y ese cambio es antikirchnerista", si bien no necesariamente antiperonista, observó.
"Macri tuvo la habilidad de juntarse con el líder de los camioneros, el peronista Hugo Moyano, que tuvo la suerte de sacarse la foto con el gran ganador de estas elecciones", dijo Anguita.
Moyano es "el único dirigente sindical con peso que fue en su momento puntal del kirchnerismo", razonó el escritor.
El fallo de las encuestas
Lo que las encuestas no auguraron fue el "corrimiento de votos que convierte en espectacular el triunfo de alguien (como Macri) salido de una familia aristocrática, con un lenguaje muy de clase media-alta", dijo.
El fracaso de los sondeos, que no previeron el escaso margen de votos entre Scioli y Macri ni la victoria de Vidal en la provincia de Buenos Aires, expone, a juicio de Anguita, la diferencia entre la opinión publicada y la opinión pública.
El periodista reveló, por ejemplo, que las encuestas a boca de urna del equipo de campaña de Macri estimaban al promediar la tarde del domingo que la diferencia de votos entre Scioli y su líder era de cinco o seis puntos, cuando al final fue de dos puntos.
"De vez en cuando uno se entera de que hay una deformación intencional de los estudios para darle un valor utilitario a los sondeos", dijo Anguita: "Además de tener cierta inconsistencia ética, muchos encuestadores tienen también inconsistencias para detectar un voto oculto, vergonzante y cambiante", indicó.
"El problema es que esto (la realización y difusión de encuestas) no se va a reglamentar y los periodistas seguiremos tributando una cosa y los electores (seguirán) dejándonos de lado", concluyó.