Los venezolanos, bolivianos, ecuatorianos y brasileños que están soñando con un “cambio” y abandonar todo lo que alcanzaron con sus gobiernos progresistas, tienen que pensarlo diez veces ante lo que está pasando en Argentina.
El actual presidente Mauricio Macri, quien sedujo a sus paisanos con la necesidad de hacer el “cambio” que les haría más prósperos, prometiendo en su campaña electoral “Pobreza Cero”, ha traicionado todo lo prometido y en sólo en tres meses de gobierno ha aumentado la tasa de la pobreza en cinco por ciento.
Esto significa que desde el 10 de diciembre de 2015, cuando Mauricio Macri asumió el poder, hasta el 10 de marzo pasado, un millón 400 mil argentinos engrosaron las filas de los pobres y de ellos 350 mil personas cayeron en indigencia, reveló un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). No cabe duda que estas cifras aumentarán drásticamente con la política de un “Shock Tarifario” anunciada por el gobierno. Según el actual Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, “el populismo es negativo porque acostumbra al pueblo a recibir cosas gratis”.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció cínicamente que estamos aplicando la reestructuración de la economía “cuidando a los que menos tienen”, agregando que en realidad “estamos avanzando en la dirección que nos dio el pueblo argentino cuando nos dio su voto”. Si el pueblo le “dio” a Macri esta “dirección”, entonces tiene que prepararse a ajustar su cinturón mucho más, pues el mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió hace poco que el crecimiento argentino en 2016 sería negativo (-1%) y posiblemente descendería a —3 por ciento. Todo esto está ocurriendo en medio del silencio cómplice de los medios de comunicación que apenas hace medio año atrás tenían en permanente crítica al gobierno de Cristina Fernández.
No se sabe qué “nueva realidad” puede construir Washington en Argentina, a excepción del sometimiento absoluto del país a los dictados de la Casa Blanca por medio del Grupo Messina, en las condiciones cuando EEUU está en proceso de decadencia económica y social y en retroceso geopolítico internacional. En el reciente libro “Killing the Host” (“Matando al Anfitrión”), su autor Michael Hudson recalcó que “América está ahora en la misma crisis que sufrió Argentina (en los años 1990), Grecia, Letonia y Rusia. Sus economías son nuestro futuro”. Esperar en estas condiciones grandes inversiones norteamericanas y su ayuda, en la que cree y pone sus esperanzas Mauricio Macri, es una ilusión por mucho sometimiento que ofrezca a Washington.
Precisamente los dos gobiernos anteriores salvaron la economía de una catástrofe al cesar en 2002 los pagos al cartel de acreedores encabezado por el FMI. Para los que olvidaron valdría la pena de hacerles acordar que tres meses después de declararse en quiebra el país, se inició la recuperación económica. Entre 2003 y 2015, Argentina redujo el 70 por ciento de la pobreza y el 80 por ciento de la pobreza extrema. Al mismo tiempo, se logró el acuerdo con el 93 por ciento de los acreedores en 2010 y 2015.
Sin embargo, Washington irritado por el populismo kirchnerista ordenó en 2012 el bloqueo a los créditos para Argentina lo que puso en aprieto la economía nacional. Fue el mismo Macri quien increpó en aquellos tiempos al Departamento de Tesoro norteamericano que era “demasiado blando” con Cristina Fernández. Actualmente todos los créditos están desbloqueados, sin embargo, no se está produciendo el flujo de los inversionistas al país que tanto espera Mauricio Macri. Se calcula que la inversión norteamericana en Argentina en 2016 no superará los cuatro mil millones, una cantidad insignificante para la economía nacional. A su vez, el gobierno de Macri tendría que pagar muy pronto 12,5 mil millones de dólares a los fondos buitre, llegando la ganancia de algunos de ellos al 900 por ciento de lo invertido en la compra de la deuda argentina.
En Argentina no se divulgaron los detalles del documento del Departamento de Estado norteamericano, “Fact Sheet: United States-Argentina Relationship”. En el rubro Seguridad y Defensa, EEUU, el creador y auspiciador principal del terrorismo islámico, se compromete, igualmente como lo hizo en México, a formar una red de Centros de Fusión de Inteligencia en las que participarán la CIA, el FBI, la DEA, la DIA y los servicios de inteligencia nacional y local para luchar contra el terrorismo islámico en la Triple Frontera (en el cruce de las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay) donde hay una antigua comunidad libanesa, aunque hasta ahora no se detectó ningún caso terrorista en la región. Lo que le interesa realmente a Washington de ese punto es el Acuífero Guaraní que tiene agua suficiente para abastecer a 6 mil millones de personas durante 20 mil años.
© AFP 2016/ NICHOLAS KAMM
También este documento habla sobre el aumento de la participación militar argentina en las misiones de paz en África, mayor coordinación en el intercambio de información entre las Fuerzas Armadas argentinas con el Comando Sur que se compromete a dar mejor capacitación a sus militares, la instalación de una oficina estadounidense de aduana en el país y de protección fronteriza. A su vez, Argentina en el futuro cercano acabaría con los límites entre las tareas de las Fuerzas Armadas y de la Seguridad Interior como se está produciendo en EEUU y México. El próximo mes tendrá lugar ya el encuentro de trabajo del Departamento de Defensa norteamericano con las Fuerzas Armadas argentinas. En el rubro del comercio y tratados se espera que Argentina abrirá al país al comercio y las finanzas globales convirtiéndose en un socio norteamericano. Seguro, sería el socio al estilo de Carlos Menem y sus “relaciones carnales” con Norteamérica.
La cuestión de socio es algo relativo, pues por muy encantado que quedó Washington con Mauricio Macri, no hicieron nada para prevenir que su socio argentino no fuese incluido en Panama Papers(Panamapapers.isij.org), como un involucrado en los negocios en los paraísos o refugios fiscales. El Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que divulgó documentos sobre 140 personalidades de 50 países con cuentas bancarias en paraísos fiscales, no es una organización completamente independiente. The Center of Public Integrity es su base de financiamiento y a la vez este centro recibe dinero de la Ford Foundation (ligada a la CIA), Carnegie Foundation, el Rockefeller Brothers Fund, Rockefeller Family Fund, W.K. Kellog Foundation, la Open Society Foundation de George Soros entre muchas otras organizaciones de las elites norteamericanas inmersas en el proyecto globalizador del dominio absoluto norteamericano sobre el planeta.
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La revelación de la ICIJ sobre el negocio turbio del presidente en las Bahamas quedó corta porque al día siguiente de su publicación apareció la información de que Mauricio Macri también es parte de una sociedad Kagemusha (un “Guerrero Doble” o un Guerrero Sombra para desviar la atención de los demás) fundada en un paraíso fiscal en 1981 junto con su padre Franco y su hermano Gianfranco. A su vez, Mauricio Macri es director de otras tres sociedades del mismo tipo: Argenconsa SA, Sideco Americana y Fracsocma registrada en Panamá.
Posiblemente los argentinos vieron lo siniestro de Macri pero dudaron en lo que vieron con la ayuda de los medios de comunicación. Una lección para que aprendan bolivianos, ecuatorianos, venezolanos y brasileños, y por qué no en los otros países donde tienen que elegir a la persona que regirá su futuro, como el caso del Perú, pero ese ya es tema de otra columna.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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