Armando Pérez
Armando Pérez
En momentos cuando en el norte de África las manifestaciones antigubernamentales alcanzan puntos de alta ebullición con el ejército de Libia atacando manifestantes con ametralladoras y mercenarios, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton anunció que su país apoyará la libertad de expresión en Internet para inspirar más revoluciones en otras partes del mundo.
En una intervención dedicada a analizar los instrumentos para difundir los valores democráticos y la libertad, el pasado 15 de febrero Clinton prometió que su gobierno aumentará de 20 a 25 millones de dólares la ayuda para promover las redes sociales en el extranjero.
Para ilustrar la forma en que redes sociales cibernéticas pueden convertirse en mecanismos de concientización social, y locomotoras de procesos políticos que conduzcan a conmociones nunca vistas, la diplomática estadounidense citó dos casos recientes
Como ejemplo positivo Clinton citó Egipto, donde a su juicio, la población guiada por las redes sociales y la telefonía móvil, logró implantar una revolución islámica democrática. Y en calidad de caso negativo, la diplomática destacó Irán, cuya población, según ella es rehén del más férreo autoritarismo islámico.
Ante la abundancia de situaciones revolucionarias en Libia, Yemen y Bahrein, la funcionaria indicó que las redes sociales están demostrando su potencial al momento de ayudar a las poblaciones a buscar cambios democráticos y más libertad.
Pero subrayó que en Irán las autoridades de nuevo arremeten con violencia las manifestaciones pacíficas de la población que sólo aspira a obtener libertades individuales mínimas, y que por esa razón, para ayudar los blogers e internautas de países como Irán, su gobierno destinará “más de 25 millones de dólares”.
Clinton mencionó a blogers e internautas como piezas clave del gran engranaje que pone en marcha el descontento colectivo y que paulatinamente crece hasta adoptar la forma de protestas masivas con reivindicaciones políticas de envergadura tales como la dimisión de presidentes, enmiendas a la constitución y otras reformas de calado.
Aunque en realidad todo comienza a una escala mucho menor, porque en sus blogs la población habla de sus asuntos y problemas personales domésticos y aunque son muy escasos los que proponen desatar revoluciones, aquí comienza un complicado juego político que por razones de supervivencia, ningún gobierno puede pasar desapercibido.
Es evidente que los usuarios iraníes de Twitter y Facebook y los oyentes de algunas radios liberales obligan a las autoridades de Teherán tener cierta precaución y hasta tolerar con cierto disgusto, cuando con ayuda de ordenadores y teléfonos móviles los iraníes prestan atención a organizaciones de la oposición dedicadas a criticar al gobierno por la red cibernética a causa del encarecimiento del costo de la vida, el desempleo, la burocracia y la corrupción.
Lo que cuesta imaginar es cómo planea la señora Clinton distribuir 25 millones de dólares entre los blogers e internautas iraníes, yemeníes, para que se compren ordenadores, celulares con conexión permanente a Internet cómo se imagina la mayoría.
Por lo visto, los millones que dijo Clinton se destinarán a la creación de filiales nacionales de las redes sociales pulpos, Twitter y Facebook en esos países teniendo en cuenta las necesidades específicas de sus usuarios (idioma) y en general, promover la expansión de Internet.
Con mucha probabilidad, parte de esa suma también se destinará a la fundación y financiación de todo tipo de organizaciones sociales con la mira de que de repente se puedan convertir en partidos políticos de oposición con amplia representación por promover consignas atractivas para determinados segmentos de la sociedad.
Al comentar los planes altruistas anunciados por Clinton, muchos expertos rusos proponen reflexionar sobre las implicaciones que podrá tener esa iniciativa para la política exterior de EEUU y hasta qué medida esto afectará la situación internacional.
Observadores rusos desde la prensa conservadora alertan de que apostar por la “internetación” general de los países árabes puede causar muchos problemas en el mundo y más que todo a sus promotores, en este caso a EEUU.
En primer lugar porque todavía no está claro que en Egipto ocurrió una revolución democrática y siempre queda la posibilidad de que la revuelta pueda ser aprovechada por las fuerzas islamistas fundamentalistas que pueden ser interlocutores difíciles a la hora de hablar con Washington sobre asuntos peliagudos como el dialogó palestino-israelí.
El riesgo de régimen islamistas en otros países del mundo árabe también existe sobre todo en Yemen, que de por sí vive una guerra civil latente y donde hay muchas agrupaciones aliadas de la organización terrorista internacional Al Qaeda.
Al promover la aparición de redes sociales EEUU corre el riesgo de crear “criaturas cibernéticas” que después se vuelvan contra sus “progenitores”, es decir organizaciones que repudien los valores sociales y políticos estadounidenses o simplemente causen daños importantes a su política exterior.
Algo parecido ya ocurrió con el portal Wikileaks, y aunque todavía no quedó demostrada la “paternidad” del gobierno estadounidense a la aparición de la página más famosa de filtraciones, quedó más que comprobado las posibilidades de este tipo de organizaciones.
Expertos rusos cercanos a los servicios secretos comentan en la prensa moscovita que EEUU está sacado de la botella otro genio más peligroso, al promover la aparición de organizaciones, redes sociales o portales de Internet que por analogía a Al Qaeda, se puede dedicar al “terrorismo o extremismo social cibernético”.
Bajo estas fachadas organizaciones de toda índole pueden emprender acciones tan o mejores que la emprendida por Wikileaks y causar daños colosales a gobiernos o sus entidades como ministerios, el Banco Central y otras organizaciones.
Entre las muchas variantes, los expertos pronostican por ejemplo, la ola de simpatía que puede cosechar la organización que pueda borrar a los contribuyentes de la lista o registro en poder de las entidades tributarias durante todo el año fiscal.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)