Rusia tiene las posibilidades de convertirse en uno de los principales vendedores de cereales en el mercado mundial. Por ahora, Rusia ocupa el cuarto lugar entre los mayores exportadores después de Estados Unidos, Canadá, y la Unión Europea, pero a diferencia de sus competidores, Rusia tiene las reservas mundiales más grandes de tierra cultivable.
El aumento de la producción y la exportación de productos agrícolas, parcialmente puede compensar las pérdidas sufridas por la caída de los precios de los hidrocarburos que son el renglón principal de las exportaciones rusas.
En ese sentido, no es casual que en los últimos meses el Gobierno ruso emprendió de forma muy activa la búsqueda de nuevos mercados para los cereales de producción nacional.
El petróleo no puede seguir siendo la panacea
Los cambios de la coyuntura económica mundial obligaron a los funcionarios rusos volver la cara al sector agroindustrial, así el pasado el 23 de marzo, el presidente ruso, Dmitri Medvédev firmó una disposición gubernamental para celebrar en San Petersburgo un Foro Internacional sobre Cereales el próximo mes de junio.
En ese Foro se discutirá entre otros temas, las posibilidades de crear mecanismo para administrar las reservas mundiales de cereales.
También en el mes de marzo, el presidente ruso firmó el decreto sobre la creación de un consorcio nacional de cereales (OZK, según las siglas en ruso) que aglutinará todas las fábricas estatales destinadas a la producción de harina, pan y productos derivados como también los silos y depósitos de cereales.
De esta forma, el Gobierno dio a entender que no sólo planea desarrollar el mercado de cereales sino también convertirse en una figura clave con capacidad de influir en este mercado.
Porque ya es evidente que a largo plazo, cada vez aumentará más la demanda de productos agrícolas, especialmente los cereales que son la base de la cadena productiva de la mayoría de alimentos y productos alimenticios.
Además, a nivel mundial, la tierra dedicada a los cultivos prácticamente está agotada, mientras, la población del planeta aumenta a toda velocidad.
En 1900, en la Tierra vivían 1.600 millones de personas, en 1980 había 4.000 millones, y actualmente sumamos más de 6.700 millones. Según pronósticos de la ONU, para el año 2050, la población del mundo superará los 9.000 millones.
Hay que tener presente el constante aumento de la demanda de biocombustibles, lo que obliga a los agricultores a reducir la superficie de cultivos para producir alimentos y dedicarlos a cultivos de las materias primas vegetales para la fabricación de combustibles biológicos.
Por ahora, los agricultores rusos aprovechan una coyuntura mundial favorable.
El ano pasado recolectaron la mayor cosecha récord de trigo en últimos 18 años, 108 millones de toneladas y el volumen de las exportaciones este año también se perfilan récord, al menos 21 millones de toneladas ó 5.000 millones de dólares expresado en valor monetario.
Por supuesto que esta cifra no puede compararse con los ingresos que se obtienen por las exportaciones de hidrocarburos.
Según el Comité Estatal de Estadística, en 2008, Rusia obtuvo por la venta de hidrocarburos 161.000 millones de dólares. Pero la exportación de cereales sí puede compararse, por ejemplo, con la exportación de madera y derivados que en 2008 tuvo un monto de 7.300 millones de dólares, o con las exportaciones rusas de armamento que en el mismo período alcanzaron los 8.000 millones de dólares.
La opción de negociar con clientes pobres
En los próximos años, será muy difícil que el potencial de las exportaciones rusas de cereales sea equiparable con las exportaciones de hidrocarburos, a pesar de que en precios, no es mucha la diferencia, así el costo de una tonelada de petróleo es de 364,6 dólares, y la tonelada de trigo fluctúa entre 180-200 dólares.
El problema no es el precio. El petróleo y los cereales tienen una estructura de consumo diferente y en consecuencia, también es diferente la forma como evoluciona la demanda.
Se puede afirmar que el crudo es un producto para ricos, mientras que los cereales es un artículo que consumen los pobres.
El incremento del consumo de hidrocarburos depende de la dinámica de las economías de los países desarrollados y emergentes, mientras que el aumento en la demanda de alimentos está condicionado con el aumento de la población, más que todo en los países en desarrollos y de bajo desarrollo en Asia y África.
Por ejemplo, los mayores importadores de cereales rusos con pocas excepciones son países que no son propiamente ricos, como Egipto, Argelia, Túnez y Marruecos.
Si a consecuencia de los especuladores financieros, en los últimos tres años el precio del petróleo aumentó 15 veces, el incremento de la demanda se produjo únicamente porque los países importadores ricos estaban dispuestos a pagar por el oro negro y 50 y 100 dólares por el barril.
Con los cereales este esquema no funciona, el aumento especulativo de los precios sencillamente se paraliza ante la imposibilidad de los consumidores pobres de pagar precios elevados por el producto ofrecido.
¿Cómo puede ayudar el Estado?
Para aumentar el potencial de exportación de cereales, Rusia debe poner en marcha varios programas y destinar una cantidad notable de recursos.
El Ministerio de Agricultura para 2009 pronostica una cosecha de entre 85 y 90 millones de toneladas (otras fuentes estiman la cosecha en 95-100 millones de toneladas) y como declaró la titular de esta cartera, Elena Skrínnik, es muy probable que para el año nuevo se pueda repetir el récord de exportaciones de grano de 2008.
El problema es que Rusia no cuenta con los recursos necesarios para exportar cantidades récord de granos.
Según el presidente de la Unión de Productores de Cereales de Rusia, Arkadi Zlochevski, las empresas agrícolas producirán un volumen de cereales más elevado que el previsto, el mercado interno está completamente abastecido y los silos y depósitos en las zonas agrícolas del sur y centro del país están llenos al tope, con excedencias estimadas en 13 y 20 millones de toneladas.
Es decir, se trata de cereales que se quedarán sin vender y no por falta de compradores, sino porque no hay forma para llevarlo hasta el mercado, porque faltan silos y terminales de carga para su exportación.
A juicio de Arkadi Zlochevski, el potencial de exportación de cereales en Rusia está restringido por limitaciones de infraestructura, y si esas limitaciones no se superan a tiempo, la producción de cereales puede perder el interés entre los inversores y Rusia de nuevo se verá en la obligación de reducir la superficie de tierras destinadas al cultivo.
Por otra parte, el sector privado espera que el Gobierno ponga en marcha programas para realizar proyectos clave de infraestructura como la construcción de terminales de carga y modernización de los puertos, optimización de la navegación fluvial y la construcción de nuevos silos.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Vlad Grinkévich
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI