Antes, la existencia de tales proyectos era tan solo objeto de rumores. Sin embargo, dicho programa fue confirmado no hace mucho en la prensa nacional. Lo más probable es que tan solo en la década siguiente comiencen los trabajos en gran escala en el avión caza de sexta generación.
En la prensa oficial china apareció en noviembre una singular confirmación de la existencia del programa. A los analistas llamó la atención un artículo, publicado en el Periódico industrial chino, que versaba sobre la introducción de sistemas modernos de diseño automatizado en la corporación industrial aérea de Shenyang. Allí se leía que en China estaba ya sentada la plataforma para la proyección automatizada del avión siguiente, o sea, de la sexta generación.
Si en los medios profesionales existe actualmente un conjunto de criterios con respecto a los aviones de la quinta generación, tales como la baja detección ante radares, alta maniobrabilidad, velocidad de crucero supersónica, con respecto al caza de sexta generación no existen criterios comunes.
En este momento, EEUU y en Francia se ocupan de la proyección conceptual de tales sistemas. En particular, la compañía Lockheed Martin presentó el año pasado diseños de tal avión. Francia decidió, en general, renunciar a la creación del caza de quinta generación, y centrar en su lugar los recursos en el proyecto de un avión de sexta generación.
Se piensa que tales aviones pueden ser no tripulados y pertrechados de nuevas clases de armas, en particular de cañones electromagnéticos o de láseres, con una elevada velocidad de crucero y autonomía de vuelo superior que los aviones de quinta generación.
Sin embargo, incluso en EEUU, el proceso de creación de cazas de sexta generación se encuentra en la fase más inicial de elaboración de las exigencias y de los criterios básicos para tales aparatos. Los trabajos en este sentido se llevan a cabo en la Fuerza Aérea y en la Marina de Guerra de EEUU. Además, se piensa que los aviones de sexta generación van a aparecer no antes de 2030, y lo más probable, en los años cuarenta y cincuenta del siglo.
Es muy probable que las investigaciones en China se realicen en esta dirección no solo en Shenyang, y en Chengdu, el segundo centro de diseño y producción de cazas. Pero, de las exigencias que los militares chinos plantean a los aviones de sexta generación sabemos mucho menos que los proyectos análogos de Occidente.
El programa de creación de los cazas de sexta generación, junto con los programas de aviones de quinta generación son una confirmación más de que China se ve, a largo plazo, como una superpotencia militar, situada al mismo nivel que EEUU, y aventajándolo incluso en más de algo.
Si el avión de quinta generación estaba vinculado, con todo, más bien al perfeccionamiento de las tecnologías antes existentes, el de sexta generación, de ser empleados nuevos materiales y armas, basadas en principios físicos nuevos también, va a exigir del país la movilización de todo su potencial científico técnico.
Las nuevas tecnologías revolucionarias dificultarán la adopción o copia de soluciones ajenas. Será también difícil basarse en la experiencia acumulada. Lo más probable es que los trabajos de envergadura en la creación de los cazas de sexta generación comiencen tan solo en la década siguiente. Los éxitos de China en esta competencia van a depender, sobre todo, de la eficacia de la política que aplique ahora de apoyo a las ciencias fundamentales, y de la reforma de las universidades, así como del estado de las ramas básicas de la industria, tales como la metalurgia, la producción de aleaciones para aviones, la industria electrónica, etc.
Viejo Condor
La Voz de Rusia (SIC)