Estados Unidos y Arabia Saudita siguen muy de cerca las protestas que ocurren en el pequeño reino de Bahréin, ubicado en el golfo Pérsico y que alberga a la Quinta Flota de Estados Unidos.
El país, con una población autóctona de mayoría chiita, está gobernado por una familia real sunita, los Al-Khalifa.
A medida que las revueltas de Egipto se intensificaban, los activistas de derechos humanos en Bahréin convocaron a una "jornada de ira" el 14 de febrero.
Como resultado, el lunes hubo protestas aisladas en las aldeas chiitas de toda la isla e intentos de crear un "movimiento de la plaza Tahrir" en el centro de Manama, la capital.
Algunas imágenes de video tomadas por manifestantes y publicadas en internet muestran a la policía antidisturbios atacando a los manifestantes pacíficos con gas lacrimógeno y balas de goma.
Hasta ahora, el gobierno sigue respondiendo con tácticas duras: dos manifestantes murieron y decenas resultaron heridos.
Un hombre de 21 años murió el lunes tras ser alcanzado por una bala de goma. El martes, en una marcha fúnebre para protestar contra su muerte, un segundo manifestante fue alcanzado por un disparo de escopeta y murió.
Demandas constitucionales
Aunque en el pasado los manifestantes ya han sido golpeados y atacados sistemáticamente con gases lacrimógenos por las fuerzas de seguridad, estas muertes son las primeras de su tipo en varios años, y es probable que aviven la ira creciente entre los ciudadanos de Bahréin.
Los manifestantes, muchos ondeando la bandera roja y blanca del país, piden una nueva constitución, la liberación de cientos de hombres y niños chiitas detenidos desde agosto de 2010 y que se ponga fin a los abusos de los derechos civiles.
El rey prometió a través del canal de televisión estatal investigar la muerte de los dos manifestantes y se ofreció a crear una comisión para discutir el cambio.
BAHRÉIN
"Demasiado poco y demasiado tarde", fue el crudo análisis de Nabeel Rajab, del Centro de Derechos Humanos de Bahréin.
"Ayer la gente estaba pedía una reforma. Hoy que están diciendo: 'que cambie el régimen'", resume.
Sin embargo, los analistas occidentales advierten que es poco probable que en Bahrein pueda darse una revolución al estilo egipcio.
Gala Riani, analista de Medio Oriente de la revista Jane's Defence Weekly, señaló: "Bahrein está acostumbrado a este tipo de disturbios. Las autoridades serán capaces de manejar el conflicto, como lo han hecho en el pasado, si éste es de naturaleza sectaria".
Pero ese aspecto despierta grandes dudas.
Las mujeres, involucradas
La periodista Reem Khalifa, editora del periódico de Bahréin Al Wasat, dice que esta vez las protestas son diferentes.
"Los jóvenes sunitas y chiitas están marchando juntos y gritan 'ni chiitas ni sunitas, bareiníes'. No habíamos visto esto antes", dice, y agrega que las mujeres estan mucho más involucradas en las protestas. Una de las razones, señala, es que son menos propensas a ser maltratadas por las fuerzas de seguridad.
Aun así, Khalifa dice que vio cómo agredían a una mujer que se había acercado a una línea de seguridad con una bandera de Bahréin.
Gran parte de los policías de seguridad no son de Bahréin sino que son musulmanes sunitas reclutados en Pakistán, Yemen, Siria y Jordania.
Obtienen la ciudadanía por la vía rápida y reciben trato preferencial, lo que enfurece a los manifestantes.
Un manifestante me dijo: "Algunos [de la policía de seguridad] ni siquiera hablan árabe. No tienen respeto por el pueblo".
"No tienen lealtad a la bandera. Su única lealtad es a sus patrones".
¿Intervención de Arabia?
Mientras tanto, el presidente estadounidense, Barack Obama, puede tener otro dolor de cabeza en Medio Oriente ya que la Quinta Flota es vista como un baluarte contra la creciente amenaza de Irán.
Al igual que en Egipto, la política de EE.UU. ha sido la de ignorar las quejas a menudo legítimas de los ciudadanos de Bahrein en favor de la estabilidad y apoyar un régimen represivo.
Pero si estas protestas superan la división sectaria y el gobierno de Bahréin responde con tácticas cada vez más agresivas, Washington quedará en una posición muy difícil: al apoyar al gobierno negará las aspiraciones democráticas de otra nación árabe.
Y Arabia Saudita está aún más nerviosa: una calzada la une al reino de Bahréin.
Un experto con estrechos vínculos con el poderoso ministro del Interior saudita, el Príncipe Nayef, me dijo que el gobierno saudita va a intervenir si la situación "se sale de control".
De acuerdo con Gala Riani, de Jane's Weekly, los saudíes no tendrían problemas en apoyar – y, en el peor de los casos, intervenir directamente - si las autoridades de Bahréin no son capaces de controlar las manifestaciones.
Eso le añadiría un toque de pesadilla al creciente dilema de Barack Obama en Medio Oriente, en un momento en el que la inestabilidad amenaza a la estrategia estadounidense en la región.
Viejo Condor
BBC Mundo (SIC)