La información es coincidente. El régimen sirio, al mejor estilo de Kadafi y de los ayatolas iraníes, dejó de jugar a los buenos modales y a la "democracia" imperial, cerró sus fronteras, amordazó la bocota de la prensa capitalista en el teatro de operaciones, desplegó sus tanques, tiró a matar, procedió a la cacería sistemática de los grupos opositores golpistas, y enfrió de un plumazo el desarrollo de la "revuelta popular" instigada por los operativos de la CIA infiltrados en las manifestaciones.
Fórmula probada: Los ayatolas iraníes, los chinos del Tiananmen, los militares birmanos, los pro-rusos de los espacios postsoviéticos, (sometidos a distintas variantes de las "revoluciones democráticas" de la CIA), y finalmente Kadafi, hicieron escuela.
Los tanques y las balas del régimen sirio están venciendo a las operaciones de acción psicológica sediciosa ejecutadas masivamente a través de cuatro frentes: La Internet, los teléfonos celulares, los grupos operativos financiados, entrenados y armados por los servicios de inteligencia USA-británicos e israelíes, y las grandes cadenas mediáticas que generan consenso interno y externo al golpe de estado vendido como "rebelión popular".
Tanques y francotiradores se apoderan de la ciudad siria de Deraa, informa Europa Press citando como fuente a "activistas de derechos humanos" (así se titulan los operativos de la CIA infiltrados en las ONG). Al menos 500 detenidos tras la ofensiva del régimen, continúa la agencia. La represión deja ya más de 400 muertos , prosigue. Y remata con dos noticias de ciencia ficción: Berlusconi y Sarkozy (dos criminales de lesa humanidad) piden el fin de la represión, y EEUU ordena evacuar a su personal diplomático.
Probadamente, en Siria, el terror de las balas, vence a la acción psicológica contagiante de la CIA y enfría la sedición proimperial emboscada en las "protestas populares".
"Los tanques sirios están asesinando a civiles que protestan pacíficamente contra el régimen dictatorial", exclama horrorizado en coro el aparato mediático internacional encargado de justificar y legitimar las masacres militares del Imperio. O de conferirle rostro "democrático" a la nueva estrategia de conquista a bajo costo escondida en las "revueltas populares".
Operaciones de manual, casi calcadas, con un mismo patrón funcional y diferentes objetivos, vendidas como manifestaciones contra la "tiranía" y a favor de la "democracia", que de pronto comenzaron a extenderse por África y Medio Oriente y amenazan con propagarse por Asia y los ex espacios soviéticos.
Desde el punto de vista estratégico, las revueltas callejeras como las desatadas en Túnez, o contra Mubarak en Egipto alimentaron ingenuamente la hipótesis de una "revolución musulmana" o de un "levantamiento popular".
A diferencia del resto de los procesos de "protesta popular en el mundo árabe islámico" infiltrados por la CIA y las inteligencias "aliadas" en Africa, Libia y Siria se inscriben en los patrones operativos de las "revoluciones naranja" en el espacio soviético, o en los "golpes budistas" del Tibet o Birmania, o en la rebelión "reformista" para derrocar a los ayatolas en Irán, encuadrados en la nueva "guerra fría" por áreas de influencia (militar y comercial) que mantiene el eje capitalista Rusia-China con el eje capitalista USA-UE-Israel.
En este escenario diferencial, hay que leer esos procesos que la prensa internacional (interesada en deformar y mezclar los acontecimientos) define en masa como "revueltas populares en el mundo árabe". ´
La gran dinámica movilizadora de las invasiones militares, las guerras y conflictos regionales, y los golpes internos de la CIA contra líderes y presidentes desgastados que ya no "cierran" con el control estratégico hegemónico de la primera potencia imperial del sistema capitalista, es el apoderamiento de los mercados y de las fuentes naturales del "oro negro". Un recurso clave (y en extinción) para la supervivencia futura de las potencias centrales.
Como dicen algunos analistas perspicaces, Washington y el Pentágono aprendieron. Y resolvieron no pagar nunca más el costo político y financiero de las ocupaciones militares.
Irak y Afganistán bastaron. Billones de dólares de costo al Tesoro, deterioro de la "imagen" internacional del Imperio locomotora, deslegitimación interna y externa de las guerras militares de conquista, le enseñaron al Pentágono y a sus estrategas que lo mejor es hacer la "guerra por otras vías", sin desgastarse ni pagar costos políticos y financieros.
Y como en toda empresa capitalista (el Pentágono es empresa capitalista por vías militares) el Imperio USA decidió delegar "funciones y misiones" manejando la estrategia y los objetivos detrás del cortinado y sin exponerse.
Y surgió la idea maravillosa (potenciada masivamente por la tecnología informática y los móviles celulares) de aplicar en terreno la estrategia de las "revueltas populares" para debilitar y derrocar a las "tiranías" del "eje del mal" (léase gobiernos de naciones petroleras que no trazan buena sintonía con el eje imperial USA-UE-Israel) sin ocupación militar territorial.
El Pentágono no bombardea, la que bombardea en "misión humanitaria" es la OTAN legitimada por la "comunidad internacional" expresada en la ONU. El Pentágono no ocupa ni invade territorios. Solo ayuda en forma solidaria a los grupos "democráticos" que quieren terminar con los "tiranos" que "asesinan" a sus pueblos. El Pentágono y sus socios imperiales dejaron pálida a la metamorfosis kafkiana.
"Divide y reinarás" decía Maquiavelo. Y "enfréntalos entre sí para debilitarlos y dominarlos" (y conseguir su petróleo y sus recursos naturales) dicen Washington y el Pentágono en su nueva cara de Imperio "humanitario".
Es la nueva fórmula encubierta que comenzaron a ensayar en Egipto, en Yemen, en Costa de Marfil, que en realidad solo fueron una cortina de humo para encubrir los dos objetivos inmediatos: Libia y Siria. Y como siempre, el falso apostolado de las causas "democráticas" (implantadas en los cerebros masivos por las grandes cadenas mediáticas) encubre la nueva estrategia de conquista y robo imperial a "bajo costo".
Yo no invado dice el Pentágono. Nosotros no invadimos dicen las potencias imperiales "democráticas" (socias en la depredación y la conquista) de la OTAN. Nosotros solo protegemos a la población civil de los "dictadores asesinos". Nuestros misiles y bombas inteligentes no matan, son solo instrumentos "humanitarios" para impartir justicia y solidaridad internacional.
Y la prensa internacional (brazo ejecutor de la acción psicológica imperial) se encarga de que la demencia de un Imperio capitalista decadente y criminal, pase por "normalidad" aceptada masivamente. En Libia quedó claro la operatoria y la estrategia que ahora tratan de aplicar en Siria.
Primero la "revuelta popular" contagiada masivamente por Internet y los celulares, y retroalimentada por las campañas de la prensa internacional, cuya única "fuente" son los voceros de los movimientos sediciosos infiltrados en las organizaciones de "derechos humanos" financiadas por las distintas caras empresariales de la CIA.
Segundo (y en forma convergente) grupos operativos de la "revolución democrática" infiltrados que disparan en las manifestaciones para obligar a las fuerzas de seguridad a reprimir sangrientamente las protestas. Lo que alimenta simultáneamente las campañas mediáticas internacionales con el "asesinato de civiles" endilgados a los gobiernos sometidos a la operación de conquista. Y que sirven como argumento justificativo de una intervención militar imperial sobre el país elegido como blanco y objetivo.
En un tercer paso (y como ya está sucediendo en Libia), ya legitimada una acción de intervención militar por la ONU, mediante la convergencia operativa de un "bombardeo humanitario" por el aire, y una rebelión armada por tierra se procede al derrocamiento del "dictador" sin ocupación militar, y a gozar del petróleo y del nuevo posicionamiento geopolítico y militar estratégico en el control regional.
Como les gusta decir a los yanquis, ese es "el plan". Pero tener un plan y una estrategia, no quiere decir que necesariamente funcionen en el teatro de operaciones.
La fórmula de manual, bien estudiadita, de la "revuelta popular" ya fracasó estrepitosamente, en Libia. Y ya comenzó, con poco futuro, en Siria, donde el régimen conducido por Bashar al-Assad parece que le está dando en la tecla.
La fórmula axiomática: Los tanques vencen inexorablemente a la acción psicológica y al terror mediático de la CIA. El miedo a morir en las calles es mucho más fuerte que la Internet, los "mensajitos" de texto y los titulares manipuladores de la prensa internacional.
Y hay varios "regimenes dictatoriales" de África, Asia y los ex espacios soviéticos, agendados para las próximas "revueltas populares" del Pentágono y de la CIA, que ya la están copiando. Como dicen los juristas: Hecha la ley, hecha la trampa. Los buenos ejemplos cunden.
Viejo Condor
IAR noticias (SIC)
Manuel Freytas