Militantes de un grupo japonés de ultraderecha que exigen la devolución de cuatro islas del archipiélago sur de las Kuriles, objeto de una disputa territorial entre Moscú y Tokio a raíz de la Segunda Guerra Mundial, profanaron este lunes la bandera de Rusia frente a la embajada rusa en Tokio, informó desde esa capital el corresponsal de RIA Novosti.
Varios activistas de un grupo radical se presentaron ante la embajada arrastrando por el suelo un tricolor ruso cubierto de jeroglíficos y parcialmente desgarrado. “¡Devolved nuestros territorios! Están ocupados ilegalmente”, coreaban al son de marchas militares sus compañeros subidos en autobuses que recorrían la mañana las calles adyacentes a la legación diplomática.
El incidente se produjo durante la llamada Jornada de los territorios del norte, evento con que grupos nacionalistas en connivencia con el Gobierno conmemoran el Tratado de comercio y fronteras suscrito por Japón y Rusia el 7 de febrero de 1855.
Tokio se remite a ese documento al reivindicar cuatro islas Kuriles del Sur: Itutup, Kunashir, Shikotan y Habomai que para los japoneses siguen siendo “territorios del norte”. Rusia descarta las pretensiones territoriales de Japón y recuerda que esas islas pasaron a formar parte de la Unión Soviética, su antecesora legal, después de la Segunda Guerra Mundial.
En las inmediaciones de la embajada rusa se desplegaron hoy varios centenares de policías en cascos y chalecos antibala, así como numerosos agentes de paisano. También se enviaron a la zona decenas de todoterrenos y autobuses blindados. Uno de los agentes señaló que la presencia de militantes de ultraderecha en esa Jornada es más amplia que en las ediciones anteriores.
El latente contencioso territorial entre Moscú y Tokio se reavivó en noviembre pasado, después de que el presidente ruso Dmitri Medvédev viajara a la isla de Kunashir, una de las cuatro disputadas. Fue la primera visita de un líder ruso a estos territorios, pilló a Tokio por sorpresa e incluso le costó el puesto al embajador japonés en Moscú, pues no supo avisar a la cancillería de lo que se les venía encima.
Ante la reacción negativa de Tokio, Rusia subrayó que el jefe del Estado no tiene por qué acordar sus itinerarios domésticos con instancias foráneas.
Varios funcionarios rusos de alto rango, entre ellos, el ministro de Defensa Anatoli Serdiukov, siguieron en los últimos meses el ejemplo de Medvédev y también hicieron actos de presencia en las Kuriles del Sur.
El primer ministro de Japón, Naoto Kan, recordó hoy haber “censurado en términos drásticos” la visita de Medvédev a las Kuriles y la calificó de “descortesía improcedente”.
El contencioso de las islas Kuriles del Sur, incorporadas a Rusia al término de la Segunda Guerra Mundial, obstruye la firma de un tratado de paz entre Japón y Rusia.
Una declaración conjunta que Japón y la Unión Soviética suscribieron en 1956 prevé el posible traspaso de dos islas a Japón tras la firma del tratado de paz pero Japón insiste en la devolución de las cuatro islas disputadas.
Viejo Condor
Ria Novosti (SIC)
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