Conscientes de lo que está en juego, América Latina, Estados Unidos y la Unión Europea observan con extrema atención el desarrollo de las elecciones presidenciales brasileñas, que este fin de semana celebran su segunda y definitiva ronda.
Tanto en Washington como en Buenos Aires, Caracas, La Paz o La Habana saben que la política exterior de Brasil sufrirá un giro considerable, si obtiene la victoria el candidato del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) , Aécio Neves, sobre la presidenta Dilma Rousseff, que busca la reelección.
La emoción está servida
Los últimos sondeos demoscópicos oscilan entre el empate técnico y la ventaja por unos pocos puntos en favor de Dilma. Son, sin duda, los comicios más reñidos de la historia de Brasil desde 1989, cuando Fernando Color de Mello derrotó a Lula da Silva, el mentor y predecesor de Dilma en el cargo.
El país está polarizado, partido en dos mitades y los datos cruzados por el diario O Globo muestran que 45 millones de votantes de 2.900 municipios –de un total de 142 millones con derecho a voto– serán decisivos en el cómputo final, que afectará al futuro de todo el continente americano.
Los mercados apuestan sin rubor por la victoria del senador centrista. Quieren cambio. Por eso, cuando éste pasó el corte en la primera vuelta, superando por sorpresa a la ecologista Marina Silva, la Bolsa de São Paulo experimentó una subida del 5% y el real aumentó su cotización con respecto al billete verde.
Y la campaña, que ha girado sobre dos ejes: economía y corrupción, ha sido inusitadamente sucia y encendida con virulentos ataques personales entre los dos candidatos y sus respectivos equipos. Ese tono tan agresivo ha puesto en evidencia la extraordinaria relevancia que tiene esta cita electoral.
Temario internacional, secundario pero contundente
Rara vez las relaciones internacionales ocupan espacio en los debates electorales en cualquier lugar del mundo y Brasil no ha sido una excepción a esta regla. La política exterior quedó relegada a un segundo plano, lo que es natural en un país como éste que no tiene enemigos externos. Las referencias a ese asunto fueron escasas pero contundentes. Así, en uno de los cara a cara televisados, el pretendiente del PSDB dejó caer que su adversaria “tiene buena relación” con países vecinos que hacen la “vista gorda” con el tráfico de coca transfronterizo, una grave acusación que, a nadie se le escapa, iba dirigida contra el Gobierno boliviano de Evo Morales, aunque no le citara expresamente.
Tanto Dilma como Aécio coinciden en priorizar la mayor integración con América Latina y en apoyar la reforma de las organizaciones internacionales como la ONU, el FMI o el Banco Mundial, pero difieren, y mucho, en su visión sobre el Mercosur y en las líneas maestras de sus lazos con los países vecinos y con Estados Unidos.Ella pretende que el Mercosur siga como está, es decir, que se mantenga la actual exigencia de que un socio de la unión aduanera no negocie por separado con un país tercero. La presidenta saliente busca incluso el fortalecimiento de esta organización supranacional.
Él, sin embargo, defiende la transformación del Mercosur para que se convierta en una zona de libre comercio que pueda permitir a cada Estado miembro firmar acuerdos comerciales con otros países. Y parece proclive a buscar un progresivo acercamiento de Brasil hacia la Alianza del Pacífico, una entidad también creada para estrechar los vínculos económicos regionales, pero donde tienen menos peso específico Argentina y Venezuela, y más México y Colombia.
El equipo del PSDB considera que las relaciones con los vecinos se deben basar en criterios eminentemente económicos y no deben confundirse con afinidades políticas e ideológicas con el partido en el poder. Ese axioma perjudicaría claramente los intereses de Cuba y Venezuela, aliados de Dilma. “La nueva política comercial debe estar orientada por el objetivo de conectar la economía brasileña con el mundo”, dicen los asesores de Aécio en materia internacional, encabezados por el ex embajador en Washington y Londres, Rubens Barbosa.
El triunfo del PSDB significaría regresar a la prioridad del expresidente Fernando Henrique Cardoso de presentar a Brasil como “socio fiable” para los países desarrollados frente a la tendencia multilateral seguida por Lula y Dilma de fomentar la asociación con los países en vías de desarrollo, evitando así la subordinación a la primera potencia mundial.
Cara o cruz, BRICS o EEUU
Si Dilma consigue de nuevo la confianza de las urnas, no cabe duda de que desarrollará más profundamente las relaciones sur-sur con los otros miembros del grupo de los BRICS (Rusia, India, China y Sudáfrica), pese a quien le pese.
La reorientación propiciada por Aécio supondría, por otro lado, un evidente cambio de talante con respecto a la Casa Blanca. Las relaciones diplomáticas entre ambas naciones no atraviesan su mejor momento desde que se supo el año pasado que la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana espió a la propia presidenta Dilma, quien no ha dudado en criticar la intervención militar de la OTAN en Libia y la de Estados Unidos en Siria e Irak.
"Queremos volver a tener un enfoque más amplio y abierto en la política exterior", afirmó Arminio Fraga, quien suena como ministro de Finanzas del todavía futurible Gobierno de Aécio. "Estoy seguro de que nos acercaremos mucho más a Estados Unidos e intentaremos cerrar las negociaciones con la Unión Europea", agregó. El Mercosur lleva dos décadas gestando un acuerdo de libre comercio con la UE y las negociaciones continúan atascadas.
En definitiva, Latinoamérica se la juega en las presidenciales de Brasil del próximo domingo.
Francisco Herranz (Madrid, 1965) ha desarrollado su carrera profesional en el diario El Mundo, donde ha sido corresponsal en Moscú (1991-1996), redactor jefe de Internacional y de Edición y editorialista, Especialista en Europa del Este y colaborador en varias publicaciones especializadas, desde hace cuatro años es profesor en el Máster en Periodismo-El Mundo de la Universidad San Pablo-CEU.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Francisco Herranz