Rusia no tiene interés en apoyar fuerzas políticas concretas en Siria, sino en defender la integridad territorial de este país, afirmó el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, en una entrevista con el diario The Washington Post.
“No tenemos apego ni preocupaciones acerca de la suerte de nadie en concreto en Siria. Lo que nos interesa es que Siria se mantenga indivisible, soberana, independiente y secular, con el absoluto respecto a los derechos de todos los grupos, incluidos los étnicos”, manifestó Lavrov.
Según el jefe de la diplomacia rusa, se trata de un objetivo que comparte también Washington, y los esfuerzos comunes para lograrlo podrían favorecer la cooperación entre las dos potencias.
Por otro lado, el ministro Lavrov advirtió de que los mercenarios presentes en Siria, incluidos los procedentes de países occidentales y Rusia, son una amenaza para la seguridad global.
“Estoy seguro de que están acumulando experiencia que, terminada la crisis siria, aprovecharán en otros países, en primer lugar en los de origen. Es lo que debemos discutir, y no quiénes debe quedar y quiénes marcharse. O nos ponemos de acuerdo en que cualquier tipo de terrorismo es inadmisible, o seguimos con el juego de la doble moral”, acotó.
En opinión de Lavrov, el conjunto de la comunidad internacional se da cuenta de esta amenaza, que plantea el imperativo de convocar la segunda conferencia de paz de Ginebra, una iniciativa promovida conjuntamente por Moscú y Washington.
Al referirse al uso de armas químicas que motivó el plan estadounidense de atacar Damasco, el ministro ruso indicó que, según los expertos rusos, las muestras de gas sarín provenientes de Alepo son idénticas a las recolectadas cerca de Damasco.
“La principal conclusión es que el sarín usado en Alepo era de fabricación casera, y también tenemos pruebas de que el sarín empleado el 21 de agosto cerca de Damasco era del mismo tipo, aunque de una mayor concentración”, aseveró.
El ataque químico de Alepo perpetrado el 19 de marzo costó la vida a 26 personas y provocó heridas a otras 86. El Gobierno sirio y los rebeldes se acusaron mutuamente de la autoría del crimen. El 21 de agosto, un ataque similar se produjo en Guta (Damasco) causando, según fuentes occidentales, unos 1.500 muertos, incluidos 426 niños.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
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