Los huracanes como ‘Sandy’ y otros cataclismos naturales han sucedido siempre. Pero antes la información sobre ellos no se extendía por el mundo con tanta rapidez y no llegaba a tanta gente.
Ahora, con el desarrollo del Internet, es imposible ocultar su fuerza devastadora y las víctimas que deja.
El huracán ‘Sandy’, que azotó el pasado lunes 29 de octubre la costa Este de EEUU, desvió la campaña presidencial estadounidense de su curso incluso antes de tocar tierra. La coincidencia no es extraña, en el futuro los cataclismos de este tipo se intensificarán en todo el mundo. Parece que es un hecho inevitable, ya no representan anomalías climáticas sino fenómenos meteorológicos a los que no estamos aún acostumbrados.
El presidente está preocupado
‘Sandy’ se formó en el oeste del Mar Caribe y se intensificó tras dejar atrás Jamaica, siendo catalogado como un huracán de primera categoría. Al pasar por Cuba, las Bahamas, Haití y República Dominicana, se dirigió hacia la costa Este de EEUU para, según los pronósticos, golpear con más fuerza los estados de Nueva York, Connecticut y Pensilvania.
Ante estas previsiones, los colegios municipales cancelaron las clases, se procedió a la evacuación de miles de personas de la zona costera, cerraron muchas oficinas públicas y se suspendieron más de 7.500 vuelos. Incluso en el Distrito Federal de Columbia, situado lejos de la costa, ya están abiertos varios refugios por si los vientos de hasta 120 kilómetros por hora causan estragos y cortes de electricidad en la capital estadounidense.
“Ésta será una gran y difícil tormenta (...) Pido tomarse muy en serio la amenaza del huracán”, dijo Obama en su declaración desde la Casa Blanca.
El huracán ‘Sandy’, que interrumpió la campaña presidencial en el país, es sólo una prueba más de lo que sospechan los científicos de todo el planeta. Algo se ha desordenado en la Tierra, los cataclismos naturales, cada vez más catastróficos, suceden uno tras otro. ¿Cuál es la razón?
Fenómenos peligrosos
Los huracanes como ‘Sandy’ y otros cataclismos naturales han sucedido siempre. Pero antes la información sobre ellos no se extendía por el mundo con tanta rapidez y no llegaba a tanta gente. Ahora, con el desarrollo del Internet, es imposible ocultar su fuerza devastadora y las víctimas que ocasiona.
“Esta es una parte de la verdad, pero no toda la verdad. En diferentes países del mundo existen estadísticas de los fenómenos naturales peligrosos que revelan la tendencia al aumento en los registros de los mismos, independientemente de si los medios de comunicación masiva hablan de ellos o no”, dice el subdirector del Centro de Meteorología de Rusia Dmitri Kíktev.
El experto indica que el Centro de Meteorología ruso registra fenómenos naturales peligrosos desde finales del siglo pasado. Se consideran como tales en primer lugar el viento y las precipitaciones. Una precipitación de 55 mm caída durante 12 horas se clasifica como peligrosa, mientras lo amenazante de la fuerza del viento depende de la zona. “Si un viento de 20 m/s (72 km/h) en la costa del Océano Pacífico es una cosa habitual, en Moscú representa un desastre”, dice Kíktev.
La razón es comprensible: cuando los fuertes vientos son un fenómeno habitual en cierta zona, los árboles allí no son tan frondosos como en Moscú, mientras la experiencia enseña a las autoridades a no colocar las vallas publicitarias donde transitan peatones o vehículos.
Los modelos de la atmósfera
Los modelos de la atmósfera podrían ayudar a explicar lo que sucede en la misma: cambiando uno por otro o los parámetros del modelo, los científicos averiguarían cuáles de ellos son críticos y responsables de lo que ocurre con el clima en la Tierra.
Sin embargo, estos modelos son muy complejos y su creación, a veces, lleva decenios, mientras la situación real cambia con mucha más rapidez. Hace unos años el director del Centro ruso de Meteorología, Román Vilfand, bromeó: “Los servicios de meteorología más importantes del mundo durante treinta años estuvieron construyendo un modelo climático global y cuando fue terminado el clima cambió”.
Dmitri Kíktev explica que por eso los físicos de la atmósfera usan los modelos hidrodinámicos que son capaces de considerar los cambios de los principales parámetros de modelación. Pero estos modelos no pueden explicar la causa del cambio climático. Se sospecha que puede ser el calentamiento global pero no hay pruebas directas de ello.
Teoría conspirativa
Se puede discutir sobre el calentamiento global pero no tiene sentido negarlo. Durante más de 160 años miles de personas midieron la temperatura del ambiente varias veces al día en diferentes puntos de la Tierra. Anotaban los resultados de sus mediciones, que más tarde fueron publicados y contrastados.
Es difícil imaginar que durante más de un siglo y medio existiese un complot de meteorólogos para garantizar la firma del Protocolo de Kyoto en un futuro lejano.
En los últimos 150 años, el promedio de la temperatura mundial en el aire cerca de la superficie de la Tierra aumentó 0,6°C. Los cambios de temperatura no son homogéneos en todo el planeta: si en los polos ha subido casi 2ºC, en el ecuador no ha cambiado prácticamente. La diferencia de las temperaturas entre los polos y el ecuador disminuyó. Esto produjo el debilitamiento de los vientos en las capas superiores de la atmósfera y, como resultado, cambios en la circulación de las masas de aire. “Se registran con más frecuencia las irrupciones de aire polar y de aire cálido del sur”, explica Dmitri Kíktev. Una de estas irrupciones de aire templado se está produciendo ahora en la costa Este de EEUU.
Esta es una explicación poco satisfactoria del cambio climático pero por ahora no hay otra.
Adaptarse al cambio
El hecho de que no podamos explicar el aumento de los fenómenos naturales peligrosos no cambia nada. Este aumento está registrado y tenemos que aprender a convivir con él.
Es más, si tuviéramos una explicación, tampoco cambiaría mucho. Aunque sea la culpa del calentamiento global, la comunidad internacional no será capaz de hacer más que, realizando un esfuerzo enorme, mantener la temperatura en los niveles actuales. ¿Y si resulta que el cambio climático es consecuencia de una desviación del eje de la Tierra?
Es mucho más práctico aceptar que en el mundo todo cambia y el clima no es ninguna excepción, y adaptarse a estos cambios. Los rusos lo tendremos más fácil que los estadounidenses. Los huracanes de otoño, como el ‘Sandy’, siempre coinciden con las elecciones presidenciales en EEUU. Si cada vez son más frecuentes y desastrosos, tarde o temprano el presidente de turno tendrá que cambiar la fecha de la votación para no arriesgar su popularidad a causa de las consecuencias imprevisibles del cataclismo.
En Rusia no tenemos este problema. Por ahora, las cada vez más frecuentes inundaciones en el sur del país y las sequías que provocan incendios catastróficos, caen entre las presidenciales en primavera y las municipales en otoño.
Viejo Condor
Serguéi Petujov
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI