Vicky Peláez
Sé prudente. Lo mejor en todo es escoger la ocasión (Hesíodo, poeta griego, 700 A.C.)
Al parecer eso de que “América Latina es el patio trasero de los Estados Unidos” o aquello de que “cuando a los Estados Unidos le da gripe, a Latinoamérica le da neumonía”, ya es cuento viejo que quedó atrás. Estos países están logrando por el momento escapar de la severa crisis financiera, que azota a Norteamérica y en especial a la Unión Europea. Esto debido a la aplicación de diferentes modelos económicos, de acuerdo a sus realidades nacionales y evitando las siempre rígidas y verticales recetas económicas del Banco Mundial (BC), del Fondo Monetario Nacional (FMI) y del Wall Street que llevaron a la quiebra al Occidente.
Inteligentemente, desde el comienzo de la crisis, la mayoría de los líderes latinoamericanos han tratado de diversificar sus mercados en previsión de la caída de la demanda para sus exportaciones y ahora su acercamiento a Rusia se hace más concreto.
Primero, intensificaron el intercambio comercial con China y con los países de la Cooperación Económica Asia – Pacífico (APEC), después, reforzaron sus enlaces en el mercado interno latinoamericano y finalmente, empezaron a buscar la posibilidad en Rusia, cuyo modelo económico logró prevenir las consecuencias de la debacle financiera occidental.
La reciente entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio (OMC) despertó una inmediata competencia entre Colombia, Chile y el Perú para firmar el Tratado de Libre Comercio con este país. En las actuales condiciones de la crisis, Rusia es considerada un país con muchísimo potencial para las exportaciones latinoamericanas debido al alto poder adquisitivo de su población que suma unos 142 millones de habitantes.
Rusia también ha percibido la importancia de las relaciones comerciales con América Latina y ya ha abolido el visado con Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Venezuela y el Perú. Los recursos naturales de estos países, la variedad de los productos exóticos agrícolas, la existencia de un mercado potencial para la tecnología rusa y la importancia geopolítica de esta región en el mundo lograron un papel importante en la decisión de Moscú de retornar a la América Latina después de unos 20 años de alejamiento como resultado de la desintegración de la Unión Soviética.
Los pueblos de América Latina siempre miraron a la URSS con simpatía, a diferencia de la mayoría de sus gobernantes que eran producto de la Guerra Fría promovida por los Estados Unidos. Durante la segunda Guerra Mundial, las organizaciones sindicales de América Latina, las entidades campesinas, intelectuales, muchos políticos y hombres de cultura participaron en el movimiento de apoyo bajo la consigna del escritor soviético, Konstantin Simonov: “No hay desgracia ajena”. Los obreros argentinos entregaron su jornal diario y el dinero por el trabajo extra a un fondo de ayuda a la URSS. Se formaron grupos de confección de ropa y botas para los soldados soviéticos. Similares movimientos surgieron también en Chile, México, Colombia y Uruguay. Al final de la guerra ya eran trece países latinoamericanos que tenían relaciones diplomáticas con la URSS.
Poco a poco y a pesar de la Guerra Fría empezaron a ampliarse relaciones comerciales entre América Latina y la Unión Soviética. Sin embargo, la falsa propaganda norteamericana del apoyo soviético a la subversión comunista en el continente siempre perturbaba estas relaciones. En realidad la URSS, con el propósito de no romper el supuesto “equilibrio geopolítico” con Norteamérica, llegó a frenar el movimiento revolucionario latinoamericano a través de los partidos comunistas y su consigna de la no existencia de condiciones objetivas y subjetivas para una revolución, causando gran desilusión.
Para el final de los años 1980, el intercambio comercial, con todos los altibajos de la Guerra Fría, llegó a alcanzar unos 50 mil millones de dólares. Al desintegrarse la URSS, bajó a menos de 10 mil millones de dólares. El Perú es un ejemplo, pues en 1985 el intercambio era de un mil millones de dólares mientras que en el 2000 bajó a unos 40 millones de dólares. Para el 2009 subió a 180 millones de dólares vendiendo Rusia fertilizantes y trigo, mientras que el Perú envía café, langostinos, achiote, mandarinas y orfebrería.
En el caso de firmarse este año el TLC entre estos dos países, el intercambio comercial superaría mil millones de dólares en los primeros dos años debido al interés mutuo. Perú actualmente es el cuarto país en el mundo por extracción de minerales como oro, plata, vanadio, tungsteno, cobre, su textil y vestidos son muy cotizados en el extranjero. Es uno de los primeros productores de palta en el mundo y sus granos quinua y kiwicha son de alto poder nutritivo, cotizados por la población celiaca alérgica al gluten y, están en la dieta diaria de los astronautas. Respecto a otro grano el tarwi, se sabe que el mismo Adolf Hitler tenía en sus planes construir una fábrica procesadora en el Perú, ya que el valor proteínico de este grano es superior a la soja y la carne juntas. Espárragos frescos, alcachofa, mangos, papaya, cítricos, chirimoya, granadilla, higos, café y cacao, entre muchos otros productos andinos, fácilmente conquistarán el mercado ruso.
Actualmente Rusia ya dio su autorización a 36 empresas peruanas del sector pesquero a exportar sus productos a la Federación Rusa. A la vez, Perú está interesado en la maquinaria pesada rusa y en su tecnología de extracción de minerales, petróleo y gas igual como en sus fertilizantes, trigo, en su tecnología militar que era de mucho aprecio hace dos décadas. Perú viejo cliente la industria armamentística de la URSS ya procedió a actualizar su flota de helicópteros y compró a Rusia varios aparatos M17 y recibió también seis helicópteros MI17, y dos MI35.
Rusia ya está bastante afianzada en Venezuela en la extracción de petróleo en la Faja de Orinoco y el gobierno de Hugo Chávez ha gastado cinco mil millones en armamento ruso, incluyendo cien tanques, 24 cazas de combate Sukhoi, decenas de helicópteros M17 y uno de los más avanzados sistema antimisiles en el mundo S300, igualmente instaló una fábrica de los rifles Kalashnikov AK103. Sobre estos rifles, Uruguay está comprando un cargamento. Bolivia firmó un contrato con Rusia por un importe de 150 millones de dólares para modernizar sus arsenales. Ecuador también está muy interesado en la compra de helicópteros, ya recibió un M17. Brasil adquirió 12 helicópteros MI35M.
Como se ve, las condiciones están dadas para un gran intercambio comercial. Los analistas consideran que Rusia pronto adelantará a los Estados Unidos y, sus afanes de que sea América Latina la que lo saque de la crisis es cada vez más lejana.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Ricki Pelaez