La teoría de que todos los acontecimientos en el Oriente Próximo fueron promovidos por EEUU con el fin de aplastar a Libia, no se puede descartar.
Ahora parece que los problemas de Libia si interesan a algunos países que incluso están dispuestos a intervenir si la situación empeora. ¿Será posible una intervención?
Todo el mundo sigue reunido
En la madrugada del viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York aprobó una resolución propuesta por Gran Bretaña, Francia y Líbano sobre la introducción de la zona aérea de exclusión sobre Libia.
Para muchos se trata de una seria medida que debe impedir a las tropas de Maumar Gadafi atacar con aviación las ciudades controladas por la oposición y poner fin al arribo de mercenarios para reprimir la rebelión.
Siguiendo el ejemplo de la ONU, el pasado martes el Consejo de la OTAN en Bruselas sostuvo consultas sobre Libia entre los 28 miembros permanentes de la Alianza. A pesar de que fue una reunión ordinaria, se discutió en ella los planes diseñados por los militares de la OTAN para la intervención en Libia en el caso de “cualquier eventualidad”. Como se sabe ya, la OTAN descarta actuar en Libia sin mandato de la ONU…
EEUU tiene pocas ganas
Toda la semana pasada la población estadounidense estuvo sometida a la presión informativa destinada a mostrar si vale la pena meterse en Libia. A propósito, según recientes encuestas, dos tercios de la población de EEUU creen que la guerra en Afganistán tampoco tiene sentido.
En cuanto a Libia, Washington Post publicó el otro día un artículo muy curioso por el general Wesley Clark quien estuvo al mando de la guerra de Yugoslavia
Clark enumera todas las recientes guerras de EEUU (Afganistán, Iraq, Yugoslavia, Somalia, Líbano, Grenada, etc.) y saca lna conclusión: de que primero hay que responder qué intereses nacionales están bajo peligro y luego compararlos con el precio de la guerra.
A su juicio, en Libia estos intereses no son tan grandes como para lanzarse en acciones bélicas. El petróleo y gas de Libia son objeto de preocupaciones para los europeos, y en cuanto al número de víctimas del régimen, en otros países africanos (en Darfur o Ruanda, por ejemplo) había sido mucho más alto.
Este enfoque de Clark corresponde a las acciones (u omisiones) de EEUU en el conflicto libio.
Los árabes son los más afectados
Todo el mundo está acostumbrado a que cualquier intervención está iniciada y encabezada por EEUU, junto con algún que otro aliado. Pero la situación del Oriente Próximo afecta ante todo los intereses de los árabes.
Su antagonismo contra Gadafi y sus incesantes ideas locas no es ningún secreto. Precisamente la Liga de Estados Árabes se dirigió al Consejo de Seguridad de la ONU a través de Líbano para imponer la zona de exclusión aérea para los aviones de Gadafi. Incluso Irán está contra el mandatario libio.
Libia limita con dos estados bastante fuertes desde el punto de vista militar, Argelia y Egipto. No sería un gran problema mandar a Libia a los pacificadores de los países vecinos. Tanto más que ya todos tienen la idea del desenlace ideal para este conflicto: el fortalecimiento de la rebelde parte oriental del país con la creación del poder alternativo allí, y el posterior acuerdo entre las dos partes. Si Gadafi se va, mejor, pero esto ya no es lo principal.
No es que los árabes sean amantes de la paz. Arabia Saudita acaba de enviar sus tropas a Bahrein sacudido por protestas chiítas. Pero es que en este caso corren riesgo sus propios intereses: la monarquía saudita no puede admitir la victoria de chiítas proiraníes tan cerca. Por lo visto, en el caso de Libia los demás países árabes no tienen motivos tan firmes para intervenir.
Intervención humanitaria
Una de las cuestiones más interesantes son las mencionadas por Wesley Clark víctimas entre la población civil. Recordemos que la indignación común contra Gadafi fue provocada por el uso de tanques de combate contra los manifestantes desarmados, según informaron. Pero ya pasó tiempo. Aquí surge una suposición muy desagradable.
Ahora, tras la implantación de la zona de excepción es posible que Gadafi revise sus planes de utilizar su aviación contra la oposición.
Al respecto vale la pena recordar lamentables precedentes, como por ejemplo, los ataques de Georgia contra la capital de Osetia del Sur, la ciudad de Tsjinvali. Fue un caso clásico del genocidio de la población civil conformado por toneladas de documentos, miles de datos. Pero hoy está en olvido.
Porque el demandante, Osetia del Sur y su población, ya está cansado de buscar la justicia en los tribunales. Otro caso semejante fue el de Serbia con sus víctimas entre la población en 1999. El Tribunal de la Haya consideró sólo los acontecimientos anteriores de la guerra de 1999, como si después no hubiera ocurrido nada. Los serbios, desesperados, dejaron de insistir.
Viejo Condor
RIA Novosti (SIC)
Dmitri Kósirev
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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