EE UU e Israel saben que un ataque aéreo no destruirá el poder nuclear iraní, protegido por toneladas de roca dura
En septiembre pasado, se supo que Irán tenía una planta de enriquecimiento de uranio dentro de una montaña cerca de la ciudad de Qom. El hallazgo destapó una estrategia mucho más extendida: Irán, imparable, ha ocultado a lo largo de los últimos 10 años una parte cada vez mayor de sus instalaciones nucleares en un laberinto de túneles y refugios por todo el país. Con esta táctica, sostienen el Gobierno estadounidense y muchos expertos, Irán ha logrado un doble propósito: no sólo ha protegido sus infraestructuras dentro de auténticas madrigueras de roca dura, sino que además ha ido ocultando el alcance de su ya de por sí oscuro programa nuclear. La planta de Qom era la punta del iceberg de un sinfín de instalaciones atómicas no declaradas.
Este manto de invisibilidad sobre la estructura atómica se ha convertido en algo así como un arma sigilosa del régimen iraní, una herramienta con la que ha logrado complicar el cálculo militar y geopolítico de Occidente.
Vencido el ultimátum para un acuerdo diplomático, la Administración de Barack Obama espera utilizar la inestabilidad política interna iraní y la falta de cooperación del régimen para presionar a escala internacional para que se aprueben nuevas sanciones. El secretario de Defensa, Robert Gates, ha descartado en repetidas ocasiones la posibilidad de un ataque militar, diciendo que sólo retrasaría las ambiciones nucleares de Irán de uno a tres años y que empujaría al programa aún más a la clandestinidad. Incluso Israel, que ha adoptado la línea más dura contra Irán, estaría en dificultades.
"La estrategia es complicada", dice Richard L. Russell, un ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y que ahora enseña en la Universidad de Defensa Nacional. "Estamos acostumbrados a las instalaciones en superficie. Decenas de metros bajo tierra todo se convierte, literalmente, en un agujero negro. No se puede saber qué está ocurriendo".
Incluso los israelíes reconocen que la roca sólida puede hacer que las bombas sean inútiles. A finales del mes pasado, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dijo al Parlamento que la planta de Qom "está ubicada en búnkeres que no pueden ser destruidos por un ataque convencional".
El montañoso Irán tiene una larga historia de construcción de túneles con fines civiles y militares, y Mahmud Ahmadineyad ha desempeñado un papel recurrente, primero como ingeniero de transporte y fundador de la Asociación Iraní de Túneles, y ahora como presidente de la nación. Hay cientos, quizá miles de grandes túneles en Irán, según el Gobierno estadounidense y los expertos privados, y las líneas que separan sus usos pueden ser borrosas. Empresas controladas por la Guardia Revolucionaria, por ejemplo, construyen túneles civiles y militares.
Nadie en Occidente sabe qué parte del programa nuclear de Irán se encuentra oculto. Sin embargo, las pruebas de su empuje bajo tierra están claras para los curiosos. Google Earth, por ejemplo, muestra que el centro original del complejo nuclear en Isfahán consiste en decenas de edificios fácilmente observables y fáciles de atacar. Pero los analistas del Gobierno estadounidense aseguran que, en los últimos años, Irán ha construido un enjambre de túneles en las montañas cercanas. Las fotos de satélite muestran seis entradas.
Las autoridades iraníes dicen que las amenazas de bombardeos han llevado al país a ejercer su "derecho soberano" de proteger las instalaciones nucleares. Ese mismo argumento esgrimieron al anunciar, en noviembre, sus planes para construir 10 plantas de enriquecimiento de uranio. Se trata de una bravuconada, pero la historia de los túneles le dio un atisbo de credibilidad. "Estarán diseminadas en las montañas", dijo el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, Alí Akbar Salehi. "Usaremos la defensa pasiva, porque la defensa activa resulta muy cara". Gates y otros funcionarios occidentales consideran que ese argumento encubre un programa secreto de armas. "Si fuera un programa con fines pacíficos no lo esconderían bajo tierra ni andarían engañando", dijo.
Irán insiste en que sus actividades nucleares tienen fines pacíficos, como fabricar electricidad, y quiere enriquecer uranio para alimentar hasta 20 plantas de energía nuclear, un plan que muchos economistas cuestionan ya que Irán ocupa el segundo lugar mundial en reservas de petróleo y gas natural.
Sea o no una estratagema, cualquier expansión del plan parece poco probable. Después de una década de construcción, la principal planta de enriquecimiento de Irán, en Natanz, trabaja a una pequeña fracción de su capacidad. La planta de Qom está a medio construir. Los expertos nucleares dicen que el proyecto de nuevas plantas puede que no se materialice en décadas. Aun así, los túneles serían la parte más fácil del plan, y podrían estar listos relativamente pronto.
Las amenazas de Occidente de destruir el programa nuclear de Irán despiertan cada vez más dudas, pero los analistas insisten en que Estados Unidos, Israel y sus aliados nunca descartarán esta opción. El Pentágono, de hecho, acelera el desarrollo de una nueva bomba de gran alcance para destruir túneles. El dispositivo -de seis metros de largo- comenzó a planificarse en 2004.
Viejo Condor
El Pais com (SIC)