Los Estados Unidos a pesar del gigantesco presupuesto que destinan a la defensa de su armada, a pesar de ser el único país en el mundo que despliegua sus ejércitos y cuenta con numerosas bases militares en los cinco continentes, los EEUU siguen desesperadamente buscando falaciosos pretextos de amenazas y peligros para su seguridad, pretextos que justifican sus intervenciones militares y otros negocios que favorecen al complejo militaro-industrial que tanta necesidad de guerras necesita para poder existir.
A pesar de que el presupuesto militar de Estados Unidos es casi diez veces el de China (que tiene una población más de cuatro veces mayor) y de que Washington planea un presupuesto de defensa récord de 708.000 millones de dólares para el próximo año en comparación con el de Rusia, que el año pasado gastó en el suyo menos de 40.000 millones, China y a Rusia son retratados como amenazas para Estados Unidos y sus aliados.
China no tiene tropas fuera de sus fronteras; Rusia tiene unas pocas en sus antiguos territorios de Abjazia, Armenia, Osetia del Sur y Transdniester. Estados Unidos tiene cientos de miles de soldados estacionados en seis continentes.
Cuando (Robert) Gates era el responsable de las guerras en Afganistán e Iraq, y de casi la mitad del gasto militar internacional, le pareció inadmisible que la nación más poblada del mundo aspirase a “negar a los demás países la capacidad de amenazarla”.
El 23 de diciembre del año pasado la Compañía Raytheon anunció que había recibido un contrato de 1.100 millones de dólares con Taiwán para la compra de 200 misiles antibalísticos Patriot. A principios de junio el Departamento de Defensa estadounidense autorizó la transacción “a pesar de la oposición de su rival China, donde un oficial militar propuso sancionar a las empresas estadounidenses que vendieran armas a la isla” [1].
La venta completa era un paquete por valor de 6.500 millones de dólares, aprobada por la anterior administración de George W. Bush a finales de 2008. En palabras de la agencia principal en Asia de [la revista] Defense News, “ésta es la última pieza que Taiwán estaba esperando” [2
Defense News era la primera en informar sobre el acuerdo y recordaba a sus lectores que “Raytheon ya había logrado contratos más pequeños con Taiwán en enero de 2009 y en 2008 para mejorar los sistemas Patriot que poseía el país. Estos contratos eran para mejorar los sistemas hasta llegar a la Configuración 3, la misma mejora que la compañía está llevando a cabo para el ejército estadounidense”.
La fuente también describía en qué consiste la capacidad mejorada Patriot: “Configuración 3 es el sistema Patriot de Raytheon más avanzado y permite el uso de misiles Patriot de Capacidad 3 Avanzada (PAC-3, en sus siglas en inglés, como las demás que vienen a continuación) de Lockheed [y] misiles de Táctica de Orientación de Misiles Mejorada [Patriot-2 mejorada] de Raytheon [...]” [3].
El PAC-3 es el último y más avanzado diseño de misiles Patriot [ver video abajo] y el primero capaz de derribar misiles balísticos tácticos. Es el primer nivel de sistema del escudo de misiles escalonado que incluye también el Área de Defensa Terminal de Gran Altitud (THAAD), el Interceptor de Base en Tierra (GBI), el Interceptor de Base en Tierra de Medio Curso (GMD), el Área de Defensa Terminal de Gran Altitud (THAAD), la Defensa de Misiles Balísticos Aegis basado en barcos equipados con interceptores de Missile Estandar-3 (SM-3), el Radar de Banda-X Delantero (FBXB) y componentes del Vehículo Asesino Exoatmosférico (EKV). Una red integrada que abarca desde el campo de batalla hasta los cielos.
El sistema es modular y altamente móvil, y de este modo sus baterías son capaces de evitar más fácilmente la detección y el ataque. También aumenta varias veces el alcance de las versiones anteriores de Patriot.
“Los interceptores PAC-3, mejorados con un radar avanzado y un comando central, son capaces de proteger una zona aproximadamente siete veces mayor que el sistema Patriot original” [4].
Si, como el resto del mundo, las autoridades chinas previeron una reducción, por no decir una detención, del ritmo de la expansión militar global estadounidense con la llegada de una nueva administración estadounidense hace un año, como todos los demás ellos también se han sentido bruscamente desengañados.
A principios de este mes, en la sexta advertencia oficial en una semana, el viceministro de Exteriores He Yafei urgió a Estados Unidos a reconsiderar el paquete de armas para Taiwán en una declaración a la agencia oficial de noticias Xinhua: “China ha protestado enérgicamente ante la reciente decisión del gobierno estadounidense de permitir que la Compañía Raytheon y a Lockheed Martin Corp. venda armas a Taiwán” y “la venta de armas de Estados Unidos a Taiwán mina la seguridad nacional de China” [5].
Una información posterior se sumó a lo que ya existía y a la ira de China cuando se reveló que “la administración Obama pronto anunciaría la venta a Taiwán de un paquete por valor de miles de millones de dolares, con helicópteros Black Hawk, sistemas antimisiles y planos de submarinos diesel, en una medida posiblemente tomada para enfurecer a China” [6].
Además, el China Times informó de que Taiwán iba a obtener de Estados Unidos fragatas de clase Oliver Hazard Perry de segunda mano, además de 200 misiles Patriot. Los barcos de guerra se diseñaron en la década de 1970 como alternativas comparativamente baratas a los destructores de la Segunda Guerra Mundial. El nuevo trato duplicará la cantidad de fragatas clase Perry estadounidenses que Taiwán ya posee hasta llegar a 16.
También incluirán una defensa de misiles de alto nivel, ya que “la isla espera armarlos con una versión del Sistema de Combate Aegis avanzado (véase más arriba), que utiliza ordenadores y radar para eliminar múltiples objetivos, así como una sofistica tecnología de lanzamiento de misiles [...]" [7].
Aunque Washington y Taipei presentarán las transacciones de armas como de una naturaleza estrictamente defensiva, merece la pena recordar que el pasado otoño Taiwán llevó a cabo sus “mayores pruebas realizadas hasta entonces de lanzamiento de misiles desde una base secreta y rigurosamente custodiada en el sur de Taiwán” con misiles “capaces de alcanzar a las principales ciudades chinas” [8].
El president Ma Ying-jeou asistió al lanzamiento de misiles que “incluía la prueba de lanzamiento de un misil tierra-tierra top secret y desarrollado recientemente, con un alcance de 3.000 kilómetros, capaz de atacar las ciudades principales en el centro, norte y sur de China” [9].
El PAC y el interceptor de misiles SM-3 [ver video acerca del SM-3 abajo] que Estados Unidos está proporcionado a Taiwán se podría utilizar perfectamente para un contraataque desde China continental o al menos para proteger los lugares de lanzamiento de misiles de Taiwán de medio alcance que, como se ha señalado antes, son capaces de atacar la mayoría de las principales ciudades chinas.
El 11 de enero Beijing respondió llevando a cabo una prueba de intercepción de misiles de tierra de curso medio en su territorio.
El professor Tan Kaijia, de la Universidad de Defensa Nacional del Ejército de Liberación del Pueblo (PLA), declaró a Xinhua: “Si se considera el misil balístico una lanza, ahora hemos logrado construir un escudo para defendernos” [10].
La revista Time describió la importancia de la prueba al escribir: “No hay posibilidad de que la táctica de China disuada a Estados Unidos de respaldar a Taiwán [...]. Pero la prueba indica un paso más en las tensiones entre Beijing y Washington [...]" [11].
Tanto China como Estados Unidos destruyeron satélites en órbita, el primero en 2007 y el segundo al año siguiente, con un Misil-3 Estándar lanzado desde una fragata Aegis situada en el océano Pacífico en el caso estadounidense. Había empezado el alba de la guerra del espacio.
Un artículo del 15 de enero, publicado en una página web rusa, titulado “Posible guerra del espacio en un futuro próximo”, proporcionaba los siguientes antecedentes: “Es difícil sobrestimar el papel desempeñado por los sistemas de satélites militares. Desde la década de 1970 una cantidad cada vez mayor de procesos de control de tropas, telecomunicaciones, adquisición de objetivos, navegación y otros procesos depende de naves espaciales que desde entonces se están volviendo más importantes [...]. El papel del escalón espacial es directamente proporcional al nivel de desarrollo de cualquier nación y de sus fuerzas armadas” [12].
Durante años China y Rusia han defendido la prohibición del uso del espacio para propósitos militares y plantean anualmente el problema en las Naciones Unidas. Estados Unidos simplemente se ha opuesto con la misma persistencia a las iniciativas.
Para entender el contexto en el que han ocurrido los acontecimientos recientes, durante tres años Washington ha incluido cada vez más y de forma tendenciosa a China y Rusia, con Irán y Corea del Norte, como [países] agresivos en posibles conflictos futuros
La campaña empezó a principios de febrero de 2007, cuando el todavía jefe del Pentágono Robert Gates testificó ante el Comité de Servicios Armados Estadounidense sobre la Solicitud de Presupuesto del Departamento de Defensa para el año fiscal y dijo entre otras cosas: “Además de luchar la guerra global contra el terrorismo nos enfrentamos también al peligro planteado por las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte, y a la amenaza que plantean no sólo a sus vecinos sino también globalmente debido a su historial de proliferación; a los inciertos caminos de China y Rusia, que siguen ambos con sofisticados programas de modernización militar; y a toda una serie de otros puntos álgidos y de desafíos [...]. Nosotros mismos necesitamos capacidad para conflictos fuerza a fuerza regulares porque no sabemos qué se va a desarrollar en lugares como Rusia y China, en Corea del Norte, en Irán y en cualquier otro lugar” [13].
Si se objetara que Gates sólo estaba aludiendo a unos planes de eventualidades generales que se podrían aplicar a cualquier nación importante, desde entonces ni sus comentaristas ni ninguno de los altos cargos estadounidenses de defensa han mencionado a potencias nucleares amigas como Gran Bretaña, Francia, India e Israel, pero han reiterado su preocupación por Rusia y China con una regularidad alarmante. De hecho, China y Rusia han sustituido a Iraq en la antigua categoría del eje del mal.
A pesar de que el presupuesto militar de Estados Unidos es casi diez veces el de China (que tiene una población más de cuatro veces mayor) y de que Washington planea un presupuesto de defensa récord de 708.000 millones de dólares para el próximo año en comparación con el de Rusia que el año pasado gastó en el suyo menos de 40.000 millones, China y a Rusia son retratados como amenazas para Estados Unidos y sus aliados.
Tanto Rusia como China reaccionaron severamente ante las declaraciones de Gates en febrero de 2007 y sólo tres días después el presidente ruso Vladímir Putin pronunció un discurso, con Gates en la audiencia, en la Conferencia anual de Seguridad de Munich, en el que advirtió:
“¿Qué es un mundo unipolar? Se embellezca como se embellezca el término, a fin de cuentas se refiere a un tipo de situación, a saber, un centro de autoridad, un centro de fuerza, un centro de toma de decisiones.
Es un mundo en el que hay un amo, un soberano. Y a fin de cuentas esto es pernicioso no sólo para aquellos que están dentro del sistema, sino también para el propio soberano, porque se destruye a sí mismo desde dentro.
Las acciones unilaterales y con frecuencia ilegítimas no han resuelto ningún problema. Es más, han causado nuevas tragedias humanas y creado nuevos centros de tensión. Juzguen ustedes mismos: no han disminuido las guerras ni los conflictos locales y regionales [...]. Y no muere menos gente en estos conflictos, sino que mueren incluso más que antes, ¡considerablemente más, considerablemente más!
Hoy somos testigos de un uso desmedido de la fuerza (de la fuerza militar) casi incontrolado en las relaciones internacionales, fuerza que está sumiendo al mundo en un abismo de conflictos permanentes.
Un Estado y, por supuesto, el primero y más importante, Estados Unidos, ha sobrepasado sus límites nacionales en todos los sentidos. Esto es visible en las políticas económicas, políticas, culturales y educativas que impone a otras naciones [...]” [14].
En Washington no se tuvo en cuenta la advertencia.
Tres meses después el jefe del Pentágono reanudó sus anteriores acusaciones. En mayo de 2007 el Departamento de Defensa publicó su informe anual sobre la capacidad militar de China que citaba “los continuos esfuerzos de proyectar poder chino más allá de su región inmediata y de desarrollar sistemas de alta tecnología que pueden desafiar a lo mejor de mundo. El Secretario de Defensa estadounidense Robert Gates afirma que le preocupan algunos de los esfuerzos de China”.
El informe afirmaba: “China está llevando a cabo una transformación a largo plazo y total de sus fuerzas militares” para “permitirle proyectar poder y negar a otros países la posibilidad de amenazarla” [15]. Cuando Gates era el responsable de las guerras en Afganistán e Iraq, y de casi la mitad del gasto militar internacional, le pareció inadmisible que la nación más poblada del mundo aspirase a “negar a los demás países la capacidad de amenazarla”.
Un año después de que Gates vinculara a China y Rusia con los países sospechosos supervivientes del “eje del mal” Irán y Corea del Norte, el Director Nacional de Inteligencia Michael McConnell señaló a China, Rusia y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) como las mayores amenazas para Estados Unidos, más incluso que al-Qaeda.
Voice of Russia respondió a las acusaciones de McDonnell en un comentario en el que se incluían los siguientes extractos:
“Rusia ha exigido una explicación a Estados Unidos por un informe del Director de la Inteligencia estadounidense en el que se mencionaba a Rusia, China, Iraq, Irán, Corea del Norte y al-Qaeda como fuentes de amenazas estratégicas para Estados Unidos [...]. Muy posiblemente, el informe de la comunidad de inteligencia estadounidense equivale a dar cuentas por la increíble cantidad de dinero que cada año se asigna a su mantenimiento. Podría haber otras razones que explicaran por qué se ha incluido a Rusia entre los Estados que plantean una amenaza para Estados Unidos” [16].
Gates ha permanecido como Secretario de Defensa de la nueva administración estadounidense y lo mismo su retórica antichina y antirrusa.
El pasado 1 de mayo la Secretaria de Estado Hillary Clinton afirmó que “la administración Obama está trabajando para mejorar las deterioradas relaciones con varias naciones de América Latina para contrarrestar la creciente influencia iraní, china y rusa en el hemisferio occidental [...]” [17]. El mes después de pronunciar estas palabras se dio un golpe de Estado en Honduras, dos semanas después de que Estados Unidos se asegurara el uso de siete bases militares en Colombia.
En septiembre el Director de la Inteligencia Nacional Dennis Blair dio a conocer el informe de Estrategia de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, publicado cada cuatro años, en el que se afirmaba que “Rusia, China, Irán y Corea de Norte plantean los mayores desafíos para los intereses nacionales de Estados Unidos” [18].
La agencia France-Presse afirmó que “el 15 de septiembre Estados Unidos situó a la emergente superpotencia China y al enemigo de la Guerra Fría, Rusia, al lado de Irán y Corea del Norte en la lista de las cuatro principales naciones que desafían los intereses estadounidenses” y citaba del informe de Blair: se señalaba a China por su “ diplomacia cada vez más centrada en las fuentes naturales y su modernización militar. Rusia es un socio de Estados Unidos en importantes iniciativas, como garantizar material físil y luchar contra el terrorismo nuclear, pero puede que continúe buscando vías para reafirmar poder e influencia de una manera que complica los intereses estadounidense” [19].
A China no se le permite negar a otras naciones la posibilidad de amenazarla y a Rusia no se le permite complicar los intereses estadounidenses.
Esta tendencia, cuya persistencia no presagia nada bueno, ha continuado este año.
El vicepresidente del Sistema de Defensa de Misiles de Lockheed Martin, John Holly, promocionó el papel de su compañía en el Sistema de Defensa de Misiles Balísticos Aegis (cuyos componentes se están entregando a Taiwán) como “la estrella resplandeciente” de la cartera de interceptores de misiles de Lockheed, y según un periódico de la ciudad que alberga la Agencia de Defensa de Misiles del Pentágono, “al señalar a los programas de misiles de Corea del Norte, Irán, Rusia y China, Holly dijo: ’el mundo no es un mundo muy seguro [...] y nos incumbe a nosotros en la industria proporcionar [al Pentágono] las mejores capacidades’" [20].
Tres días después del Asesor del Pentágono del Secretario de Defensa para Cuestiones de Seguridad para Asia y el Pacífico, Wallace Gregson, “expresó sus dudas acerca de la insistencia de China en que su uso del espacio es para medios pacíficos” y afirmó que “los chinos han afirmado que se oponen a la militarización del espacio. Sus acciones parecen indicar la intención contraria” [21].
Al día siguiente el almirante Robert Willard, jefe del Comando Estadounidense del Pacífico, declaró en un testimonio ante el Comité de los Servicios Armados que “la poderosa maquinaria económica de China también está financiando el programa de modernización militar que ha suscitado preocupación en la zona, una preocupación también compartida por el Comando Estadounidense del Pacífico” [22].
La Armada estadounidense tienen seis flotas y once grupos de ataque con portaaviones repartidos en todo el mundo o preparados para el despliegue, pero China con sólo una armada de “aguas marrones” [23] en sus propias costas es causa de preocupación para Estados Unidos.
Como escribió el pasado mes de septiembre Alan Mackinnon, presidente de la Campaña Escocesa por el Desarme Nuclear:
El mundo de la guerra hoy está dominado por una única superpotencia. En términos militares Estados Unidos se asienta en el mundo como un coloso. Un país con sólo el 5% de la población mundial es responsable de casi el 50% del gasto global en armamento.
Sus once flotas navales con portaaviones patrullan cada océano y sus 909 bases militares están repartidas estratégicamente por todos los continentes. Ningún otro país tiene bases recíprocas en el territorio estadounidense, sería impensable e inconstitucional.
Hace veinte años que acabó la Guerra Fría y Estados Unidos y sus aliados no se enfrentan hoy a ninguna amenaza militar significativa. Entonces, ¿por qué no hemos tenido el esperado dividendo de paz? ¿Por que la nación más poderosa de la tierra sigue aumentando su presupuesto militar, que supera ahora los 1,2 trillones de dólares en un año en términos reales? ¿Qué amenaza se supone que va a contrarrestar todo eso?
La respuesta estadounidense ha sido en gran parte militar, la expansión de la OTAN y encerrar a Rusia y China dentro de un anillo de bases y alianzas hostiles. Y sigue presionando para aislar y debilitar Irán” [24].
Unas observaciones que la gente tendrá que tener muy presentes mientras China es presentada cada vez más como un desafío para la seguridad (y una amenaza estratégica) de la única superpotencia militar del mundo.
Viejo Condor
Voltairenet.org (SIC)